Los indicadores impresionantes de crecimiento económico no bastan para sacar a un país de la pobreza, alertó con inusual valentía la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (Cespap) de la Organización de las Naciones Unidas.
La advertencia de la Cespap, con sede en Bangkok, acompañó a su predicción el lunes sobre un crecimiento económico de 6,2 por ciento para la región el año próximo, muy por encima del promedio mundial previsto de 3,5 por ciento, igual al pronóstico para la economía de Estados Unidos.
Según los expertos de la comisión, China crecerá 8,8 por ciento, Kazajstán 8,5 por ciento, Vietnam 7,3 por ciento, India 6,8 por ciento y Tailandia seis por ciento, mientras el promedio de la Unión Europea (UE) será sólo 2,5 por ciento.
Pero al mismo tiempo crecerá la tasa de desempleo en Asia-Pacífico, señaló el secretario ejecutivo de la Cespap, Kim Hak-Su.
El caso sudcoreano, que muchos consideran una historia de éxito en Asia tras la crisis financiera regional de 1997, es empleado para mostrar que las tasas de crecimiento son engañosas si se desea medir la situación de los habitantes de un país.
Corea del Sur logró crecimiento económico mientras perdía puestos de trabajo, dijo Kim a periodistas.
Según la Cespap, la economía sudcoreana creció 3,2 por ciento en 2003 y 5,2 por ciento este año, y los técnicos de esa comisión esperan que el crecimiento en 2005 esté alrededor de 4,2 por ciento. Pero de fines de 2002 a fines de este año, el desempleo aumentó de 2,8 a 3,6 por ciento de la población económicamente activa.
El mismo problema puede existir en otros países de Asia-Pacífico el año próximo, apuntaron otros altos funcionarios de la Cespap.
El crecimiento sin empleos es un gran problema en la región, y quienes deciden las políticas deben asegurarse de lograr un crecimiento a favor de los pobres, opinó el director de la división de investigación y análisis de políticas de la Cespap, Raj Kumar.
No podemos confiar sólo en el comercio para ayudar a los pobres, aseveró.
Malasia, otro caso estelar de recuperación de crecimiento tras la crisis de 1997, es afectada por la misma contradicción que Corea del Sur, ya que la tasa de desempleo se duplicó desde enero de 2002, explicó Kumar a IPS.
El enfoque de la Cespap fue elogiado por quienes acusan al Banco Mundial de promover, en aras del crecimiento, reformas con graves consecuencias sociales.
Es estupendo que organizaciones como la Cespap digan esto, porque así pueden crear un nuevo debate sobre políticas, comentó a IPS Nicola Bullard, del grupo de expertos Foco sobre el Sur Global, con sede en Bangkok.
La visión predominante está centrada de forma tan obsesiva en el crecimiento que no mira el empleo. El crecimiento es sólo un indicador económico, y nada dice sobre quiénes son los ganadores y los perdedores, o cuáles serán las consecuencias sociales, arguyó la especialista.
Según Kumar, los signos de crecimiento sin empleo en Corea del Sur, Malasia y algunas zonas de otros países se deben a economías diseñadas en función de sectores clave como el de las tecnologías de la información, de modo que hay nuevos puestos de trabajo en ese sector y el de servicios, pero no tantos en el sector manufacturero.
Sea como fuere, la insuficiente creación de empleo es sólo uno de muchos riesgos previstos para las economías de Asia-Pacífico el año próximo, junto con la inestabilidad de precios del petróleo, el debilitamiento del dólar y la desaceleración del crecimiento económico de China, Estados Unidos y Japón.
Si las tres grandes economías se enlentecen, eso afectará en forma adversa a las de Asia-Pacífico que dependen de la exportación, y las más pequeñas de la región, cuyas ventas a otros países se concentran en el sector de la vestimenta, serán especialmente perjudicadas luego de que cese este mes la vigencia del Acuerdo Multi Fibra, sostuvo Kim.
Ese acuerdo otorgó a países en desarrollo cuotas para exportar vestimentas a Estados Unidos y la UE, y entre los beneficiados estuvieron Bangladesh, Camboya, Nepal, Pakistán y Vietnam.
Expertos de la Cespap temen que cientos de miles de trabajadores del sector de la vestimenta, en su mayoría mujeres jóvenes, pierdan sus empleos cuando cese ese sistema de cuotas y sus países deban afrontar competencia en un marco de libre mercado, que en cambio beneficiará a naciones como China, que cuentan con grandes recursos de mano de obra barata.
La Organización Internacional del Trabajo afirmó en un informe lanzado la semana pasada que es preciso crear puestos de trabajo productivos y decentes para ayudar a casi 1.400 millones de personas que viven en la pobreza.