ECONOMÍA-AMÉRICA LATINA: Gran crecimiento y desafíos pendientes

La economía de América Latina y el Caribe creció este año 5,5 por ciento, superando expectativas, pero sin despejar riesgos ni desafíos estructurales y moviendo apenas un ápice la incidencia de la pobreza.

Esos riesgos y desafíos impiden una reactivación sostenible a mediano y largo plazo, señaló este miércoles la Cepal.

La reactivación de Estados Unidos y la sostenida expansión de China fueron las locomotoras que tiraron el tren del crecimiento latinoamericano al incrementar las exportaciones regionales, de acuerdo con el informe anual de Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas).

José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la agencia regional con sede en Santiago de Chile, destacó que el buen desempeño de 2004 parece configurar un nuevo escenario, ya que por primera vez la expansión del producto interno bruto (PIB) se dio en un contexto de baja de la inversión y aumento de la salida neta de capitales.

Sin embargo, hay factores de riesgo en el corto plazo, que implicarán un crecimiento menor en 2005, mientras persisten desafíos estructurales para una mejor inserción internacional de las economías latinoamericanas y el aumento de la inversión y la productividad, dijo Machinea, ex ministro de Economía de Argentina.

La expansión del PIB regional este año se debe también a la modesta base de comparación con el crecimiento de 1,9 por ciento de 2003 y la caída de 0,5 por ciento de 2002, señalaron economistas chilenos consultados por IPS, como Francisco Garcés, del liberal Instituto Libertad y Desarrollo.

El crecimiento de 5,5 por ciento es el más alto de la última década y superó la tasa de 5,2 por ciento de 1997, previa a los efectos de la llamada crisis asiática y de la desaceleración de la economía estadounidense que crearon un escenario económico difícil hasta los primeros años de este siglo.

Venezuela tuvo este año el mayor aumento del PIB, con 18 por ciento, seguida de Uruguay, con 12 por ciento, Argentina (8,2), Ecuador (6,3), Panamá (6,0), Chile (5,8), Brasil (5,2), Perú (4,6), Honduras (4,3), México y Costa Rica (4,1), Nicaragua (4,0), Bolivia (3,8), Colombia (3,3), Cuba (3,0) y Paraguay, con un PIB de 2,8 por ciento.

En el tramo inferior, Guatemala creció 2,6 por ciento y El Salvador y República Dominicana 1,8 por ciento. En promedio las economías del Caribe tuvieron una expansión del producto de 4,3 por ciento.

La única economía con resultado recesivo este año fue la de Haití, con una caída de tres por ciento, como consecuencia del efecto combinado de la violencia política que estalló en febrero con el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide y del devastador impacto de los huracanes de septiembre.

Para 2005 la agencia de la ONU estima un crecimiento del PIB regional de cuatro por ciento, como consecuencia de la evolución de la economía mundial, que este año creció en torno a cuatro por ciento, pero se expandirá tres por ciento en los próximos 12 meses. En 2003 el crecimiento mundial fue de 2,6 por ciento.

El comercio internacional creció este año nueve por ciento y fue el gran pivote de las economías latinoamericanas, cuyas exportaciones se expandieron 22,4 por ciento, mientras que las importaciones crecieron 19,8 por ciento. Los precios de los productos exportados de la región crecieron 10,5 por ciento, y los de los importados 4,7 por ciento.

El mejoramiento de los términos de intercambio, del orden de 5,6 por ciento, se vio estimulado por tipos de cambio más competitivos para los exportadores, como consecuencia de la apreciación del dólar en países como Argentina y Uruguay, y el aumento del precio del petróleo, que favoreció sobre todo a Venezuela.

Entre los resultados positivos de este año se cuenta una nueva baja de la tasa de inflación regional, que será de 7,7 por ciento, frente a 8,5 de 2003 y 12,1 por ciento de 2002. No obstante, Machinea advirtió que hay algunos signos de rebrote de aumentos de precios en México y Brasil.

El informe de Cepal registra igualmente un aumento del empleo urbano de 3,8 por ciento, lo cual posibilitó una reducción del desempleo de 10,7 a 10 por ciento. ”La caída de la tasa de desempleo fue la mayor desde 1986”, subrayó la agencia regional.

Sin embargo, el crecimiento del empleo se concentró fundamentalmente en cuatro países (Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela) y pese a los positivos índices, la desocupación de América Latina sigue siendo alta, subrayó Machinea.

Del mismo modo, el funcionario recordó que la disminución de la pobreza será mínima este año.

Según la Cepal, en 2003 había en la región 226 millones de personas pobres, de las cuales 100 millones eran indigentes.

Este año, la cantidad de pobres se estima en 222 millones. Esa reducción de cuatro millones se registra entre la población que sufre pobreza extrema (96 millones), mientras los pobres no indigentes siguen siendo 126 millones.

En síntesis, la pobreza sigue afectando a una proporción muy alta de la población de América Latina y el Caribe, equivalente a más de 40 por ciento del total.

”El modelo neoliberal que se aplica en América Latina no hace más que agudizar las desigualdades. Es un modelo que funciona para el 20 por ciento de la población más rica y margina al 80 por ciento más pobre”, dijo a IPS el economista Jacques Chonchol, ex ministro de Agricultura en el gobierno de Salvador Allende (1970-1973).

”Una de las características de este modelo es que puede hacer crecer la economía pero no el trabajo. Se mantiene un alto desempleo y al mismo tiempo se agudizan las desigualdades en la distribución del ingreso”, agregó Chonchol.

Manuel Riesco, economista del Cenda (Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo), dijo a IPS que el crecimiento económico regional no se debe al modelo neoliberal, sino que sus bases están en ”el esfuerzo del Estado desarrollista durante el siglo XX”.

El neoliberalismo ha tenido éxito en establecer equilibrios macroeconómicos, ”pero lo que se ve para las próximas décadas es un énfasis en desarrollar nuevos estados de bienestar desarrollistas, con énfasis en la inclusión” social, agregó Riesco, quien ilustró estas tendencias con los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y de Néstor Kirchner en Argentina.

Para Francisco Garcés, en cambio, el modelo de economía de mercado es el único que ha permitido salir de situaciones de pobreza, desempleo y desigualdad en la distribución del ingreso, si tiene una implementación coherente, ”como lo han logrado economías tales como Nueva Zelanda, Australia, Irlanda y el mismo Chile”.

A su juicio, uno de los factores de incertidumbre en la economía de América Latina radica en que muchos de sus países ”tienen debilidades macroeconómicas” y no están aprovechando la actual reactivación ”para hacer cambios estructurales” que fortalezcan la economía de mercado.

Chonchol advirtió que las economías latinoamericanas carecen de capacidad de desarrollo autónoma y siguen muy atadas a la exportación de materias primas. ”Cualquier mal paso en el contexto internacional tendría repercusiones muy negativas en la mayor parte de los países de la región”, dijo a IPS.

En el informe de Cepal se advierten los riesgos que representa un sostenido aumento de los precios del petróleo, así como la pérdida de dinamismo relativa, tanto de Estados Unidos como de China.

Machinea comentó que en tanto China se resiste a las presiones de Estados Unidos para que aprecie el tipo de cambio con base en sus altas reservas monetarias, ello podría desatar un proteccionismo de Washington y una posterior guerra comercial entre las dos locomotoras actuales de la economía mundial.

En una perspectiva estructural, el secretario ejecutivo de Cepal insistió en que las tasas de inversión de América Latina, del orden de 19 por ciento del PIB, siguen siendo muy bajas en comparación con tasas entre 30 y 40 por ciento que posibilitaron el crecimiento de economías como las de Japón, luego Corea del Sur y actualmente China.

Machinea acotó igualmente que la inserción internacional de América Latina no debe darse solo a través de exportaciones y tratados de libre comercio, sino que ambos deben ser funcionales a políticas que apuesten a generar conocimiento y diversificación de la producción exportable con mayor valor agregado.

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