Unas 600 ciudades del mundo contribuyen a reducir el recalentamiento del planeta alentando el transporte en bicicleta, el alumbrado público de consumo eficiente, la reforestación de parques o la captura de gases contaminantes de la basura.
Las experiencias se presentaron este lunes en un encuentro organizado por el Consejo Internacional para Iniciativas Ambientales Locales (cuya sigla en inglés es ICLEI), con representantes de seis ciudades del mundo, en el marco de la Décima Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, iniciada el 6 de este mes en Buenos Aires.
La conferencia, de la que participan unos 5.000 delegados gubernamentales y centenares de organizaciones no gubernamentales, finalizará el viernes 17 con las conclusiones de ministros y diplomáticos de casi 190 países del mundo.
Del encuentro de este lunes participó el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, el alcalde de la ciudad italiana de Milán, Gabriel Albertini, el de la estadounidense Salt Lake City, Ross Anderson, la vicealcaldesa de la española Barcelona, Imma Mayol, y el de la brasileña Betim, Carlaile Pedrosa.
Esos municipios forman parte de la red Gobiernos Locales por la Sustentabilidad que, con casi 600 ciudades del mundo, es responsable de 15 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero (que provocan el recalentamiento de la atmósfera), explicó a IPS Pablo Pontes, asistente técnico del programa Ciudades para la Protección del Clima, de ICLEI.
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El objetivo es sumar esfuerzos locales para contribuir a (resolver) el problema global, dijo Pontes. Las ciudades se constituyen en verdaderos laboratorios para las acciones destinadas a reducir la contaminación de gases invernadero en el manejo de residuos, el uso de la energía y el transporte, abundó.
Para participar del programa, las ciudades deben presentar un inventario de sus emisiones y definir las metas de abatimiento de contaminación que se proponen alcanzar en un plazo determinado. Luego elaboran un plan de acción para alcanzar esos objetivos y lo implementan con asesoramiento técnico y supervisión de ICLEI.
Mediante esta campaña, muchas urbes lograron bajar la cantidad de automóviles y vehículos de transporte público que funcionan con combustibles fósiles en beneficio de otros menos contaminantes y se elevó el uso de bicicletas y de otros medios más limpios, como los trenes subterráneos.
Buenos Aires, sede de la conferencia, se propuso estabilizar sus emisiones para 2010 y en ese marco adoptó una política basada sobre cuatro pilares: extender la red de subterráneos, aumentar la eficiencia del alumbrado en las calles, promover el uso de bicicletas y el de combustibles más limpios que los derivados del petróleo.
El uso de las bicicletas fue promovido por el gobierno de Ibarra, reelecto en 2003, y actualmente hay 18 kilómetros de carriles preferenciales en avenidas y calles y 15 kilómetros de bicisendas.
El plan es multiplicar por cinco la red actual para 2009, crear estacionamientos especiales y estaciones de servicio para los ciclistas.
Otras ciudades desarrollaron programas de eficiencia energética en el uso de lámparas de alumbrado público, como Goiania en Brasil y Querétaro en México, o adoptaron normas locales para la utilización obligatoria de paneles solares en el calentamiento de agua de edificios nuevos, como Barcelona.
Durante su presentación en la conferencia, la vicealcaldesa de la ciudad española destacó que en dos años se multiplicó por 10 el uso de paneles solares en Barcelona, no sólo destinados a construcciones nuevas —como establece la ordenanza— sino también a edificios preexistentes, que optaron por plegarse a la experiencia.
La ciudad de Porto Alegre, en Brasil, consiguió aumentar su capacidad de absorber dióxido de carbono (el principal gas invernadero) mediante la reforestación de sus parques. Mientras San Pablo y Río de Janeiro lograron un manejo más sustentable de los residuos, recogiendo el gas metano que libera la descomposición de la basura.
Milán se propuso un plan a 10 años con énfasis en el transporte y el incentivo del gas natural (menos contaminante que el petróleo) para la calefacción en la administración pública y en residencias particulares.
La campaña no se limita a la acción con los gobiernos sino que también apoya las acciones que van dirigidas a la comunidad, dijo Pontes. Por ejemplo, los programas de educación vial para un manejo menos contaminante de los automóviles o el uso más eficiente de la energía eléctrica.
El alcalde de Salt Lake City, Ross Anderson, sostuvo que su ciudad bajó la contaminación con métodos simples, innovadores y de bajo costo y exhortó a empresarios, entidades financieras y agencias multilaterales de crédito a confiar en las ciudades como destinatarias de financiamiento de proyectos para reducir los gases que contribuyen al cambio climático.
Los alcaldes presentaron una declaración a los delegados gubernamentales de la Décima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
En ella urgen a gobiernos, empresarios, instituciones financieras y grupos de la sociedad civil a aunar esfuerzos para empujar proyectos que realmente hagan la diferencia.
Los representantes de gobiernos locales se consideran actores claves en el esfuerzo de reducir emisiones y reclaman que sus puntos de vista sean integrados a las negociaciones multilaterales sobre cambio climático y a las decisiones de políticas nacionales, ámbito en el que pueden ofrecer un ejemplo, afirman.