LENGUA: Un diccionario indudable

Cualquiera de los 400 millones de hispanohablantes puede ir a un cóctel, como se dice en España o en el Cono Sur de América, o a un coctel, acentuando la palabra en la última sílaba como se usa en el resto de la región. Pero algo que nadie debe hacer es alardear de asistir a un ”cocktail”.

El término en cuestión es uno de los 7.000 ejemplos del nuevo Diccionario Panhispánico de Dudas, que se presentó este jueves en la centro-oriental argentina de Rosario en el marco del III Congreso Internacional de la Lengua Española, donde académicos, escritores y periodistas debaten sobre ”Identidad lingüística y Globalización”.

El director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, explicó que la idea de este trabajo, que llevó cinco años, surgió en el I Congreso de la Lengua celebrado en 1997 en Zacatecas, México.

Desde entonces, la RAE mantiene en la red mundial de computadoras el servicio ”Español al día”, un sitio al que ingresan alrededor de 250 consultas diarias.

En respuesta a las dudas más frecuentes recogidas en ese servicio, una comisión integrada por presidentes de cinco academias de letras en representación de igual cantidad de regiones geográficas hispanoparlantes decidió sobre las varias versiones aceptadas de un mismo término y su ubicación comenzando por ubicar primero a la más usada.
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Así, coctel estará primero en el diccionario, seguido de cóctel, un modo menos usado en el mundo hispanohablante. Los académicos también se resignaron a anglicismos insustituibles como ”software”, que según explicó el director de la Academia Argentina de Letras, Pedro Barcia, ”requeriría una frase completa en su reemplazo”.

Pero sugirieron en esos casos utilizar comillas, cursiva o bastardilla para señalar que el término no pertenece al idioma castellano.

Para las palabras donde el término extranjero tiene ya enorme aceptación, el diccionario de dudas sugiere la castellanización, por ejemplo para ”sponsor” o ”scanner” se recomienda esponsor o escaner. Para ”zoom” escribir ”zum” como se lee en español y para ”club” diferenciarse de la palabra inglesa en la pronunciación marcando la ”u”.

Cuando el uso de anglicismos es del todo superfluo se descarta, como en el caso de ”abstract” por resumen, ”attach” para aludir a un documento adjunto o ”password” en lugar de contraseña.

Pero en otros casos, los académicos se resignan como ocurre con ”mouse”, mucho más usado que ”ratón” para identificar el comando de una computadora.

Además, se podrá nombra la Amazonia también del modo menos común que es Amazonía, como se usa en Perú, Ecuador y Venezuela, y béisbol es una palabra que puede ser utilizada con o sin acento, pues se usa de las dos maneras en distintos lugares para indicar el mismo deporte.

En cambio, definitivamente no hay que decir líbido por deseo sexual, sino libido. Tampoco será correcto seguir diciendo calcamonía en lugar de calcomanía, cónyugue en lugar de cónyuge, ni disgresión sino digresión. Todos errores sobre los cuales se realizan consultas con mayor asiduidad.

El nuevo Diccionario Panhispánico de Dudas, además, acepta ponerles plural a los latinismos, como por ejemplo ratios.

Barcia explicó a IPS que el diccionario, que saldrá a la venta en mayo, es una muestra cabal de que ”la autoridad de la lengua no la tiene más la RAE”.

”La Real Academia Española no acepta ni rechaza términos sino que las expresiones se incorporan o no con el consenso panhispánico de todas las academias”, remarcó.

García de la Concha coincidió en que el espíritu del diccionario fue el de recoger ”la expresión mayoritaria”. ”El eje del español se desplazó hoy a Hispanoamérica, por eso las academias adoptamos la norma de que, cuando una forma es más usada en una zona de América, va por delante de la que se utiliza en España”, aseguró.

Así lo señaló también Humberto López Morales, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española y titular de la Academia de Puerto Rico.

López Morales aclaró que ”el diccionario no persigue en absoluto la liquidación de variedades regionales a favor de mantener la unidad del español”.

El experto comentó que la idea, en cambio, es fomentar la unidad idiomática a través de aceptar las variantes regionales, para evitar la fragmentación que se registra ya entre España y América en algunos casos.

”Si hubiéramos tenido este diccionario hace unos años no hubiera ocurrido que en España se diga ”ordenador” y en América ”computadora”, o que en España se diga ”móvil” y en América ”teléfono celular”, apuntó a modo de ejemplo.

Respecto del marco teórico para la discusión, el presidente de la academia mexicana José Moreno de Alba explicó que la palabra ”norma” tiene dos sentidos, el de señalar un hábito, una costumbre por un lado, y también el de aludir a la ley, la regla, la orden a cumplir, diferenció.

”Para crear este cuerpo normativo tuvimos muy en cuenta que una norma como regla sólo podrá tener éxito si se da después de la norma como hábito. El hábito debe preceder a la norma, y esto fue lo que ocurrió con el diccionario”, señaló.

Pero añadió algo más, que a su juicio constituye la novedad del texto. Algunas dudas reclamaron atender no sólo la norma general sino también respetar las regionales, que fue lo que se hizo en este caso.

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