FINANZAS: La hora del microcrédito

Lo pequeño ha cobrado importancia en el mundo de las finanzas. Dicho de otro modo, el negocio de los microcréditos está prosperando, y con él la vida de millones de personas que carecen de acceso a servicios financieros básicos.

Esta es la conclusión de un informe del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Roma, en preparación para un activo Año Internacional del Microcrédito, en 2005.

Hay una gama muy amplia de microcréditos, dentro de ciertos límites. ”Un nuevo prestatario puede solicitar 50 dólares”, señaló Gary Howe, jefe de estrategia de desarrollo del FIDA.

No parece mucho, pero con ese dinero ”se pueden comprar tres cabras, semillas, fertilizantes, herramientas”, y ”una vez reembolsado el préstamo, se puede pedir hasta 500 dólares para la compra de máquinas”, dijo a IPS.

El pionero mundial de los servicios microfinancieros ha sido el Grameen Bank, de Bangladesh, que actualmente sirve a 2,4 millones de clientes. ”Comenzó como una actividad experimental. Después se transformó en una organización no gubernamental (ONG), y luego en un banco”, explicó Howe.

Los servicios microfinancieros siguen esa tendencia al trasladarse de ONG benéficas a estructuras financieras. Y cada vez más, se encaminan a través de instituciones nacionales capaces de relacionarse con ONG y el mundo.

Esta corrida hacia proveedores más especializados y experimentados es buena para las microfinanzas, opinó Howe. ”Es mejor trabajar a través de instituciones con autocontrol financiero y probidad. Esto facilita la regulación y otorga a la industria una voz en relación con los reguladores”, señaló.

Las microfinanzas comienzan a llamar la atención de actores financieros de gran peso en el mundo.

El Año Internacional del Microcrédito, designado por la ONU, se lanzará el próximo día 18 desde bolsas de valores de varias ciudades importantes, como Nueva York y Milán, para darle una plataforma más mundial.

En los últimos cinco años, el sector microfinanciero ha crecido a un ritmo de 25 a 30 por ciento anual, destacó el FIDA.

”Sesenta y tres de las principales instituciones microfinancieras del mundo tuvieron un rendimiento promedio de 2,5 por ciento de sus activos totales, lo que se compara favorablemente con los réditos del sector de la banca comercial”, resaltó la agencia.

En países tan diversos como Bangladesh, Benín y República Dominicana, el porcentaje de reembolso llega hasta 97 por ciento.

”Instituciones financieras comerciales como el Triodos Bank de Holanda, el Citibank de Estados Unidos y el Deutsche Bank se están volcando al microcrédito, atraídos por el 'doble beneficio' de obtener ganancias y contribuir a la reducción de la pobreza mundial”, subraya el informe.

Más de 60 fondos de inversión han incorporado los microcréditos a sus carteras, y cerca de 70 por ciento de ellos aparecieron en los últimos dos años, señala el documento.

”Los pobres se están transformando en parte del mercado financiero mundial y quieren acceder a una mayor variedad de servicios y productos financieros”, dijo Lennart Bage, presidente del FIDA, en una declaración.

”Para atender sus necesidades, debemos hacer que las microfinanzas se acerquen al sistema financiero formal”, exhortó.

Muchos grandes actores financieros están tejiendo vínculos con sistemas microfinancieros nacionales.

El propio FIDA, además de promover la tecnología del microcrédito, tiene una cartera de proyectos de 640 millones de dólares en actividades de financiación rural, que representa 30 por ciento de sus planes en curso. Además, dos tercios de los proyectos de la agencia tienen algún componente microfinanciero.

Según Howe, los microcréditos pueden dar un gran empuje a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, porque ”aumentan la capacidad de ganar más”. Una de esas metas, acordadas por los países miembros de la ONU en 2000, es reducir la cantidad de pobres a la mitad para el año 2015.

Los microcréditos son más eficaces contra la pobreza que la cooperación para el desarrollo, porque pueden ”ayudar a aumentar la productividad y las ganancias de los pobres”.

En especial, los microcréditos son muy buenos para las mujeres, que tradicionalmente han tenido muy poco acceso a la tierra y a los mercados. ”Los microcréditos han abierto su ventana al mundo. Han tenido un impacto muy profundo en su salud y educación”, destacó Howe.

El informe del FIDA reconoce que las microfinanzas todavía no han alcanzado al 25 por ciento más pobre entre los pobres. ”La mayoría de los microcréditos se otorgan en zonas urbanas o semiurbanas, porque brindar un servicio es más fácil cuando la gente está junta”, explicó Howe.

El FIDA está buscando métodos para reducir el costo de llevar microcréditos a las áreas rurales.

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