AMBIENTE-TAILANDIA: Papaya transgénica divide reunión internacional

Una variedad transgénica de papaya, el fruto más popular de Tailandia, está en el centro de una caldeada controversia que se trasladará desde este miércoles al tercer congreso de la Unión Internacional para la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), en la capital del país.

El segundo congreso de la IUCN, realizado en Amman en 2000, expresó su preocupación por el peligro de que la producción de organismos genéticamente modificados disminuya en forma significativa la biodiversidad, y señaló que "aún no estaba adecuadamente demostrado" el potencial de los cultivos transgénicos para "lograr seguridad alimentaria mundial".

"Para centrar las decisiones en esta área, debemos desarrollar una comprensión colectiva más detallada de la controversia científica subyacente al debate sobre bioseguridad", señaló la IUCN.

El tercer congreso, que terminará el 25 de este mes, reunirá a representantes de 81 países, 114 agencias gubernamentales y más de 800 organizaciones no gubernamentales (ONG), junto otros 10.000 científicos y expertos de 181 países.

A fines de julio, la ONG internacional ambientalista Greenpeace informó que cultivos experimentales de papayo transgénico realizados por el gobierno tailandés en la nororiental provincia de Khon Kaen contaminaban a las variedades naturales producidas en el área.

La papaya transgénica fue desarrollada para resistir el virus ringspot (mancha en forma de anillo, en inglés, por su manifestación típica en las hojas de plantas infectadas), mediante la introducción en ella de un gen de ese virus.

El 27 de julio, activistas por el ambiente con vestimenta protectora invadieron los campos del gobierno en Khon Kaen y arrancaron papayas de los árboles genéticamente modificados, para depositarlas en contenedores de material peligroso.

El Departmento de Agricultura presentó cargos contra Greenpeace por causar daños a su propiedad, y dirigentes de la organización debieron comparecer el 8 de este mes ante la Corte Provincial de Khon Kaen.

"El gobierno pelea con uñas y dientes para encubrir que es responsable del desastre ambiental", dijo a periodistas el director ejecutivo de Greenpeace para Asia sudoriental, Jiragorn Gajaseni, tras la comparecencia de activistas ante la justicia.

Esa ONG realizó dobles controles, en laboratorios independientes, de lotes de semillas de la variedad nativa de papayo Khak Dam Tha Phra, vendidas a granjeros por investigadores del Departamento de Agricultura en Khon Kaen, y comprobó contaminación con variedades transgénicas, aseguró a IPS Varoonvarn Svangsopakul, de la campaña de Greenpeace contra organismos genéticamente modificados.

"El campo experimental (de esa provincia), rodeado solamente por alambrados de púas y árboles de banano, fue identificado por Greenpeace como la fuente de esas semillas modificadas. El gobierno debe actuar de inmediato e imponer una total prohibición de ensayos en el terreno de cosechas transgénicas, incluyendo las realizadas en sus propias estaciones experimentales", alegó la activista.

"Se ha vuelto muy claro para el pueblo tailandés que nopodemos permitir a un pequeño grupo de científicos, y ni siquiera al gobierno, tomar decisiones inconsultas sobre cultivos transgénicos", opinó Witoon Lianchamroon, director de BioThai, una ONG dedicada a preservar la biodiversidad tailandesa.

"El mejor modo de controlar la contaminación es detener todos los ensayos de organismos genéticamente modificados. Cuando los transgénicos se filtran al ambiente, (…) nadie puede controlar la polinización ni evitar la contaminación. Eso causa problemas de seguridad alimentaria, y en el conjunto del sistema de alimentos", destacó.

El mes pasado, la Organización Mundial de la Salud sugirió a Tailandia profundizar la investigación sobre organismos genéticamente modificados, para prevenir eventuales riesgos sanitarios relacionados con alimentos transgénicos.

Pero el primer ministro Thaksin Shinawatra vacila. El 21 de agosto irritó a ambientalistas, grupos de agricultores y redes de consumidores al dejar sin efecto una prohibición de cultivos comerciales transgénicos que estaba vigente desde 2001, y 10 días después volvió a implantarla, y encomendó a un comité de académicos investigar la cuestión, sin que hasta ahora haya novedades en la materia.

"Si Thaksin no impide los cultivos genéticamente modificados, impediremos que logre otro mandato como primer ministro", dijo Witoon a IPS.

"Se han realizado algunas pruebas, pero los efectos a largo plazo en humanos se desconocen, y aún estamos en tinieblas acerca de las consecuencias y ramificaciones de que las variedades trangénicas se mezclen con las demás", comentó la científica Janet Cotter, que trabaja para Greenpeace en Gran Bretaña.

Sin embargo, algunos agricultores pueden preferir las variedades transgénicas, más fáciles de cuidar porque son "de 90 a 100 por ciento inmune al virus ringspot", dijo al diario Bangkok Post el renombrado productor de papayas Prung Pomkoed, de Nakhon Chaisi, un distrito de la central provincia de Nakhon Pathom.

No hay cómo impedir por completo que ese virus ataque a los árboles y a veces los destruya, extendiéndose con rapidez al ser transportado por una pequeña mosca que se alimenta de frutos, explicó.

El único recurso disponible es "usar insecticida para exterminar a esas moscas, lo que en el mejor de los casos reduce el daño", según Prung.

Científicos de Malasia, Indonesia, Filipinas y Vietnam también tratan de desarrollar variedades de papayo resistentes al virus ringspot, pero en esos países aún se está en la fase de ensayos en invernadero.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe