El movimiento ambientalista quiere ser un estrecho aliado de los pobres en su lucha por mejorar su calidad de vida, consciente de que la protección de áreas naturales priva a muchas comunidades del acceso a recursos vitales para su sustento.
En muchas partes del mundo, los aldeanos pobres viven alrededor de parques nacionales, destacó Steve Bass, principal asesor ambiental del Departamento de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, en entrevista con IPS.
Por ejemplo, los pobres ya no pueden tener acceso a tierras de pastoreo ni trasladarse cuando llegan las lluvias, dijo.
Bass y otros participantes del tercer Congreso Mundial de la Naturaleza, en curso en Bangkok, pusieron énfasis en el vínculo entre el alivio de la pobreza y los esfuerzos por salvar al planeta de la devastación.
El alejamiento de los temas tradicionales del movimiento conservacionista se aprecia con claridad en cuatro propuestas sobre la pobreza presentadas por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), la organización convocante de la conferencia.
Una de las propuestas exhorta a los participantes a lanzar programas para combatir la pobreza mediante la conservación de la naturaleza y ayudar a desarrollar y conservar los recursos naturales, en particular el agua, la tierra y la biodiversidad agrícola para contribuir a la seguridad alimentaria de los pobres.
Otra exhorta a los ecologistas a considerar los aspectos de la pobreza y la conservación ambiental relacionados con los derechos humanos en su misión general.
Esta es la primera vez que el alivio de la pobreza recibe tanta importancia en un congreso de la UICN, destacó William Jackson, director de programas mundiales de la organización, con sede en Suiza.
Nunca habíamos tenido propuestas tan detalladas sobre la pobreza, ni tantas a la vez, dijo a IPS.
Hasta ahora, explicó, los ecologistas tenían una visión simplista de la pobreza, relacionada con el dinero o la agricultura de subsistencia, pero ahora se han dado cuenta de que hay diferentes niveles de pobreza, por ejemplo el grado de vulnerabilidad a los desastres naturales o al impacto del cambio climático.
A la conferencia en la capital de Tailandia asisten delegados de 81 gobiernos, 114 agencias estatales, más de 800 organizaciones no gubernamentales (ONG) y unos 10.000 científicos y expertos de 181 países..
El congreso, considerado una de las mayores reuniones de carácter ambientalista de la historia, comenzó el día 17 y terminará el 25. Las propuestas sobre pobreza se discuten en una asamblea de miembros de la UICN, que incluye a representantes de organismos gubernamentales y no gubernamentales.
Algunos fundamentos de la necesidad de vincular la pobreza y la conservación ambiental pueden apreciarse en un libro que la UICN publicará en marzo de 2005.
Una sinopsis del libro, titulado 'Poverty and Conservation – Landscapes, People and Power (Pobreza y conservación: Paisajes, gente y poder), sostiene que el ambientalismo puede ayudar a los pobres sin comprometer su objetivo fundamental de mantener la diversidad biológica del planeta.
El libro no exonera de culpas a los ecologistas por la agudización de la pobreza en algunas áreas rurales del mundo en desarrollo.
La conservación ambiental puede aumentar los costos impuestos a los pobres, por ejemplo cuando éstos son excluidos del acceso a recursos (naturales) en áreas protegidas, señala.
Otros informes que circularon en la reunión de Bangkok reforzaron este argumento, señalando que la mayoría de los pobres del mundo viven en o cerca de zonas del planeta que los ambientalistas están determinados a proteger.
Actualmente, más de 1.300 millones de personas viven en la extrema pobreza, con menos de un dólar al día.
Los países más golpeados por la pobreza se encuentran en regiones tropicales y subtropicales, que también son ricas en recursos naturales, observa un artículo distribuico por el Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo, con sede en Londres.
Mientras, la Oficina de Referencia de Población, de Washington, señaló que las familias campesinas pobres utilizan la agricultura de corte y quema para sustentarse y suelen usar productos forestales como combustible, forraje y material de construcción, además de vivir en zonas ambientalmente frágiles.
La UICN destacó que casi 80 por ciento de los más pobres dependen de plantas y animales silvestres para su seguridad alimentaria, y casi 80 por ciento de la población de países en desarrollo depende de plantas para el cuidado de su salud.
Según Bass, del Departamento de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, la mayoría de los pobres que viven en áreas ecológicamente ricas poseen un muy buen conocimiento de su ambiente y cómo usarlo, pero se les niega el derecho a la tierra y el agua.
Debemos redefinir la forma de medir la pobreza, exhortó. Todavía usamos como base el dólar al día, pero la pobreza tiene muchas dimensiones, como la falta de acceso a la tierra, al agua, a la leña, agregó.