La cercanía del invierno todavía no hace tiritar a los habitantes del Hemisferio Norte, pero el mercado petrolero registra una temblorosa escalada de precios, con un crudo ubicado cerca de los 55 dólares por barril y una temprana merma en los inventarios de combustible para calefacción.
En Londres, el barril de 159 litros de crudo Brent, de referencia europea, alcanzó el jueves 50,84 dólares, y retrocedió este viernes, pero sólo hasta 49,81 dólares la unidad, un récord desde que se registran operaciones de futuros en ese mercado, en 1988.
En Nueva York, el West Texas Intermediate (WTI, crudo dulce ligero), marcador estadounidense, se vendió a 54,76 dólares el barril este viernes, después de alcanzar 54,88 dólares el jueves, también una marca en el último cuarto de siglo.
Los promedios semanales fueron de 49,79 dólares para el Brent, 53,50 para el WTI y 46,04 dólares para la cesta de siete crudos que utiliza la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), informó el Ministerio de Energía de Venezuela.
La preocupación por los suministros de destilados, principalmente los combustibles para calefacción en Estados Unidos, se constituyó en el factor determinante en este comportamiento, dijo el ministerio venezolano, y recordó que se pronostican temperaturas más bajas de lo normal al noreste de ese país para finales de año.
Las existencias de destilados en Estados Unidos llegaron en la semana concluida el 8 de octubre a 120,9 millones de barriles, 2,5 millones menos que en la última semana de septiembre y 8,9 millones de unidades por debajo de los niveles de un año atrás, según informó en Washington el Departamento (ministerio) de Energía.
El stock estadounidense de gasóleo o fuel oil para calefacción disminuyó en una semana 1,2 millones de barriles, a 50 millones de unidades, lo que impulsó su precio el jueves a 1,55 dólares por galón (3,8 litros), 70 por ciento más alto que hace un año.
Los destilados como el combustible de calefacción derivan del trabajo de las refinerías para elaborar gasolina y otros productos livianos a partir del crudo, y son un termómetro de las dificultades de la industria, acentuadas en Estados Unidos por el cierre de instalaciones en septiembre con la llegada de huracanes al Golfo de México.
La OPEP, integrada por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela, produce casi a plena capacidad de sus pozos y entrega al mercado unos 30 millones de barriles por día, en tanto la demanda global se cifra en 82 millones de unidades en cada jornada.
En los últimos años, la OPEP apeló a incrementos en su producción para atender la sed de petróleo, pero su capacidad de respuesta está casi agotada y los conflictos en algunos de sus países socios, como Iraq y Nigeria —y antes Venezuela— han arrojado leña al fuego de la incertidumbre que domina al mercado.
Estados Unidos, el mayor consumidor mundial, quizá no tenga tiempo de reponer sus inventarios antes de que entre de lleno la estación invernal, por lo que estamos yendo hacia otra escalada de precios, según Marshall Steeves, de la firma Refco.
El ministro indonesio Purnomo Yusgiantoro, presidente de la OPEP, estimó que los precios mundiales del petróleo seguirán subiendo hasta fines de octubre, porque la demanda todavía es muy alta.
Su homólogo argelino, Chakib Jelil, observó que los altos precios del crudo pueden llevar a una caída abrupta, si provocan una recesión económica mundial que se traduzca en descenso de la demanda.
La OPEP no desea precios excesivos y sus líderes han confesado preocupación por el impacto de la factura petrolera en los países consumidores más pobres.
Las cotizaciones ya han creado corrientes adversas importantes, porque reducen los beneficios de las empresas, afectan sus márgenes operativos y, si las cosas siguen así, tendrán consecuencias sobre las expectativas de las empresas y las inversiones, advirtió el secretario del Tesoro estadounidense, John Snow.
En lo inmediato, sin embargo, la mayoría de los analistas concuerda en que seguirán las alzas en la banda de los 50-60 dólares por barril, y una encuesta de la agencia especializada de información financiera Bloomberg mostró a 24 operadores que calculan un alza en la venidera semana, contra 9 que favorecen una caída y 13 neutrales.
El mercado tiene muy poca capacidad para atender perturbaciones en los suministros, recordó el venezolano Rafael Parra, del Centro de Estudios Petrolíferos de la occidental Universidad del Zulia, y Steve Turner, analista del Comerzbank en Londres dijo que no veo por qué los precios no pueden ir sobre los 60 dólares por barril.
Mientras los consumidores se angustian —la gasolina promedia dos dólares el galón en los expendios de Estados Unidos, 60 centavos más que al inicio de la guerra en Iraq— productores como Venezuela reivindican precios adecuados para su principal recurso.
Los países que más consumen petróleo pretenden que se lo regalemos y que los productores sigamos hundidos en la pobreza, dijo el presidente Hugo Chávez en una reciente clase a jóvenes que se forman como oficiales del ejército.
Y no es cierto que el precio actual del petróleo sea el más alto, porque los precios son relativos, agregó.
En 1974, recordó Chávez, el precio del petróleo llegó a 13,60 dólares el barril. Si le aplicamos el crecimiento de la inflación mundial en todos estos años, el petróleo debería estar hoy en 126 dólares por barril, sentenció.