Las elecciones en Iraq y en Afganistán pueden aumentar la violencia y el extremismo en esos países, como lo demuestra la experiencia de otras sociedades de posguerra, advirtió la Universidad de las Naciones Unidas.
Si unas elecciones en situaciones volátiles son inoportunas o están mal planificadas, pueden provocar el efecto opuesto al que se proponen, alentar el caos y revertir el avance hacia la democracia, previene el libro, publicado el lunes y titulado The U.N. Role in Promoting Democracy (El papel de la ONU en la promoción de la democracia).
Una de las perversas realidades de las elecciones post-conflicto es que este eje del proceso democrático (las elecciones) también puede ser su fin, comentó Benjamin Reilly, experto en ciencia política de la Universidad Nacional de Australia, en un comunicado de prensa que anunció la publicación del libro.
Las elecciones son una característica definitoria de la democracia, pero el momento y el método del proceso electoral también son críticos, agregó Reilly, coautor de la publicación.
El libro examina sociedades de posguerra como Namibia, Mozambique, Kosovo, Timor Oriental y Afganistán, donde la ONU (Organización de las Naciones Unidas) tuvo un papel fundamental en la organización de elecciones.
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Según estudios presentados en la publicación, Iraq no está listo para los comicios que el gobierno interino se propone celebrar el 31 de enero de 2005. El presidente iraquí Ghazi Yawar ya advirtió que la fecha puede cambiar según la situación de seguridad.
La Universidad de las Naciones Unidas es una agencia del foro mundial que se define como comunidad internacional de expertos, puente entre la ONU y el mundo académico, usina de ideas para el sistema institucional internacional y "constructor de capacidades, particularmente en el mundo en desarrollo". Su sede está en Tokio.
The U.N. Role in Promoting Democracy recuerda que las elecciones de posguerra en Angola y Bosnia-Herzegovina crearon más problemas de los que resolvieron, al exacerbar tensiones, aumentar el apoyo a extremistas y reflejar lealtades de tiempos de guerra. Como resultado, elites locales mantienen el control del acceso al poder.
Con base en éstos y otros estudios de caso, el libro recomienda no celebrar elecciones en sociedades de posguerra al menos hasta dos años después del fin de los combates, de modo de poder preparar a la ciudadanía de manera adecuada y crear un marco institucional para los comicios.
Todavía es muy pronto para juzgar cómo las elecciones han influido en el proceso de pacificación en otras sociedades de posguerra, como las de la provincia autónoma serbia de Kosovo, Timor Oriental y Afganistán, dijo Reilly.
Crear democracia donde nunca ha existido es un proceso muy difícil y largo, observó otro coautor del libro, Roland Rich, también de la Universidad Nacional de Australia, con sede en Canberra.
Cuando se trata de promover la democracia, el verdadero cambio es generacional, dijo Rich en una entrevista.
Las advertencias del libro contrastan con los optimistas informes del gobierno de Estados Unidos sobre la elección celebrada en Afganistán el sábado 9.
El gran salto de la historia humana es hacia la libertad. Lo vemos en esta región, lo hemos visto en Afganistán, y sin duda lo veremos en Iraq, declaró el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld.
Sin embargo, una elección de transición como en el caso de Afganistán no es equivalente a democracia, señaló Rich, y añadió que la comunidad internacional tendrá mucho trabajo por largos años para construir la democracia en ese país de Asia central.
No se puede utilizar las elecciones como estrategia de salida, agregó.
El académico cree que Iraq no debería realizar las elecciones previstas debido a la inseguridad reinante en ese país del Golfo desde la invasión de Estados Unidos, en marzo de 2003.
Si yo fuera un iraquí, no me colocaría en una larga fila para votar, dijo Rich.
Si las elecciones son un caos, serán un gran revés para la democracia, y los iraquíes perderán más confianza todavía en Estados Unidos, predijo. Y si salen bien, el país quedará esencialmente en la misma situación que antes, en términos de seguridad e infraestructura, añadió.
Es necesario un fuerte liderazgo nacional para que los iraquíes trabajen juntos por la construcción de la democracia, opinó Rich, y señaló que las perspectivas de democracia en ese país son oscuras porque es el propio invasor el que promueve el proceso.
Según Rich, la ONU es la única institución que puede otorgar legitimidad al proceso democrático.