INFANCIA-AFRICA: Igual o peor

La buena noticia es que la mortalidad de niños y niñas menores de cinco años cayó de uno cada cinco, a principios de los años 60, a menos de uno cada 12 en 2002. La mala, que la mortalidad infantil es aún muy alta o tiende a aumentar en muchos países en desarrollo, en particular en Africa subsahariana.

Como resultado, esos países tendrán graves dificultades para lograr la reducción de la mortalidad infantil en dos terceras partes antes de 2015, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijado por los miembros de la Organización de las Naciones Unidas en 2000.

Según el informe ”Progreso para la infancia”, lanzado este viernes por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), 98 países están lejos de cumplir esa meta, y las principales causas son el sida y las guerras.

El informe se basa en información recogida entre 1990 y 2002, el último año del cual existen estadísticas confiables, de acuerdo con Unicef.

Además de la reducción de la mortalidad infantil, los Objetivos de Desarrollo del Milenio incluyen la reducción de la pobreza a la mitad, la educación primaria universal y el control de la pandemia de sida.

El progreso hacia esos objetivos se calcula comparando las últimas estadísticas con las de 1990, el ”año de referencia”. Para abatir la mortalidad infantil en dos tercios antes de 2015, los países debían registrar en promedio una reducción anual de 4,4 por ciento.

Pero de acuerdo con el último informe de Unicef, la mortalidad infantil sigue incambiada o empeoró en 18 países de Africa subsahariana, la región más pobre del mundo.

Los seis países que registraron el peor desempeño se encuentran en esa región: Botswana (donde la mortalidad infantil aumentó 5,3 por ciento al año entre 1990 y 2002), Zimbabwe, Swazilandia, Kenia, Camerún y Costa de Marfil.

Esto significa que, mientras en los países industrializados sólo murieron siete de cada 1.000 niños menores de cinco años en 2002, en Africa subsahariana fallecieron 174 de cada 1.000.

Sierra Leona encabeza la lista de los 10 países que registraron las tasas más elevadas de mortalidad infantil en 2002, nueve de ellos africanos. Más de uno de cada cuatro niños y niñas mueren antes de cumplir cinco años en ese país de Africa occidental (284 cada 1.000).

Los siguientes en la lista son Níger, con 265 muertes cada 1.000, y Angola, Somalia, Mali, Guinea-Bissau, Burkina Faso y República Democrática de Congo (ex Zaire, con 205 muertes cada 1.000).

El informe de Unicef señala que las malas condiciones perinatales son todavía la principal causa de la muerte de bebés en Africa subsahariana. Esto significa que falta personal calificado para asistir el embarazo, el parto y el posparto.

Las infecciones respiratorias, la diarrea, la malaria y el sarampión son las enfermedades que cobran el mayor número de vidas entre los menores de cinco años, además de la desnutrición y el VIH/sida, que en esa región es la causa de ocho por ciento de todas las muertes infantiles, ”más del doble que el promedio mundial”.

”Botswana, Zimbabwe y Swazilandia, donde se registraron el segundo, el tercero y el cuarto mayor aumento en las muertes de menores de cinco años, también presentaban las tasas nacionales de incidencia del VIH más elevadas del mundo”, con cerca de 37, 25 y 39 por ciento, respectivamente, dice el documento.

Además de los niños que mueren de sida, también están aquellos que quedan huérfanos por esa enfermedad, y cuya probabilidad de supervivencia queda muy comprometida.

De los 13,4 millones de niños huérfanos del sida, 11 millones viven en Africa subsahariana, que con sólo 10 por ciento de la población mundial, alberga a 70 por ciento de todas las personas infectadas con VIH.

”La crisis del sida convierte la reducción de la mortalidad infantil en el período propuesto en una tarea dantesca para Africa subsahariana”, destacó Per Engebak, director regional de Unicef en Africa oriental y austral.

Khin Sandi Lwin, representante de Unicef en Namibia, señaló que el efecto de la pandemia de sida sobre la infancia disminuiría de manera notoria si toda la población se sometiera a la prueba del VIH.

”Eso implicaría que las embarazadas también se someterían a pruebas, y si éstas dan positivo, sus bebés nonatos serán medicados para prevenir el contagio del virus” de madre a hijo, explicó.

Mientras, los conflictos civiles también juegan un importante papel en la mortalidad infantil, como lo demuestran las cifras de Costa de Marfil, que padece una guerra intermitente desde que un golpe militar derrocó al presidente Henri Konan en 1999.

A la luz de estas tendencias, Unicef señala que, para cumplir el objetivo de reducción de la mortalidad infantil en dos tercios antes de 2015, Africa subsahariana debería comenzar a abatir esa tasa en 8,2 por ciento al año, ”casi el doble de la tasa requerida originalmente”.

Para Carol Bellamy, directora ejecutiva de Unicef, el mundo tiene a su disposición las herramientas necesarias para lograr esa meta: ”medidas económicas como vacunas, antibióticos, suplementos con micronutrientes, redes tratadas con insecticida contra los mosquitos, y mejora de las prácticas de lactancia materna”.

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