Al menos 11 prisioneros capturados por el gobierno de Estados Unidos en su «guerra contra el terrorismo» están desaparecidos, y esto abre camino a la tortura y otros abusos, denunció la organización Human Rights Watch (HRW).
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) mantiene a supuestos miembros del grupo extremista islámica Al-Qaeda en "lugares secretos", fuera de Estados Unidos, sin haber avisado a sus familias y sin supervisión de ningún organismo internacional, afirmó HRW en un nuevo informe titulado "Los 'desaparecidos' de Estados Unidos: Los 'detenidos fantasma' de la CIA".
Funcionarios estadounidenses confirmaron que mantienen al menos a seis de esos hombres bajo custodia, dice el documento de HRW, un grupo de defensa de los derechos humanos con sede en Nueva York.
"Estados Unidos no sólo no registró a los detenidos, sino que se niega a revelar su destino o paradero y por tanto los ha apartado de la protección de la ley por un tiempo prolongado", agrega el informe de 46 páginas.
Esta situación puede abrir paso a la tortura, pero según HRW "lo más preocupante es la aceptación de métodos que se oponen a la democracia y traicionan la identidad de Estados Unidos como nación apegada a la ley".
"Para Al-Qaeda, el fin aparentemente justifica los medios, medios que incluyen estrellar aviones secuestrados contra edificios y el bombardeo de estaciones de trenes y sitios de culto. Estados Unidos no debe sumarse a esa lógica", instó la organización.
"Las 'desapariciones' fueron los abusos de marca registrada de las dictaduras militares latinoamericanas en su 'guerra sucia' contra la subversión", en la década de 1970, recordó Reed Brody, asesor especial de HRW, en un comunicado de prensa. "Ahora, Estados Unidos las adoptó como táctica en su conflicto con Al Qaeda", añadió.
En junio, la organización estadounidense de derechos humanos Human Rights First había publicado otro informe en el que describía una serie de cárceles secretas donde servicios de inteligencia de Estados Unidos mantenían a sospechosos de terrorismo. Ese grupo predijo que este método conduciría a abusos.
"Lo que no sabemos sobre este sistema de detención es más de lo que sabemos", pero es claro que "hará que las detenciones arbitrarias y los abusos no sólo sean probables, sino casi inevitables", mientras que "sus beneficios para la lucha contra el terrorismo no están nada claros", señaló Human Rights First.
Los "detenidos fantasma" fueron descriptos por primera vez este año en un informe militar de Estados Unidos que reveló la extensión de los abusos contra prisioneros iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, en Bagdad, tras la publicación en la prensa internacional de fotos filtradas que mostraban a los detenidos humillados o torturados por soldados estadounidenses.
La conclusión del informe militar sobre esas detenciones es que se trataba de "una maniobra engañosa, contraria a la doctrina del ejército y violatoria del derecho internacional".
Investigaciones posteriores estimaron el número de prisioneros "fantasma" entre 24 y 100.
HRW sugirió que más allá de los 11 prisioneros que describe, "puede haber muchos más".
La organización reconoce que no tiene información de primera mano sobre el tratamiento de los detenidos, pero señala que "informes de prensa han citado en varias ocasiones a funcionarios de gobierno no identificados que reconocieron la tortura o el maltrato de algunos prisioneros".
Uno de esos informes se refiere a Jalid Sheikh Mohamad, supuesto autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre de 2001, a quien el gobierno de George W. Bush admitió tener bajo custodia.
HRW cita un relato publicado en el diario The New York Times que describe el uso de "fuerza gradual" contra Mohamad, "incluso de la técnica conocida como 'submarino'".
"Los dos hijos de Mohamad también fueron detenidos, y se ha informado que la CIA los tiene para inducirlo a hablar", agrega el informe.
HRW pidió en varias ocasiones información sobre otro detenido, Hambali, pero no obtuvo respuesta del gobierno estadounidense. Tampoco la obtuvo el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Hambali está implicado en los atentados de Bali, Indonesia, de octubre de 2002, y fue arrestado en Tailandia el año pasado. Poco después de su detención, la policía tailandesa lo entregó a autoridades estadounidenses.
"Estamos cada vez más preocupados por la cantidad de personas desconocidas capturadas en el marco de lo que se llama 'guerra contra el terrorismo' y detenidas en lugares secretos", declaró Erof Bosisio, de la Cruz Roja, citado en informes de prensa.
"Hemos solicitado información sobre estas personas y acceso a ellas. Hasta ahora no hemos tenido respuesta de Estados Unidos", agregó Bosisio.
El informe de HRW recomienda a Washington que ofrezca a la Cruz Roja "acceso irrestricto" a todos los prisioneros de operaciones antiterroristas y a garantizar que todas esas detenciones estén sujetas a supervisión judicial periódica y a la protección de las convenciones de Ginebra".