CAMBIO CLIMATICO: Un mecanismo limpio pero no claro

Se llama Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), y se le considera una de las herramientas más importantes del Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, pero está por verse que funcione.

El Protocolo, firmado en 1997 por 150 países, y que podrá entrar en vigor a fines de este año gracias a la ratificación de Rusia anunciada esta semana, establece el MDL y otros dos mecanismos indirectos para que el mundo industrializado reduzca las emisiones de gases que causan efecto invernadero al retener calor en la atmósfera, como el dióxido de carbono y el metano.

Esos gases son derivados de la quema de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, y el efecto invernadero es conveniente hasta cierto punto para la vida en la Tierra, pero la mayoría de los científicos coincide en que la creciente emisión de gases invernadero causa el recalentamiento del planeta y perjudiciales trastornos climáticos.

Aunque el Protocolo ya había sido ratificado por 120 países, muchos más que el mínimo de 55 exigido para que entrara en vigor, pero no se había cumplido que entre ellos hubiera naciones que sumaran 55 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero en 1990, el otro requisito para su entrada en vigencia.

El acuerdo se aplicará sólo en los Estados que lo hayan ratificado e integren la lista de 38 países industrializados y ”en transición” del Anexo 1 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

Los países del Anexo 1 fueron seleccionados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, realizada en Río de Janeiro en 1994.

Sin embargo, el MDL también involucra a las naciones del Sur en desarrollo, a diferencia de los otros dos mecanismos que permitirían a las compañías del Norte industrializado mantener sus emisiones de gases invernadero, si hallan formas de compensarlas mediante reducciones en otros lugares del mundo.

El mecanismo de Implementación Conjunta (IJ) permite a los países incluidos en el Anexo 1 reducir emisiones en otras naciones de la misma lista. Una firma fabricante de automóviles alemana podría, por ejemplo, tomar medidas para reducir las emisiones en una de sus fábricas en Gran Bretaña, y eso le daría crédito en un sistema que evalúa las emisiones y los pasos dados para reducirlas.

El mecanismo IJ se aplicará en especial en las inversiones industriales en Europa oriental, donde el costo de la tecnología es menor. La contaminación seguiría igual en el país de origen de la compañía, pero ésta cumpliría con su obligación de reducir las emisiones en fábricas de Europa oriental, donde le resultará más barato.

El Comercio Internacional de Emisiones, también entre los países del anexo 1, permite que las naciones que no llegan a cumplir su meta de reducción de emisiones compren a otras sus reducciones por encima de la meta.

El MDL es el único mecanismo relacionado los países en desarrollo, y establece que un país del Norte puede asumir proyectos en el Sur para la reducción de emisiones.

”Las reducciones de emisiones certificadas en esos proyectos pueden ser usadas por las partes del Anexo 1 para que cumplan con sus propias metas”, dice el Protocolo.

No hay forma de saber aún cómo funcionará el MDL, ”pero con la ratificación rusa tendremos por lo menos la oportunidad de saber si será útil. Hasta ahora era tan sólo una idea”, dijo a IPS el activista Steve Sawyer, de la organización ambientalista internacional Greenpeace.

Mucho dependerá de cuán rigurosa sea la metodología para medir las emisiones, opinó.

Según el Protocolo de Kyoto, ”se espera que el MDL genere inversiones en países en desarrollo, especialmente del sector privado, aumente la transferencia de tecnologías amigables con el ambiente y promueva en general el desarrollo sustentable”.

Pero la afirmación de que ese mecanismo será productivo para quienes participen en él desde países en desarrollo aún no ha sido verificada, y ”la transferencia de tecnología es algo de lo que se habla mucho pero que se lleva muy poco a la práctica”, comentó Sawyer.

Debido a enmiendas del MDL aprobadas en los últimos tiempos, las compañías del Norte ni siquiera están obligadas a ofrecer tecnología a sus asociadas del Sur, ya que también pueden obtener certificados de reducción de emisiones a cambio de forestar en el mundo en desarrollo.

Tampoco está claro quién otorgará los certificados, ni a partir de qué tipo de mediciones lo hará.

El Protocolo establece que las firmas que deseen acogerse al MDL deben presentar por escrito un diseño de proyecto, para que sea aprobado por una ”entidad operacional” y supervisado luego por ”una entidad operacional diferente”, que produzca un informe de verificación y ”si todo está bien, certifique que la reducción de emisiones es real”.

Pero cualquier tecnología adicional de disminución de emisiones introducida en el Sur por compañías del Norte tendrá un precio, y la puesta en práctica del MDL puede determinar que el financiamiento de esas tecnologías recaiga sobre las empresas del mundo en desarrollo, que es el menos responsable del problema.

El Protocolo destaca que el costo de reducir emisiones de gases o aumentar la eliminación de los mismos varía mucho según la región, pero ”el efecto en la atmósfera es el mismo, con independencia del lugar en que se realicen las acciones”.

Sobre esa base, el MDL busca ofrece a las compañías un modo más barato de cumplir con las metas fijadas en Kyoto, pero aún hay una gran brecha entre las intenciones y su implementación con resultados verificables.

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