Diez años después de iniciadas las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia, que dejaron más de 250.000 muertos, la reconciliación no ha sido posible entre los distintos pueblos que constituían ese país.
La cuestión suele reducirse a quién debe ser culpado por los crímenes de guerra, y la posición de la mayoría es 'Somos víctimas inocentes, mientras los demás son criminales'. Esto se transforma en una manipulación política del público, dijo a IPS el historiador croata Igor Graovac.
Esa actitud es un pecado contra las propias víctimas, porque las utiliza para sembrar nuevas semillas de odio y muerte, opinó Graovac, que trabaja en el Instituto Croata de Historia, con sede en Zagreb.
A medida que pasan los años, más y más voces opinan que no se aprendió nada de la muerte de tantas personas, en su mayoría civiles, víctimas de bombardeos o masacres.
El conflicto estalló en 1991, con una campaña de independencia de Eslovenia y Croacia, dos de las seis repúblicas que entonces constituían Yugoslavia. Ambas pretendían la liberación de la órbita de Belgrado, capital de la mayor de las repúblicas, Serbia. Bosnia-Herzegovina les siguió en 1992.
La guerra en Bosnia-Herzegovina duró hasta 1995 y dejó cerca de 200.000 muertos. El conflicto estalló en medio de una ola nacionalista serbia iniciada en Belgrado por el entonces presidente Slobodan Milosevic.
La fiscalía del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, en La Haya, acusó a Milosevic de presidir un plan maestro para crear una Gran Serbia, proyecto que, según la parte acusadora, tuvo como resultado la muerte de un cuarto de millón de no serbios en Croacia, Bosnia-Herzegovina y la provincia serbia de Kosovo.
Mientras, los líderes del Partido Radical Serbio alentaron el odio nacionalista contra los no serbios y juntaron voluntarios para pelear en las guerras de Croacia y Bosnia, entre 1991 y 1995.
El costo en vidas humanas de la independencia de Eslovenia, Croacia, Macedonia y Bosnia-Herzegovina equivalió aproximadamente a uno por ciento de la población de lo que entonces era Yugoslavia (23,5 millones). Hubo víctimas de todas las naciones beligerantes.
Yugoslavia se desintegró por completo y hasta perdió su nombre en 2003. Lo que quedó de la antigua federación después de las guerras se llama ahora Serbia y Montenegro.
Sólo algunas familias de víctimas y expertos parecen reconocer que las víctimas han sido reducidas a números.
La verdad se compone de múltiples hechos y perspectivas, y cada uno de ellos es vulnerable a la distorsión, la negación, la racionalización y la refutación, dijo la fiscal principal del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia a una conferencia internacional en Belgrado.
Casi nadie habla de las víctimas y su derecho a la justicia, agregó.
Sólo algunos de los acusados de crímenes de guerra han sido procesados por el Tribunal, entre ellos Milosevic.
En el terreno, poco ha cambiado para ayudar a la reconciliación. No es un secreto que cientos o miles de autores de graves crímenes de guerra andan tranquilamente por la calle, y en algunos casos ocupan altos cargos, dijo Del Ponte a la conferencia.
El canciller de Serbia y Montenegro, Vuk Draskovic, dijo a IPS que la gente vive en tiempos despiadados, pero no hay excusa para una actitud despiadada hacia las víctimas.
Inmediatamente después del 5 de octubre de 2002, cuando Milosevic fue derrocado, debimos ir a Srebrenica y decir: 'este fue el escenario del peor crimen jamás cometido contra no serbios, en nombre de los serbios'. Lamentablemente, no lo hicimos, declaró el canciller.
Srebrenica, en Bosnia, fue el escenario del más grave crimen de guerra cometido en Europa desde la segunda guerra mundial. La localidad se había constituido en un enclave protegido por la ONU, pero en julio de 1995, fuerzas serbo-bosnias irrumpieron en él y masacraron a 7.000 hombres y niños musulmanes.
El general Ratko Mladic, entonces comandante del ejército serbo-bosnio, fue acusado de genocidio por el Tribunal de La Haya, pero permanece prófugo, presuntamente en Serbia.
Los serbios están profundamente divididos acerca de la guerra y el papel de los croatas y serbo-bosnios. Muchos creen que sólo se estaban defendiendo y no cometieron ningún crimen.
Es una lástima que las víctimas sólo sean consideradas como números, expresó Richard Dicker, de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. Esa actitud no une a la gente y no abre el camino para resolver problemas del pasado, agregó.
Las víctimas no tienen nacionalidad. Son seres humanos, sin importar a qué nación pertenezcan, observó Zoran Stankovic, jefe de la Academia Médica Militar, de Belgrado, que trabajó en muchos sitios de masacres y atrocidades durante la guerra. (