La Unión Europea (UE) ampliada dejó de ser una aliada de los ambientalistas en la defensa del elefante africano al abstenerse este jueves en una votación crucial que permitirá a Namibia reabrir el comercio de marfil tallado.
El retiro del voto de los 25 países miembros de la UE permitió que Namibia obtuviera la aprobación de ese intercambio para fines no comerciales en la sesión final de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), realizada en la capital de Tailandia.
El comercio de marfil siempre fue un asunto complejo en la CITES. Los países africanos no estuvieron unidos y eso fue un factor negativo en nuestras deliberaciones, explicó Julio García Burgues, jefe de unidad de la dirección ambiental de la Comisión Europea.
La UE se abstuvo en esta propuesta, pero confiamos en que el comercio de marfil será controlado eficazmente. Esto no tendrá un efecto negativo sobre la conservación del elefante africano en Namibia u otros países africanos, declaró Burgues a la prensa al cierre de la conferencia de 12 días, en la que participaron más de 1.500 delegados de 166 países miembros.
Pero el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), de Estados Unidos, no opina lo mismo. La organización ambientalista manifestó decepción ante la abstención europea, que muchos atribuyeron a la falta de consenso dentro del bloque regional, la base de sus decisiones.
La UE se ha convertido en un problema para la CITES, porque ahora tiene 25 miembros y precisa del consenso para cualquier medida. Si como bloque se abstiene, cualquier propuesta puede ser adoptada o rechazada por la falta de oposición o apoyo de sus 25 países miembros, dijo a IPS Peter Pueschel, director de programa de IFAW.
Pueschel también acusó a la UE de escoger el camino fácil al culpar a los países africanos.
Nadie puede esperar que los países del mayor continente logren un consenso para hacer una oferta fácil al resto del mundo. En Africa hay opiniones muy diferentes en términos de preservación ambiental, y eso debe respetarse, dijo.
El lunes, la conferencia rechazó una iniciativa de Kenya para suspender por 20 años la prohibición del comercio de marfil, aunque luego redujo su propuesta a seis años.
La CITES, tratado de la Organización de las Naciones Unidas vigente hace tres decenios, somete el comercio internacional de 30.000 especies de flora y fauna a tres grados distintos de protección, representados en sendas listas o apéndices. En 1989, prohibió el comercio de marfil.
La décima conferencia de las partes de la CITES definió una lista de características que deberá tener un intercambio que involucre especímenes protegidos o sus partes para que pueda definírselo como no comercial: la utilización estrictamente privada, el fin científico, pedagógico o de capacitación, su uso por la industria biomédica o en programas de cría en cautividad, y la no intervención de conductos comerciales profesionales.
La UE representa uno de los mercados más grandes y diversos para productos del tráfico internacional de animales y plantas, por su alto nivel de vida y por su enorme población, que ascendió a un total de 370 millones desde la integración de 10 nuevos miembros el pasado mayo.
Entre 1996 y 2002, por ejemplo, los 15 países que entonces conformaban el bloque europeo importaron seis millones de aves vivas, 1,5 millones de reptiles vivos, 10 millones de pieles de serpiente, 21 millones de orquídeas y 572 toneladas de caviar de esturión. Todas esas especies están sujetas al Reglamento Comercial de Fauna de la UE, que aplica las disposiciones de la CITES en la región.
Los traficantes siempre identifican alguna ruta con mínimo riesgo de detección para introducir sus productos en distintos mercados. En la UE, sólo se realizan controles sistemáticos en las fronteras externas.
Para el comercio ilegal, éste es un grave problema. Todo lo que se precisa es una frontera débil en uno de los 25 países miembros. Una vez que se introduce en la UE, (el marfil) puede terminar en Gran Bretaña, Alemania o cualquier otro país, porque dentro del bloque ya no hay más controles, observó Pueschel.
El pasado marzo, IFAW lanzó un informe en que denunciaba la venta ilegal de grandes cantidades de marfil en Gran Bretaña.
La Unión Europea y cualquier otro país fuera de Africa con mercados de marfil tiene la responsabilidad de reprimir el comercio ilegal, porque forma parte del problema, dijo Pueschel.
Rebecca Parzer, presidenta interina de la UE, defendió la actuación del bloque en la CITES.
Esta es la primera conferencia de la CITES en que la UE tiene 25 miembros, y esto ha afectado el desarrollo de la reunión, dijo a IPS.
Hemos tratado de ser lo más constructivos posibles, tratando de construir puentes entre las regiones. Nuestro interés es utilizar los votos que tenemos para apoyar los objetivos de esta convención, declaró.