En los pasillos de la conferencia sobre protección de especies en peligro de extinción en la capital de Tailandia, Japón ofrece a países pobres ayuda financiera a cambio del voto por el levantamiento de la veda a la caza de ballenas minke, aseguran ambientalistas.
La delegación japonesa ejerce fuerte presión para que se pase a la ballena minke del Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) al Apéndice II, dijo a IPS Gina Sánchez, de Greenpeace Internacional.
Esta vez, tienen todas las de ganar, agregó Sánchez.
La CITES, tratado de la ONU vigente desde hace tres decenios, somete el comercio internacional de 30.000 especies de flora y fauna a tres diversos grados de protección, mediante su inclusión en listas (apéndices).
En el Apéndice I se incluyen todas las especies en peligro de extinción, cuyo comercio se autorizará sólo en circunstancias excepcionales.
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El Apéndice II contiene especies que no se encuentran necesariamente amenazadas, pero cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar una utilización incompatible con su supervivencia.
En el Apéndice III se incluyen especies que están protegidas al menos en un país, el cual solicita asistencia de otras partes de la CITES para controlar su comercio.
Sánchez indicó que la delegación japonesa, una de las más abultadas en la actual Conferencia de las Partes de la CITES, presiona sistemáticamente a otros representantes, incluidos los de países pobres de Africa y el Caribe a los que ofrece asistencia al desarrollo a cambio de votos.
Greenpeace había asegurado en 2002 que Japón llevaba invertidos 320 millones de dólares para comprar votos en la Comisión Ballenera Internacional en procura de levantar la prohibición de la captura a gran escala de ballenas.
Sólo en 2001, según Greenpeace, al potencia asiática compró el voto de seis países con 44 millones de dólares en asistencia. En julio de aquel año, la Comisión Ballenera Internacional en Londres rechazó la iniciativa de Japón de derogar la prohibición de la captura comercial.
Más de 1.500 delegados de 166 países partes de la Convención participan en la 13 Conferencia, que comenzó la semana pasada en Bangkok.
Un país parte de la CITES requiere una mayoría de dos tercios para proponer el pasaje de una especie de uno de los apéndices al inferior. La votación es secreta.
La propuesta japonesa de admitir la explotación comercial de las existencias de ballenas minke es su cuarto intento en una conferencia de la CITES, y será puesta a consideración del plenario este martes. La Conferencia de 12 días concluirá este jueves.
El gobierno de Japón dice manifestarse en nombre de su industria ballenera, según la cual la población de ballenas minke se incrementó obviamente como consecuencia de la moratoria a la caza comercial impuesta por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) integrada por 53 naciones.
Según la delegación japonesa, las ballenas minke en el mar de Okhost, en el océano Pacífico occidental y en el Atlántico nororiental y septentrional superan las 200.000.
Japón y Noruega, otro país ballenero, han recurrido a lo que han denominado caza científica, indicó Steven Galster, director de Wild Aid, organización conservacionista con sede en Bangkok.
Tokio cuenta con un cuota de caza con fines de investigación que representa 2.500 toneladas de carne de ballena al año, explicó Galster.
El activista acusó a Japón de usar a CITES para reanudar la captura industrial de ballenas minke, con desastrosas consecuencias para esta especie, pero dijo confiar en que la propuesta sería rechazada otra vez.
Otra organización conservacionista que cuestiona la solicitud japonesa, el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), calificó los datos presentados por Tokio a la Conferencia de CITES de engañosos.
La afirmación de que la población de ballenas minke está aumentando no ha sido respaldada por ninguna evidencia, indicó IFAW en una declaración.
Activistas de Greenpeace protestaron este lunes frente a la embajada de Japón en Tailandia, con carteles que decían ¡No vacíen nuestros océanos!.
Tokio se ha alineado históricamente con sus industrias en las conferencias de la CITES. No se dan cuenta de que si no comienzan a proteger ahora a la vida marina, los océanos se vaciarán , dijo IPS Tim Birch, de Greenpeace.
Los representantes gubernamentales resolverán esta semana el problema de las ballenas minke, así como los del gran tiburón blanco y otras especies marinas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que 75 por ciento de los bancos pesqueros del mundo están totalmente explotados, sobreexplotados, agotados o recuperándose del agotamiento.
Informes científicos recientes consideran que 90 por ciento de todas las especies de grandes peces se desvanecieron de los océanos en los últimos 50 años.
Japón continúa amenazando los océanos del mundo como si no hubiera mañana. Se niegan a aceptar la sobreexplotación. Deberían votar para asegurarse de que sus beneficios cortoplacistas vacíen los mares, concluyó Birch.