Para los hombres que concurren en la capital británica a la conferencia internacional Cuenta regresiva 2015-Salud sexual y reproductiva y derechos para todos debe haber sido desalentador escuchar los defectos de su género tan minuciosamente diseccionados.
Pero en esta reunión, realizada con motivo de los 10 años de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, realizada en El Cairo, quedó de manifiesto la buena participación de los hombres en los programas de salud sexual y reproductiva.
Más de 700 activistas, expertos y parlamentarios de 109 países tratan de evaluar hasta este jueves en Londres los avances realizados hasta ahora y el camino a seguir para cumplir antes de 2015 las metas de El Cairo, incorporadas en 2000 a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.
El plan de acción emitido en la capital egipcia indica: Cambiar los conocimientos, actitudes y comportamientos tanto de hombres como de mujeres es condición necesaria para alcanzar una armoniosa sociedad de hombres y mujeres.
Deberán hacerse esfuerzos especiales para enfatizar en la responsabilidad compartida de los hombres y promover su involucramiento activo en la paternidad y en el comportamiento sexual y reproductivo responsables, agrega el documento aprobado en 1994.
Diez años después, esas metas son aún lejanas.
Sin embargo, se ha hecho más en la última década que en los 40 años anteriores en comprometer a los hombres en la discusión, y aun en cambios de comportamiento respecto de la sexualidad, dijo a IPS el director general de la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF).
Pero creo que aún estamos en una etapa muy temprana de descubrimiento de cómo hacer eso y de qué funciona. El Cairo dio sustancia a los términos 'participación masculina' y 'responsabilidad masculina', si bien muchos gobiernos tienen dificultad para traducir eso en programas concretos, agregó.
No es difícil comprender por qué las mujeres siguen concentrando la atención en las políticas de salud sexual y reproductiva. Las iniciativas de planificación familiar han sido tradicionalmente incluidas en programas que se refieren a la salud de madres, niños y niñas.
El financiamiento de esas iniciativas es, con frecuencia, escaso, y se teme que la introducción de programas específicos para hombres agrave esa escasez.
Ciertas investigaciones indican que los hombres so más abiertos a la discusión sobre planificación familiar de lo que sugieren las creencias populares. Pero, agregó Sinding, nadie niega que el esfuerzo para ampliar los programas a los hombres deben vencer creencias profundamente arraigadas sobre el afán de conquista, dominio y múltiples parejas sexuales del género masculino.
No pasó tanto tiempo desde que los hijos de los aristócratas de toda Europa se iniciaban sexualmente con la mucama, o sus padres los llevaban con trabajadoras sexuales, recordó.
Los modelos de rol antimachistas aún se perciben apenas se rasca la superficie, agregó. El concepto de un hombre responsable, comprensivo y que cuida a su familia y la salud de las mujeres no ha sido idealizado, indicó Sinding.
Todos esos factores conspiran para mantener la atención de la comunidad internacional en asuntos de género en el campo femenino.
Necesitamos que los hombres participen de forma mucho más seria, dijo Gita Sen, profesora del Instituto Indio de Management con sede en Bangalore. La tendencia en ellos es a decir: 'Oh, género… Eso es para niñas y mujeres.
De todos modos, la epidemia de sida dio al debate una nueva urgencia. En el contexto del VIH, la promiscuidad puede implicar una sentencia de muerte, no solo para los hombres que tienen relaciones sexuales con varias personas, sino para éstas.
De hecho, una variedad de factores biológicos hacen a las mujeres más vulnerables al virus del sida que los hombres, lo cual queda en evidencia porque la proporción de mujeres seropositivas al VIH aumenta en Africa, el continente más afectado por la epidemia.
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida), las mujeres representan hoy casi 60 por ciento de los portadores de entre 15 y 49 años en ese continente, la franja de edad más activa económicamente.
En la franja de entre 15 y 24, las mujeres representan 75 por ciento de los portadores africanos.
Enfrentados con tales estadísticas, los delegados a la reunión en Londres afirmaron que los programas sobre salud sexual y reproductiva deben concentrarse, en la medida de lo posible, en los más jóvenes.
Creo que, en caso de hombres que no son jóvenes, la educación y la equidad de género son difíciles, y creo que necesitamos innovaciones en este aspecto. Con los jóvenes se puede hacer mucho más. Debemos empezar a los siete, 10, 11 o 12 años, dijo Sen a IPS.
En ese sentido, la Asociación de Paternidad Planificada de Ghana implementó el programa Joven y sabio para abordar la equidad de género, informó a IPS el asesor de presidente de ese país africano, Fred Sai.