Tres condones por año es el promedio disponible para los varones en Africa subsahariana. Ese dato fue el más resonante de los presentados en la conferencia Cuenta Regresiva 2015: Salud Sexual y Reproductiva y Derechos para Todos, que terminó el jueves en la capital británica.
La cifra sintetiza el problema de la escasez de preservativos, una de las realidades más frustrantes para los trabajadores de la salud. El precio de los condones es accesible, alrededor de tres centavos de dólar, pero no hay suficientes.
Se ha avanzado desde la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, realizada en El Cairo en 1994, en la que se fijó la meta de acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva para 2015, pero en el mundo todavía hay unos 123 millones de parejas que no disponen de ningún tipo de anticonceptivos.
En 2002, los expertos calculaban que en el mundo en desarrollo y Europa Oriental había un déficit de de 10.000 millones de condones, necesarios entre otras cosas para prevenir el contagio del virus de inmundeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Pero ese año los donantes sólo aportaron 2.500 millones, según la organización no gubernamental (ONG) Acción sobre la Población Internacional (PAI, por sus siglas en inglés), con sede en Washington.
Esa donación fue mucho mayor que la de 950 millones de preservativos en 2000, pero se realizó con fondos asignados por los gobiernos de Gran Bretaña, Holanda y Canadá sólo para ese año, y no destinados a programas para periodos más prolongados.
Además, esas contribuciones deben verse en el contexto de una disminución general del aporte de condones por parte de los donantes. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, las donaciones para programas de apoyo a la anticoncepción cayeron en 2002 a cerca de 198 millones de dólares, y en 2015 esos programas necesitarán 1.800 millones.
Ese problema fue muy jerarquizado en la reunión de Londres, que duró tres días y revisó los avances para aplicar el plan de acción acordado en El Cairo, pero en general no se le había prestado mucha atención después de aquella conferencia de 1994.
Muchos de nosotros sabemos desde hace años que no hay suficientes anticonceptivos, pero el sol se levanta despacio en el amanecer de todos los problemas terribles. El mundo tardó 10 años en comprender que se desarrollaba la horrible pandemia del VIH/sida, dijo a IPS la presidenta de PAI, Amy Coen.
Esa organización sostiene en un folleto titulado Cuenta de condones que está claro lo que debe hacerse para resolver el problema, pero falta que gobiernos y algunos otros donantes clave acepten de modo firme y sin ambigüedades el papel de la promoción del condón en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos.
Según Frances Kissling, feminista, teóloga y presidenta del grupo Católicas por el Derecho a Decidir, con sede en Washington, dos factores no siempre asumidos están en juego contra la promoción del uso de preservativos.
Uno es una genuina preocupación médica porque los condones no son infalibles. El porcentaje de fallas es pequeño, pero el precio de esas fallas es trágico, y uno no desea respaldar excesivamente el uso de preservativos si existe el riesgo, dijo a IPS.
Según varias fuentes, la efectividad del condón cuando se usa correctamente ronda 98 por ciento para prevenir el embarazo, y de acuerdo con el Programa por Tecnología Apropiada en Salud, con sede en la noroccidental ciudad estadounidense de Seattle, su eficacia para evitar la transmisión del VIH es por lo menos 80 por ciento.
Kissling apuntó que el segundo factor, particularmente en los últimos cinco años, es una creciente actitud negativa hacia la actividad sexual en general, y especialmente la de las personas en situación de riesgo. Pienso que muchas personas en ONG y agencias gubernamentales realmente piensan que quienes pueden transmitir el VIH simplemente no deberían tener relaciones sexuales.
Muchos participantes en la reunión de Londres expresaron que esa posición se trasluce claramente en las políticas del presidente estadounidense George W. Bush.
Funcionarios estadounidenses dicen apoyar la estrategia que recomienda abstinencia, fidelidad o condón, identificada en inglés con las siglas ABC y muy exitosa en Uganda, pero todo indica que la abstinencia les parece mejor que el condón.
Un tercio de los fondos para prevención de la transmisión del VIH en el quinquenal Plan Presidencial de Emergencia para el Alivio del Sida, lanzado por Bush en 2003, se asignaron a programas para promover la abstinencia prematrimonial.
El 31 de agosto, el presidente de la Fundación de la ONU, Timothy Wirth dijo a los participantes en la reunión de Londres que Estados Unidos sustituye las estrategia sanitarias reproductivas y de planificación familiar integral por esfuerzos de promoción de la abstinencia, bien intencionados pero mucho menos efectivos, y cuya eficacia está lejos de haber sido probada.
Otros participantes alegaron que los países receptores de asistencia anticonceptiva deben mostrar un compromiso más claro con la tarea, aunque su falta de infrastructura dificulte mucho la distribución oportuna de condones o el apoyo a su uso adecuado.
El especialista en VIH/sida Kevin Osborne, de la Federación Internacional por Paternidad responsable, con sede en Londres, opinó que el sector empresarial tiene experiencias que deben ser aprovechadas en materia de infraestructura de distribución mundial.
En cualquier lugar al que uno vaya, hay Coca-Cola, incluso en las aldeas más aisladas. Si eso es posible con la Coca-Cola, ¿por qué no con los condones?, dijo a IPS. (