RUSIA: Todo un pueblo de rehén

Medios de prensa y opositores de Rusia cuestionan la política de seguridad del gobierno de Vladimir Putin y lo acusan de ocultar la verdad, mientras el pueblo llora a cientos de víctimas del secuestro de una escuela en la sudoccidental ciudad de Beslan y el terrorismo aparece como el principal culpable.

La toma de la escuela por extremistas islámicos que exigían el retiro de las tropas rusas de la república autónoma de Chechenia tuvo el viernes el peor de los desenlaces, tras más de dos días de incertidumbre, cuando fuerzas gubernamentales asaltaron el edificio en que permanecían secuestrados más de 1.200 niños y adultos.

Según la versión oficial, los soldados irrumpieron en el lugar cuando los secuestradores comenzaron a disparar contra un grupo de prisioneros que intentaba escapar, y los terroristas detonaron explosivos que derrumbaron el techo del gimnasio donde estaban hacinados la mayoría de los rehenes. Otros prisioneros murieron en el fuego cruzado entre soldados y secuestradores.

Beslan se encuentra en la república sudoccidental de Osetia del Norte, vecina a Chechenia y a Ingushetia, ambas de mayoría musulmana.

Como sucedió antes con la cantidad de personas secuestradas —el gobierno sostenía que no eran más de 350—, reina la incertidumbre acerca de la cantidad de víctimas fatales. Moscú afirmó el viernes que los muertos eran cerca de 200 y este lunes aumentó la cantidad a 365, incluidos 30 terroristas, pero otras fuentes sostienen que son hasta 500, más unos 200 desaparecidos y más de 500 heridos.

Lev Dzugayev, portavoz del gobierno de Osetia del Norte, afirmó el sábado que al menos 156 niños murieron. La agencia estatal de noticias Itar Tass informó que 420 personas, entre ellas 237 niños, permanecían internadas, y que 58 de ellas estaban muy graves.

Este lunes, mientras Rusia observaba el primero de dos días nacionales de duelo, el pueblo de Beslan vivía su segundo día de entierro masivo de alumnos, padres, abuelos y maestros. Mientras, personas desesperadas buscaban a familiares desaparecidos.

Aunque el peso mayor de la culpa cae directamente sobre el terrorismo, parte de la responsabilidad pesa también sobre Putin, por lo que los críticos consideran un mal manejo de sucesivas crisis de rehenes y una desastrosa política de retener a Chechenia a sangre y fuego dentro de la Federación Rusa.

El desastre de Beslan revivió en la memoria de los rusos el secuestro hace dos años de cerca de 700 personas en un teatro de Moscú, que también terminó trágicamente cuando tropas rusas dispersaron un gas en el lugar con el que pretendían dormir a los terroristas chechenos, pero que provocó la muerte de éstos y también de 129 rehenes.

Algunos críticos apuntaron este lunes a la falta de coordinación y control de las fuerzas de seguridad.

Sergey Karaganov, presidente del independiente Consejo de Política Exterior y de Defensa, opinó que la tragedia fue el resultado de la mala organización de las fuerzas del orden y de seguridad.

”Muchos de nuestros oficiales no están entrenados para enfrentar problemas de seguridad nacional. El sistema debe fortalecerse para prevenir más ataques terroristas en lugares sensibles y estratégicos del país”, dijo Karaganov a IPS.

”La operación en Beslan tuvo demasiados comandantes” y ”en ella participó 'cualquiera que tuviera ganas', desde autoridades locales hasta funcionarios regionales y militares”, señaló el periódico financiero Vedomosti, que citó a una fuente anónima cercana al gobierno.

La distorsión de las cifras de secuestrados y víctimas fatales por el gobierno, en un intento por restarle magnitud a la crisis, también fue blanco de la crítica.

”En momentos como éste, la sociedad necesita la verdad”, dijo Sergei Brilyov, comentarista del canal de televisión Rossiya, en la noche del domingo.

Ante los reiterados atentados y secuestros de los separatistas chechenos, la política de Putin es no negociar y mantener un férreo control sobre Chechenia, asegurando que su presidente sea un candidato del Kremlin.

En las elecciones provinciales del 29 de agosto, Alu Aljanov, el único candidato respaldado por Moscú, fue declarado vencedor, con cerca de 74 por ciento de los sufragios. Su predecesor, Ajmad Kadyrov, murió en un atentado con bomba el 9 de mayo pasado.

”El Kremlin mantiene un férreo control sobre Chechenia y no satisface ninguna demanda de los rebeldes. Las elecciones fueron muy criticadas. Y la única forma de comunicación de los enfurecidos separatistas con las autoridades es a través de secuestros de aviones y otros actos bárbaros”, dijo a IPS el analista Rustam Kaliyev.

Un día antes del secuestro de la escuela en Beslan, un atentado suicida en Moscú había provocado la muerte de 10 personas, y una semana antes, se estrellaron dos aviones de pasajeros con un total de 90 pasajeros a bordo. El gobierno sostuvo que los aviones habían sido secuestrados por separatistas chechenos.

Para el fiscal suplente Sergey Fridinsky, el motivo de tales ataques es claro. ”Los radicales quieren presionar a las autoridades, pero éstas no aceptarán sus demandas bajo ninguna circunstancia y harán todo lo posible para aplastar a los terroristas”, declaró.

El gobierno se esfuerza por presentar la tragedia de la escuela y otras acciones terroristas no como un problema ruso ni checheno, sino como parte de la ”guerra mundial contra el terrorismo” lanzada por Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El jefe de seguridad regional Valery Andreyev afirmó que entre los secuestradores abatidos había 10 árabes. Basadas en ese dato, las autoridades sostienen que la red extremista islámica Al Qaeda, del saudí Osama bin Laden, participó en el secuestro de la escuela.

Fuentes de seguridad rusas declararon a la agencia Itar-Tass que el operativo fue preparado por Chamil Basaiev y dirigido por Magomet Evloev, líderes guerrilleros chechenos, pero un portavoz del líder independentista Aslan Masjadov declaró a Channel 4, de la televisión británica, que los secuestradores ”no eran chechenos”.

En un discurso televisado, el presidente Putin dijo el sábado que Rusia ”dejó que la corrupción impregnara el sistema judicial y de aplicación de las leyes” y que la nación debe crear ”un sistema de seguridad mucho más eficaz” para protegerse.

Asimismo, el mandatario anunció un plan para reformar el aparato de seguridad en el conflictivo norte del Cáucaso.

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