PORTUGAL: Bloqueo naval a los derechos de la mujer

Dos buques militares se apostaron fuera de la bahía de Figueira da Foz para impedir el ingreso a la jurisdicción portuguesa de un pequeño buque holandés, en el que seis activistas se disponían a practicar abortos seguros en aguas internacionales.

Portugal se convirtió esta semana en el centro de atención de las organizaciones de defensa de los derechos femeninos en todo el mundo, pero por los peores motivos.

Las gloriosas batallas navales de los galeones y carabelas de la flota del antiguo imperio lusitano para asegurar el control de las grandes rutas comerciales entre Europa y Asia, Africa y Brasil en la época de los grandes descubrimientos, son crónicas heroicas de otros tiempos.

En cambio ahora, una moderna fragata y una corbeta de la Marina de Guerra , fueron colocadas en alerta en la frontera marítima de la bahía del puerto de Figueira da Foz, para impedir el ingreso a sus aguas territoriales, del "Borndierp”, un pequeño barco holandés que transporta a seis activistas por los derechos sexuales y reproductivos.

La desproporcionada medida militar intimidatoria fue ordenada para impedir que entre en aguas jurisdiccionales portuguesas este barco perteneciente a la fundación holandesa Women on Waves (WoW, Mujeres sobre las olas), que cuenta con una pequeña clínica para control de abortos por píldora.

El "Borndierp” debería haber atracado en Figueira da Foz, 200 kilómetros al norte de Lisboa, para dictar conferencias y realizar talleres de trabajo sobre el aborto. Pero, a fin de no violar la ley portuguesa, para suministrar una píldora abortiva a mujeres que lo soliciten, el barco navegaría hasta el límite de las 12 millas náuticas, donde rigen las leyes de su bandera holandesa.

Sin embargo, el gobierno del primer ministro conservador Pedro Santana Lopes prohibió la entrada del barco por "respeto a las leyes nacionales”, al representar un peligro para la "salud pública” y para "la paz social”, una drástica medida sin precedentes aplicada a un navío con bandera de un país miembro de la Unión Europea (UE) .

La orden partió del ministro de Defensa, Paulo Portas, líder de un minúsculo partido nacionalista de extrema derecha, cuyo apoyo permite a los conservadores gobernar, hecho que le confiere un poder desproporcionado, imponiendo sus ideas "haciendo rehén al primer ministro”, según la frase más recurrida por los analistas.

Políticos de oposición y sectores del oficialismo que no concuerdan con la decisión han criticado en duros términos a Portas por usar las Fuerzas Armadas para imponer criterios morales, acusando al Poder Ejecutivo de no respetar las directrices de la UE sobre la libre circulación.

Desde el pasado domingo, cuando fueron detenidas a 12 millas de la costa portuguesa, Rebecca Gomperts, presidenta de WoW, comenzó a pedir solidaridad internacional, al sentirse amenazada por la marina de guerra portuguesa, que circunda al llamado "Barco del Aborto”.

"Estamos aisladas del mundo, rodeadas por barcos de guerra. Somos ciudadanas holandesas que vinimos en visita amistosa a Portugal”, reclamó la activista, cabeza de una iniciativa para denunciar las leyes restrictivas a la practica del aborto en Irlanda, Polonia y Portugal.

Gomperts anunció que va a demandar a Portugal por violación de la ley de la UE y ridiculizó al gobierno de Portugal al aparecer en televisión, junto a sus colaboradores, denunciando actitudes hostiles de la Armada. Es que el ministro de Defensa "¿considera que somos una amenaza a la seguridad nacional de su país?”, preguntó ante las cámaras.

El presidente de Portugal, Jorge Sampaio, se apartó de la polémica durante los primeros días del "bloqueo naval”, pero el miércoles intervino a pedido de José Pacheco Pereira, alto dirigente del partido gobernante, frecuentemente descrito como "el pensador rebelde” de los sectores de la derecha culta y civilizada.

Visiblemente irritado, especialmente por el uso de barcos de guerra, Sampaio recordó que él es "el comandante supremo de las Fuerzas Armadas” y que pediría explicaciones al primer ministro.

Tras una reunión de emergencia en la tarde del miércoles, Santana Lopes dijo haber dado la orden y que "la cadena de comando (de la marina), usó los medios que le parecieron adecuados”, declaraciones que no tuvieron comentarios del jefe del Estado.

El silencio de Sampaio parece no haber hecho bajar la guardia a Pacheco Pereira, quien titula su habitual columna de los jueves en el diario Publico de Lisboa "El Estado al servicio de un grupúsculo”.

El Estado democrático no debe "recurrir a las Fuerzas Armadas para hacer una exhibición con fines políticos para acciones intimidatorias, usándolas como brazo armado de una política de un grupúsculo que busca una identidad conflictiva”, opinó Pacheco Pereira, preguntándose por qué no se ordenó el uso de lanchas patrulleras de la Marina y radares.

"No, eso no bastaba. Fueron necesarios dos barcos de guerra”, subrayó.

Por su parte, el diputado Francisco Louçã, líder del Bloque de Izquierda, acusó al gobierno de usar a la Armada para "intimidar, sin ninguna base jurídica internacional”, al barco de WoW.

"Portugal se está cubriendo de vergüenza y ridículo en todo el mundo, como un feudo de la extrema derecha más retrógrada de Europa, haciendo prevalecer su postura de cinismo moral, usando argumentos tales como peligro para la salud pública, cuando en verdad los abortos clandestinos sí que constituyen peligro”, precisó Louçã.

A su vez, Antonio José Seguro, líder parlamentario socialista, dijo que la decisión "no es admisible en un Estado democrático”, porque la iniciativa de WoW es "una manifestación de un grupo de activistas que defienden una determinada causa”. Lo que está en juego es la libertad de expresión, ya que "los ciudadanos no pueden ser impedidos de expresar sus opiniones”, añadió.

El Partido Comunista calificó el veto de "violación al derecho a la libertad de expresión y de información”, estipulado en el artículo décimo de la Constitución de la República, en una "manifestación de carácter antidemocrático y de tenor represivo”, según la diputada y activista de los derechos de la mujer, Odete Santos.

La diputada Ecologista Isabel de Castro apuntó que, con esta actitud "autoritaria e intolerante”, Portugal se coloca en una situación "doblemente humillante, debido a que, a su legislación retrograda en cuando al aborto, le suma ahora el intento de amordazar la libertad de los ciudadanos para discutir el problema”.

De Castro recordó que Irlanda y Polonia, con normas aun más severas sobre el aborto, no impidieron la visita del barco holandés.

El presidente del Colegio de Abogados, José Miguel Júdice, pese a su connotación con el oficialismo, tiene "serias dudas” sobre la legalidad de la medida, opinión compartida por otros juristas y profesores de derecho comunitario, ya que la directriz de la UE sobre libre circulación, sólo tipifica prohibiciones en casos graves, tales como terrorismo, trafico de drogas y peligro para la paz social.

Paulo Almeida Sande, director del gabinete del Parlamento Europeo en Lisboa, también conocido por sus posturas políticas cercanas al gobierno, considero que "hubo una violación del derecho comunitario (de libre circulación) por parte de Portugal.

Esta apreciación alienta a las diputadas ante el Parlamento Europeo, la socialista Edite Estrela y la comunista Ilda de Figueiredo, quienes solicitaron un debate de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Géneros en el hemiciclo comunitario con sede en Estrasburgo.

Ante la lluvia de críticas al gobierno con el uso de calificativos tales como "intolerante”, "irresponsable” , "insensible”, "prepotente” y de "falta de cultura democrática”, Portas se defendió de la peor manera, comparando el inofensivo barco holandés con los más acuciantes problemas que enfrentan las fronteras marítimas de la UE.

"Si no hubiésemos reaccionado, perderíamos autoridad para mañana combatir la pesca ilegal, el tráfico de drogas y la inmigración clandestina”, justificó el líder de la extrema derecha.

Según el semanario Visão, "soberanía nacional, peligro para la salud pública, fragata, corbeta, autoridad, ministro de Defensa, convención, represalia, son las palabras con que se cuenta la historia portuguesa del 'Borndiep', términos que más bien son los recurridos en caso de guerra”.

Pero el pequeño e inofensivo barco holandés, pese a que no logró "invadir” la nación lusitana, rompió el bloqueo de los dos modernos acorazados lanzamisiles y consiguió su objetivo central: poner a los portugueses a repensar y discutir sus restrictivas leyes sobre el aborto.

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