Las reacciones al atentado que dejó nueve muertos en la embajada de Australia en la capital de Indonesia dejan entrever algunas divergencias entre los dos países sobre la lucha contra el terrorismo.
La policía de Indonesia sospecha que los responsables del atentado del jueves en Yakarta son los mismos que mataron a 202 personas, la mayoría turistas australianos, al volar una discoteca en la isla de Bali hace dos años. Pero el gobierno australiano no comparte esa sospecha.
El gobierno de Estados Unidos y el de Australia ya le habían advertido a Indonesia sobre la posibilidad de nuevos atentados ante la cercanía del aniversario de los ataques terroristas que el 11 de septiembre de 2001 dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington.
La policía indonesia intensifica la búsqueda de los principales sospechosos, dos líderes malasios de Jemaah Islamiya, la organización que cometió los atentados de Bali. El grupo, vinculado con la red terrorista Al Qaeda, aspira a la creación de un Estado islámico en Asia sudoriental.
El primer ministro de Australia, John Howard, desató la polémica este viernes al afirmar que la policía de Indonesia había recibido minutos antes del atentado un mensaje advirtiendo que la sede diplomática sería atacada si no era liberado el líder radical islámico Abu Bakar Bachir.
Howard afirmó que el mensaje llegó demasiado tarde como para tomar medidas. Pero la policía indonesia negó haber recibido esa advertencia.
El gobernante australiano también sostuvo que esto es mucho más un ataque contra Indonesia que un ataque contra intereses australianos en Indonesia.
Sin embargo, Howard reconoció una falla en los servicios secretos de su país, y ordenó una revisión de las medidas de seguridad antiterroristas adoptadas por su gobierno.
El primer ministro australiano dijo que aún no estaba clara la veracidad de la reivindicación del atentado publicada en un sitio en Internet en árabe por Jemaah Islamiyah.
En la supuesta declaración de ese grupo terrorista se describe a Australia como uno de los peores enemigos de Dios, y dice que el ataque fue una operación de martirio realizada para ajustar cuentas.
Australia fue el primer país que anunció su apoyo a Estados Unidos y Gran Bretaña en la invasión a Iraq, donde desplegó 850 soldados.
A veces estos mensajes son falsos, señaló Howard.
Mientras, el portavoz de la cancillería indonesia, Marty Natalagawa, dijo estar conmocionado por el atentado.
Este es un ataque no sólo contra la sociedad y el gobierno de Australia, sino también contra todos nosotros, personas decentes y gobiernos civilizados, afirmó.
Esto no es sobre Australia. Esto no es sobre Indonesia. Esto es sobre todas las personas decentes que sólo quieren seguir son su vida sin temer este tipo de ataques cobardes de parte de los terroristas, dijo el portavoz.
Nosotros como gobierno nos hemos dedicado del todo a combatir la amenaza del terrorismo. Pero lo hemos sufrido una vez más, añadió.
La policía indonesia ya señaló a dos hombres como posibles autores intelectuales del ataque: los malasios Azahari Husin y Noor Din Mohammad Top, también investigados por el atentado en Bali de 2002.
Azahari y Top, pertenecientes a Jemaah Islamiyah, estarían, además, vinculados con el atentado contra el hotel JW Marriott de Yakarta en agosto en 2003, en que murieron 12 personas.
La mayoría de los nueve muertos en Yakarta trabajaban en la seguridad de la embajada, Otras 183 personas resultaron heridas en el atentado del jueves, efectuado con un coche bomba.
Los heridos son en su enorme mayoría transeúntes, pues, gracias a la resistencia del edificio, no hubo heridos de gravedad dentro del personal de la embajada.
Cuando explotó el coche bomba, el jefe de la Policía de Indonesia, Da'i Bachitar, exponía ante una comisión parlamentaria los detalles de los operativos previstos para detener a los ideólogos del atentado en Bali.
En medio de la reunión, un funcionario se acercó al oficial y le susurró la trágica noticia al oído.
Bachitar se disculpó y pidió a la comisión suspender la audiencia, señalando que una bomba había estallado hacía unos minutos frente a la embajada australiana.
Mis hombres se encargarán, pero esto nos confirma cuán peligroso es tener personas como éstas en las calles, añadió el jefe de Policía antes de retirarse.
Indonesia es el país con mayor población musulmana del mundo. Ochenta y seis por ciento de sus 217 millones de habitantes profesan el Islam.
La policía indonesia detuvo a la mayoría de los hombres vinculados con el atentado en Bali, y la justicia condenó a muerte a tres de ellos. Pero Azahari y Top lograron escapar ya a dos operativos.
Podemos ver similitudes entre este atentado (del jueves) y las explosiones con coche bomba en Bali y en el hotel Marriot, dijo Bachitar a periodistas.
Pero es demasiado temprano aún como para afirmar que Jemaah Islamiyah está detrás de este atentado, si bien existe la posibilidad de que fuera perpetrado por un atacante suicida, añadió.
Este viernes, el jefe del Departamento de Investigaciones de la policía, Suyitno Landung, dijo a la radio El Shinta que testigos vieron a un automóvil verde Daihatsu Zebra explotar frente a la embajada.
Estalló casi de inmediato (a estacionar), así que suponemos que el atacante estaba todavía adentro del automóvil, afirmó Landung.
Los atentados en Bali y en el hotel JW Marriot también fueron perpetrados por suicidas.
Los terroristas detenidos en las investigaciones por el ataque en Bali dijeron que había tres hombres listos para convertirse en atacantes suicidas, reveló el jefe de Policía.
El atentado volvió a conmocionar a la población indonesia, y en especial a los habitantes de Yakarta.
La zona donde ocurrió la explosión está acordonada y la presencia de investigadores indonesios y australianos es constante.
Estoy cansado de todo esto, dijo Samin, un oficial de policía que vigila el lugar del ataque, mientras sus colegas montan una barrera para impedir la mirada de curiosos.
No importa si cubren el lugar. Esta imagen nunca se irá de mis ojos, dijo a IPS Aiden, un hombre que pasaba por la zona cero.
Mientras, Rina, una ama de casa, apenas podía hablar por la conmoción de lo que veía. Sollozando dijo: ¿Por qué le hacen esto a sus propios hermanos?.
Gerald, un australiano que reside en Indonesia, todavía en visible estado de shock, se consideraba afortunado de haber sobrevivido.
Yo salí de allí treinta minutos antes de que explotara la bomba. Fui a tramitar la visa para mi novia, dijo a IPS.
Pude haber estado allí, repetía, señalando las ruinas de la fachada.
(*) Con aportes de Fabio Scarpello, desde Yakarta.