AMBIENTE-SUDAFRICA: Un problema paquidérmico

La lucha contra la caza furtiva de elefantes en Sudáfrica tuvo mucho éxito en los últimos años, al punto que ahora se presenta otro problema inesperado: la superpoblación.

En el Parque Nacional Kruger, en el noreste de Sudáfrica, la población de elefantes crece a un promedio de siete por ciento anual, una tendencia que preocupa cada vez más a las autoridades.

Temen que las manadas de elefantes en las áreas de conservación crezcan a tal punto que se trasladen luego a las comunidades cercanas, destruyendo las cosechas y afectando la vida diaria de la población.

Sin embargo, descartan la alternativa del sacrificio de animales.

El problema fue discutido en un seminario realizado a fines de agosto en Johannesburgo, denominado ”La ética de la matanza de elefantes: ¿genocidio o desarrollo sustentable?”. En la reunión participaron más de 50 ambientalistas, conservacionistas y defensores de los animales.

”El sacrificio es un eufemismo para referirse al asesinato masivo de elefantes. Nunca puede ser justificado y nunca ha de ser visto como una opción humana. Será efectivo, pero nunca es una muerte instantánea”, sostuvo Michelle Pickover, del Centro Africano Xwe de Investigación sobre Vida Salvaje, con sede en Johannesburgo.

”Uno puede hacer analogías entre el sacrificio de elefantes y el exterminio masivo de seres humanos que llevó adelante el Tercer Reich” de Adolf Hitler, afirmó.

Pero el director nacional de parques de Sudáfrica, Hector Magome, explicó que los vigilantes con frecuencia se ven amenazados por manadas de elefantes errantes, y con pocas alternativas a abrir fuego contra los animales.

”Si un grupo de elefantes sale del Parque Nacional de Kruger, se tirará la ciencia por la ventana y se convertirá en un problema político”, dijo en la reunión del mes pasado.

Por su parte, el presidente de la Sociedad de Etica de Sudáfrica, Hennie Lotter, señaló que entre 200 y 2.000 elefantes fueron sacrificados cada año en Kruger entre 1967 y 1994, hasta que el gobierno prohibió la matanza de esos animales.

Desde entonces, la población de elefantes en el parque aumentó a 13.000, y se calcula que ascenderá a 40.000 en el mediano plazo si la tendencia continúa, lo que podría derivar en la completa destrucción de la vida vegetal del parque, según expertos.

Los defensores de los animales temen que las autoridades vuelvan a apelar al sacrificio de elefantes, aunque Magome insiste en que no se ha tomado ninguna decisión aún.

”En este momento no tenemos ninguna política de sacrificio de elefantes. Analizaremos la situación entre todos los involucrados en una conferencia en octubre. Luego presentaremos nuestras conclusiones al gobierno, que tomará la decisión final”, aclaró.

Pickover pidió la adopción de políticas especiales para proteger a los elefantes sin que afecten la vida diaria de las poblaciones cercanas a las áreas de conservación.

”Lo que necesitamos es desarrollar medidas que resuelvan el conflicto entre humanos y elefantes, que ayuden a las comunidades locales sin matar a los animales y que acaben con el mercado de marfil”, sostuvo.

”La mayoría de los países africanos vieron cómo su población de elefantes era masacrada por la demanda rapaz de marfil. Sólo entre 1979 y 1989 se mataron a unos 700.000 elefantes”, señaló Pickover.

El director de la organización ambientalista Birdlife South Africa, Gerhard Verdoorn, señaló que algunas alternativas podrían ser el traslado de los animales a otras zonas o el empleo de anticonceptivos para reducir el ritmo de crecimiento de la población de elefantes.

Sin embargo, reconoció que son medidas difíciles de aplicar.

”El traslado de los animales demoraría años, y aun así, podrían volver a sus lugares de origen, ya que tienen una muy buena memoria”, indicó.

Otra posibilidad es llevarlos a otro país del continente. Mozambique, por ejemplo, espera recibir 500 elefantes de Botswana para fines de año.

El director de Conservación del Ministerio de Turismo de Mozambique, Afonso Madope, confirmó que los elefantes serán ubicados en el Parque Nacional Gorongosa, en el centro del país.

El número de animales salvajes en Gorongosa cayó en forma drástica en los años 80 debido a la guerra civil en ese país, que terminó en 1992. La población de elefantes del parque disminuyó de 7.000 en 1979 a 111 en 2001.

Por otra parte, la aplicación de contraceptivos en los animales podría ser una solución sólo a largo plazo.

En una reunión organizada a comienzos de año en Johannesburgo por la Universidad de Utrech, Holanda, científicos señalaron que los anticonceptivos inyectables en elefantes tenían una efectividad limitada.

Se necesitan más investigaciones sobre ”la eficacia, practicidad y efectos colaterales de los tratamientos contraceptivos” en esos animales antes de lanzar un programa a gran escala, aconsejaron. (

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