Científicos españoles probaron con éxito una terapia contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) basada en un medicamento barato, conocido y utilizado en todo el mundo para combatir el colesterol malo.
La publicación científica estadounidense The Journal of Experimental Medicine (La Revista de Medicina Experimental) publicó en su edición de este lunes un amplio informe sobre la investigación que dirigió Carlos Martínez, presidente del estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y en la que participaron dos hospitales de la capital española.
Los investigadores probaron que la estanina, un medicamento muy utilizado para disminuir el colesterol malo, es tan eficaz contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), como las actuales terapias antirretrovirales y sin sus efectos negativos.
Además, se trata de una medicina de bajo costo, sobre la cual ningún laboratorio posee exclusividad por haber vencido sus patentes.
La pandemia de sida afecta en particular a los países del Sur. En Africa viven cerca de 70 por ciento de los 38 millones de personas infectadas con el VIH, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida.
Sólo cuatro de cada cien personas con VIH reciben tratamientos antirretrovirales, única estrategia efectiva hasta para detener la proliferación del retrovirus en el organismo.
El biólogo Martínez inició las investigaciones cinco años atrás, junto a otros colegas del CSIC, en las que descubrieron que las células humanas tienen unas membranas no uniformes, desiguales, con zonas ricas en colesterol, por las que penetra el VIH en su proceso de colonización dentro del cuerpo humano.
Los seis pacientes seropositivos con los que se probaron las estatinas durante un mes vieron reducidas sus cargas de virus en proporciones similares a las que se logran con antirretrovirales.
Las estatinas redujeron el colesterol de las células, obstruyendo el paso de los virus y bloqueando, de paso, el mecanismo por el que las células colonizadas por el VIH se convertían en fábricas de nuevos virus.
Antes de iniciar el experimento, se comprobó que los pacientes no habían recibido fármacos contra el VIH. Luego de concluido el estudio, las personas volvieron a registrar aumentos de carga viral, dijo Martínez.
Otro descubrimiento inesperado del experimento señaló la influencia de las estatinas sobre la estructura de las células. Los científicos han establecido que el VIH reconfigura el esqueleto celular para entrar y salir de las células, mediante una proteína que resulta bloqueada por las estatinas, según la investigación del CSIC.
Una diferencia notoria entre los dos tratamientos es que las estatinas actúan exclusivamente sobre la célula humana y no atacando al VIH, como hacen los antirretrovirales. Este aspecto puede resultar valioso, pues anularía la capacidad de mutación genética del virus del sida para resistir el efecto de los medicamentos en uso.
Un problema clave de las medicinas contra el sida, sobre todo en los países pobres, es el elevado costo de los medicamentos, estimado en 6.000 dólares por año y por paciente por organizaciones españolas dedicadas a la temática, aunque muchos países han rebajado drásticamente esos montos utilizando medicinas genéricas.
Además, las terapias antirretrovirales exigen un gran compromiso del paciente para no abandonar las complicadas y reiteradas dosis diarias.
Las estatinas tendrían un costo anual de casi 300 dólares por año, y con una prescripción de una toma diaria.
Además, la amplia experiencia internacional en la administración de estatinas en el tratamiento del colesterol y la arterioesclerosis ha permitido establecer su baja toxicidad y escasos efectos secundarios, con gran tolerancia del organismo.
Fuentes de la dirección del CSIC dijeron a IPS que se están realizando gestiones para realizar una segunda etapa de investigación en Africa, el continente más afectado por la epidemia.
Martínez espera comprobar en esa segunda fase si además de su valor terapéutico, las estatinas tienen facultades preventivas para actuar como una suerte de vacuna.
Otro grupo de científicos españoles está experimentando una vacuna terapéutica, con 60 portadores de VIH a los que se aplicó la vacuna junto con el medicamento tradicional, a través de una inyección intramuscular cada tres meses y durante al menos tres años.
El próximo paso será en octubre, cuando se cumpla un año de la aplicación de la vacuna REMUNE a esos voluntarios. El equipo dirigido por el biólogo Eduardo Fernández Cruz no espera una efectividad total pero si obtuviera una eficacia de 30 por ciento, sería un gran avance que podría evitar millones de nuevas infecciones en el mundo, dijo el investigador.