El referendo del domingo, convocado para que los venezolanos resolvieran si el presidente Hugo Chávez continúa o no en su cargo, llegó hasta la madrugada de este lunes sin despejar esa incógnita, con miles de votantes que sostuvieron hasta 15 horas de espera para depositar su voto.
El Consejo Nacional Electoral, un poder independiente, ordenó que las mesas abriesen hasta la medianoche, ocho horas más de las diez inicialmente previstas, para acoger la avalancha de votantes, muchos de los cuales aún aguardaban pasada esa hora para poder ejercer su derecho al sufragio.
El adelanto de resultados o proyecciones fue rigurosamente prohibido hasta que el poder electoral entregue sus primeros boletines, posiblemente horas después del cierre del proceso, al amanecer de este lunes.
Además, los cientos de electores formados en la medianoche frente a los centros de votación en zonas populares, que se suponen afectas a Chávez o indecisas, y de clase media, que se proclaman de oposición, abonaban la sensación de incertidumbre.
Confidencialmente, dirigentes de ambas bandos dejaban trascender datos y proyecciones que les favorecían, mientras en público aseguraban casi con idéntico lenguaje que "la jornada culminará en victoria", animando a los electores a permanecer en las colas "pues hasta el último voto es importante".
"No podemos dar cifras, no podemos decirles lo que ya todo el mundo sabe", dijo Julio Borges, líder del novel partido de derecha Primero Justicia, para dar a entender que el "Sí" (revocar a Chávez) estaba en clara ventaja sobre el "No" (ratificatorio) en sus cómputos.
Enrique Mendoza, principal dirigente de la coalición opositora Coordinadora Democrática, que impulsó el referendo, dijo que "nos sentimos seguros, y después de esperar años podemos esperar unas horas más".
El ministro de Información e integrante del comando oficialista, Jesse Chacón, también dijo que "este pueblo que durante el paro golpista (la huelga opositora de diciembre de 2002 y enero de 2003) esperaba tres días para conseguir gasolina o gas doméstico, esperará unas horas porque sabe que se juega su destino".
Otro dirigente oficialista, el parlamentario Willian Lara, dijo que "especialistas en opinión pública y encuestas entre los que votaron ratifican la tendencia de las otras encuestas", en alusión a los sondeos de una semana atrás, que daban ganador a Chávez.
De modo unánime se elogiaba la conducta del electorado y su masiva afluencia a las urnas, lo que permite vaticinar que la abstención puede ser la menor en dos décadas, por debajo de 20 por ciento, según el directivo del poder electoral Jorge Rodríguez, lo que significaría más de 10 millones de votantes, en 14 millones de habilitados a sufragar.
"Esta es la presencia de electores más grande que yo haya visto", dijo el ex presidente estadounidense y premio Nobel de la Paz Jimmy Carter, "en las más de 50 elecciones que ha seguido el Centro Carter", que él dirige.
Los electores coincidieron en acusar la lentitud del sistema de votación, y repartían las culpas entre la falta de suficientes mesas de sufragio, la parsimonia de los funcionarios y la existencia de un paso previo, pues cada votante debía identificarse con sus pulgares ante una máquina "captahuellas".
"Se ha tardado más, pero en parte se debe a que el número de votantes que acudió es muchísimo mayor al inicialmente esperado", admitió Carter.
El referendo fue convocado para zanjar la crisis política que Venezuela vive desde fines de 2001, cuando comenzaron huelgas y marchas para tratar de desalojar a Chávez del poder. En el camino hubo un breve golpe de Estado, episodios de violentos motines y una huelga empresarial y sindical de dos meses que paralizó la industria petrolera.
Si Chávez gana la consulta de este domingo gobernará hasta enero de 2007 y podrá buscar un nuevo mandato hasta 2013, pero si la pierde deberá entregar el cargo inmediatamente al vicepresidente, José Vicente Rangel, y se organizará en 30 días la elección de un presidente que complete el período.
Más que el relevo de un presidente, oficialistas y opositores plantearon el referendo como una decisión entre dos bloques que disputan todos los poderes, dos propuestas de país y hasta dos modos de vida.
Desde antes de que cerrasen las mesas de votación, ambos bandos comenzaron a celebrar su alegada victoria en Caracas, los opositores, en zonas de clase media del este, y los oficialistas, en barriadas obreras del oeste.