IRAQ: El reino del frustrado optimismo

Los iraquíes son optimistas sobre el futuro, pero manifiestan frustración con la forma en que se prestan servicios públicos como los de electricidad y agua potable, así como preocupación por la situación del Estado, según una encuesta.

"Los iraquíes tienen esperanza en que la situación mejorará, aunque aún no perciben progresos en sus vidas personales (…), lo que refleja una sensación de 'optimismo escéptico'", indica el sondeo, realizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

A pesar de la reputación centroderechista del CSIS, varios de sus analistas han sido críticos de la política iraquí del gobierno de George W. Bush.

El director del instituto, John Hampre, funcionario del Departamento (ministerio) de Defensa en el gobierno de Bill Clinton (1993-2001), condujo en agosto pasado el primer análisis independiente de la invasión de Iraq a pedido del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld.

La encuesta divulgada ahora, titulada "Capturando voces iraquíes", se basa sobre entrevistas realizadas del 12 al 27 de junio —antes de la transferencia de la soberanía a un gobierno nacional— a más de 700 personas en 15 ciudades de todo el país. Los entrevistadores eran, asimismo, iraquíes.
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La encuesta fue diseñada para establecer las percepciones de los iraquíes en materia de seguridad, oportunidades económicas, servicios básicos, gobernanza y bienestar social desde el inicio de la ocupación.

El estudio tenía el cometido de medir el actual nivel de satisfacción con el presente y el optimismo y pesimismo respecto del futuro.

Los resultados fueron disímiles, pero, en resumen, "los iraquíes ven luz al final del túnel", dijo Bathsheba Crocker, codirectora del Proyecto de Reconstrucción Post-Conflicto del CSIS al presentar el informe.

"En lugar de una visión de completo éxito o fracaso, encontramos en nuestras entrevistas que la población iraquí está razonablemente esperanzada", dijo el otro codirector del Proyecto, Rick Barton.

La gobernanza fue el aspecto que recibió menor calificación. Los encuestados de ninguna de las 15 localidades investigadas mostraron mayoritariamente satisfacción.

De todos modos, el promedio nacional sugiere que la población cree tener cierta influencia sobre un "gobierno moderadamente creíble".

"La gobernanza es un área de rendimiento pobre", evaluó el CSIS, que atribuyó este hecho a que "ninguna de las 15 localidades cruzó el punto de inflexión: elecciones libres y justas".

En promedio, la encuesta concluye que los iraquíes no tienen ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, pese a lo cual muestran optimismo en futuras mejoras de las condiciones de vida.

Esa sensación era mayor entre los iraquíes de mejores condiciones económicas, según la encuesta, que aclara que el acceso a la educación y a los servicios médicos es suficiente para los habitantes promedio de este país árabe.

La mitad de los iraquíes son menores de 20 años, por lo que se realizaron esfuerzos especiales para entrevistar a los más jóvenes, indicó el CSIS. El estudio se realizó en zonas de predominancia chiita, sunita y kurda.

Los musulmanes chiitas son mayoritarios, pero los sunitas han controlado tradicionalmente la política y la economía nacionales. Las ciudades de Bagdad y Kirkuk estaban incluidas en el estudio.

Los entrevistados en ciudades de mayoría chiita mostraban optimismo en que mejoraría su participación en la vida nacional, pero manifestaron preocupación sobre la violencia política, según el informe.

Los residentes de Mosul, ciudad de mayoría sunita, fueron los que manifestaron posiciones más negativas hacia las autoridades, lo cual refleja la preocupación de esta comunidad musulmana ante su pérdida de poder político tras la caída del régimen de Saddam Hussein.

Los entrevistados en general aún no perciben un nivel de seguridad satisfactorio o "funcional", una situación que es más notoria en Bagdad. Mientras, la seguridad en las zonas de mayoría kurda fue calificada por encima del nivel de satisfacción.

En el centro y en el sur chiita, la seguridad es mejor que en el promedio en las localidades de Al Hera y Al Manathera y casi satisfactoria en Najaf y en Al Kufa, así como en la norteña de Ana.

La percepción de la seguridad era considerada baja en las otras siete ciudades encuestadas.

El acceso de los habitantes a los servicios básicos —agua potable, electricidad y saneamiento— oscila en general entre las restricciones y la suficiencia, pero la mayoría confían en que habrá mejoras, según la encuesta.

Los encuestados en Najaf, Kirkuk, Ana y Sulaimaniah consideran que el nivel de cobertura de servicios básicos es casi satisfactorio.

Pero los residentes de Erbil, la otra ciudad kurda analizada, fueron menos optimistas y manifestaron menos satisfacción en cuanto a los servicios básicos.

"Considerando cuánto dinero tiene el gobierno, tenemos un servicio horrible. Tenemos electricidad sólo 10 horas por día", dijo una estudiante universitaria de 29 años a los encuestadores.

Los vecinos de Mosul indicaron que carecen de un acceso decente a agua, electricidad y saneamiento. Los ciudadanos de Bagdad también calificaron como insatisfactorios sus servicios, pero mostraron mayor optimismo en eventuales mejoras.

La mayoría de los entrevistados también afirmaron que carecían de ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, pero consideraron que esas condiciones mejorarían.

"El descenso en los precios de los productos básicos y el aumento de salarios dan esperanzas de una mejoría", dijo a los entrevistadores una mujer de 26 años.

La abundancia de petróleo lleva a muchos iraquíes a pensar que el país tendrá un nivel "excelente" de educación y atención médica. "No necesitamos el dinero y los regalos estadounidenses. Iraq es un país rico, con todo su petróleo y sus recursos", dijo otra mujer de 26 años en Bagdad.

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