El impacto de la sequía que sufre Cuba se extiende a la industria azucarera y podría ser causante de una producción por debajo de las expectativas en la zafra venidera, justo cuando los precios internacionales están en alza, advirtieron especialistas.
Entre cinco y siete por ciento de las plantaciones de caña de azúcar de la isla caribeña han sido afectadas por la falta de lluvias, indicaron los expertos consultados por IPS.
A la vez, este fenómeno climático está impidiendo un buen desarrollo de la caña sembrada, lo cual incidirá en menores rendimientos por área y menos caña disponible para moler en la cosecha 2004-2005.
Las habituales lluvias de fines de julio y principio de agosto, además de llegar tardías, resultan insuficientes para elevar el rendimiento de los cultivos, a juicio de los especialistas.
Un economista experto en el tema azucarero, que prefirió no identificarse, consideró difícil que, ante esas y otras dificultades, se cumplan las aspiraciones oficiales de producir 2,6 millones de toneladas de azúcar en la próxima zafra.
La cosecha 2003-2004 finalizó a principios de junio pasado con 2,5 millones de toneladas, 200.000 de las cuales fueron logradas en la etapa final, entre inicios de mayo y principios de junio, recordó.
El investigador anotó que uno de los factores que contribuyeron a ese resultado es que en la generalidad de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y en una parte de las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) se cortó 90 por ciento de la caña disponible.
Sin embargo, ese alto nivel de corte redujo considerablemente la materia prima (caña quedada) disponible para iniciar la llamada zafra chica, que habitualmente se realiza entre fines de noviembre y todo diciembre.
Inclusive, es posible que la zafra comience en enero y sin zafra chica, pronosticó.
Según el experto, las UBPC y las CPA, junto con las Cooperativas de Crédito y Servicio (CCS) producen alrededor de 80 por ciento de la caña que se procesa industrialmente en Cuba.
La cosecha pasada se realizó en medio de dificultades, como la falta de combustible para el corte mecanizado, roturas frecuentes de las llamadas combinadas cañeras, maquinaría agrícola, carencia de piezas de repuesto y fallas en el transporte dedicado al traslado de la materia prima a los ingenios.
Todo ello pese a que las autoridades dan prioridad al sector con más recursos que los dispuestos en la zafra precedente, cuando la producción bordeó apenas los 2,2 millones de toneladas.
La falta de insumos necesarios y de los recursos financieros requeridos para un ciclo productivo eficiente han afectado a la industria azucarera desde mediados de la década del 90 y principios de la presente.
En ese contexto, al que se añaden los bajos precios que se registraban en el mercado mundial del otrora principal producto de exportación cubano, Cuba decidió en 2002 ajustar sus capacidades a una producción no mayor de cuatro millones de toneladas anuales.
Esa reestructuración incluye el cierre de alrededor de la mitad de los más de 150 ingenios que había en el país hasta ese año y, por ende, una importante reducción de las tierras dedicadas al cultivo de caña de azúcar.
Sin embargo, analistas consideran que el momento es oportuno para disponer de mayores volúmenes de azúcar, dado que los precios internacionales han registrado un alza de forma continuada este año.
Se prevé inclusive que los precios sobrepasen los 10 centavos la libra durante 2005. Cuba exporta la totalidad de su producción, excepto unas 700.000 toneladas que dedica a su consumo interno.
Al inicio de la reestructuración, directivos de la industria azucarera argumentaron que la situación del mercado azucarero internacional se hacía cada vez más complicada, con precios que atentaban contra la rentabilidad mínima de los productores de caña y azúcar.
También tuvieron en cuenta el fuerte incremento en los costos por concepto de fletes y precios cada día más altos del petróleo, en cuyas importaciones el país gasta alrededor de 1.000 millones de dólares anuales.
Si en los años 60, con una tonelada de azúcar se compraban seis de petróleo, en los años 80 se compraban sólo tres y actualmente con una tonelada de azúcar apenas se pueden comprar prácticamente media tonelada, estimó Tirso Sáenz, el presidente Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba.
En una reciente reunión azucarera realizada en La Habana, Sáenz estimó que producir una tonelada de azúcar —en condiciones cubanas— requiere 0,152 toneladas del combustible, lo que, a precios actuales, significa un gasto de 41,42 toneladas sólo por ese concepto.
Una de las pocas opciones para seguir concurriendo de manera competitiva en el mercado azucarero está en el reducir los costos de producción a un ritmo constante no inferior dos por ciento anual, advirtió.