Los presidentes del Mercosur y de países asociados mostraron en la cumbre de este jueves una fuerte cohesión política y voluntad de integración que quedó por encima de diferencias comerciales, como la surgida entre Argentina y Brasil esta semana y que amenazó con empañar la reunión.
La XXVI Cumbre del Mercosur (Mercado Común del Sur) convocó a Puerto Iguazú, ciudad de la nororiental provincia de Misiones, al presidente del país anfitrión, Néstor Kirchner, y a sus pares Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Nicanor Duarte Frutos, de Paraguay, y Jorge Batlle, de Uruguay.
Además de los mandatarios de los países miembros plenos del bloque, fueron de la partida sus homólogos Carlos Mesa, de Bolivia, y Ricardo Lagos, de Chile, que junto a Perú integran el trío de estados asociados.
A ellos se sumaron como invitados especiales los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, país que fue aceptado este jueves como cuarto asociado del bloque, y Vicente Fox, de México, que inicia ahora un proceso en el mismo sentido.
La cumbre, que se celebró en el corazón geográfico del Mercosur como destacó el presidente brasileño, estuvo signada por el acercamiento de México y Venezuela al Cono Sur de América, los avances en materia de relaciones con la Unión Europea, y medidas para reforzar la institucionalidad del colectivo.
En la apertura del encuentro en esta ciudad fronteriza con Brasil, Kirchner manifestó su convicción de que el Mercosur está ante una enorme oportunidad para recorrer el camino de un cambio de época, que privilegie el desarrollo sustentable con equidad social y permita reducir la pobreza y la exclusión mediante el desarrollo integrado de la región.
A diferencia de lo que ocurría en los años 90, cuando los gobiernos de la región impulsaban la apertura comercial al mundo, se vendían empresas estatales y se aplicaban otras reformas de corte neoliberal, las nuevas administraciones, sobre todo de Kirchner y de Lula, se orientan ahora a remediar las consecuencias negativas de la aplicación de ese modelo.
Ese rumbo fue equivocado y tuvimos que pagar, y aún pagamos, enormes costos en términos de pobreza, exclusión y ensanchamiento de la brecha social, resumió Kirchner en su discurso antes de entregar la presidencia semestral del Mercosur a Lula.
El coordinador argentino del Foro de Consulta y Concertación Política del Mercosur, Darío Alessandro, explicó a IPS esta nueva orientación política del bloque. La ola de apertura de los 90 fue muy fuerte, sólo importaba aumentar las exportaciones, y ahora estamos viendo los resultados adversos de eso, la pobreza, el desempleo, la enorme deuda externa.
A su juicio, con la llegada a Brasilia de Lula y de Kirchner a Buenos Aires hay un cambio, similar al que espera ocurra en Uruguay en las próximas elecciones de octubre, donde el izquierdista Encuentro Progresista/Frente Amplio aparece como favorito.
Los presidentes, sobre todo los de Argentina, Brasil y Chile, coinciden en la necesidad de avanzar hacia países más articulados socialmente y tienen puntos de vista similares en muchos temas, aseguró el funcionario.
En este sentido, Alessandro defendió las medidas argentinas de restricción a las importaciones de electrodomésticos de Brasil, anunciadas en vísperas de la cumbre, para ir a un comercio más diversificado, en el que cada país y no uno solo pueda desarrollar su industria y empleos de calidad.
Esas medidas habían generado un aparente malestar en la delegación brasileña, pero este jueves el ministro de Economía de Argentina, Roberto Lavagna, aseguró que no existió tensión entre los socios. Eso es una exageración, minimizó el ministro.
Por su parte, Luis Beldi, portavoz del presidente de la Comisión de Miembros Permanentes del Mercosur, Eduardo Duhalde, comentó a IPS que observó un clima de total armonía entre los cancilleres del Mercosur y los países asociados, y una gran cohesión entre los presidentes, a pesar de las diferencias que puedan existir, dijo.
La voluntad de integración está por encima de las diferencias políticas o ideológicas que puedan existir entre ellos, porque en ese sentido hay un gran pragmatismo. Todos saben que solos no pueden lograrlo, interpretó Beldi.