La Comisión Nacional sobre los Ataques Terroristas contra Estados Unidos concluyó este jueves 18 meses de trabajo con una exhortación al presidente George W. Bush y al Congreso legislativo para que reestructuren las agencias de inteligencia.
Entre las recomendaciones centrales del informe de 567 páginas figuran la creación de un Centro Nacional de Contraterrorismo que estaría a cargo de la planificación operativa y de lograr que las diferentes agencias compartan la información.
La comisión, integrada por 10 representantes del gobernante Partido Republicano y el opositor Demócrata, también aconsejó la creación del cargo de Director Nacional de Inteligencia, que supervisaría las 15 diferentes agencias especializadas.
Tal cargo, que debería ser confirmado por el Senado y tendría un despacho en la Casa Blanca, será resistido por el Departamento de Defensa (Pentágono), que hoy controla 80 por ciento de los 40.000 millones de dólares que suma el presupuesto nacional de inteligencia.
Pero el Pentágono se ha concentrado más en espiar a militares extranjeros que en vigilar a sospechosos de terrorismo.
Nuestras recomendaciones de reforma son urgentes. Deben ser aprobadas rápidamente, porque si algo sucede el pueblo estadounidense hallará responsables políticos, dijo el ex gobernador de Illinois James Thompson, uno de los miembros republicanos de la Comisión.
Bush recibió en la Casa Blanca a los copresidentes de la Comisión, el ex gobernador republicano de Nueva Jersey Tom Kearn y el ex diputado demócrata Lee Hamilton, y aplaudió su trabajo realmente bueno, al tiempo que prometió analizar las recomendaciones adecuadas y sólidas.
Al mismo tiempo, el candidato demócrata a la presidencia, John F. Kerry, emitió de inmediato una declaración de adhesión al informe y urgió a su rápida implementación.
Recibí un resumen inicial del informe de Tom Kean y Lee Hamilton esta mañana. Es una gran agenda para las reformas y no tenemos tiempo que perder, sostuvo.
Kerry recordó que los senadores John McCain, republicano, y Joseph Lieberman, demócrata, presentaron proyectos de ley que traducirían las recomendaciones clave.
Una hora después, McCain y Lieberman anunciaron que convocarían una sesión especial del Congreso para promover sus iniciativas.
La Comisión, cuya creación fue inicialmente resistida por el actual gobierno, revisó decenas de miles de documentos y analizó los testimonios de unos 1.200 testigos, incluidos Bush y el vicepresidente Dick Cheney.
Ambos insistieron en someterse a una entrevista sólo juntos y a puertas cerradas, al igual que altos funcionarios de este gobierno y el encabezado por el demócrata Bill Clinton (1993-2001).
Los principales hallazgos de la Comisión no fueron sorpresivos, pues en buena medida aparecieron en en informes preliminares difundidos el mes pasado.
El grupo de trabajo no encontró evidencia de vínculos entre los atentados que el 11 de septiembre de 2001 segaron 3.000 vidas en Nueva York y Washington y el régimen iraquí de Saddam Hussein, depuesto por una coalición militar que encabezó Estados Unidos en abril de 2003.
Tampoco detectó ninguna relación operacional colaborativa entre Saddam Hussein y la red terrorista islámica Al Qaeda, a la que se responsabiliza del ataque contra Estados Unidos. Conversaciones, sí, pero nada concreto, dijo Hamilton.
La Comisión tampoco encontró evidencia de responsabilidad de los gobiernos de Irán y Arabia Saudita, aunque advirtió que Teherán sí pudo haber tenido una relación operativa con Al Qaeda. No sabemos de ninguna relación actual, agregó Kean.
Sabemos que cuando alguien quería viajar a Afganistán para reunirse con Osama bin Laden (líder de Al Qaeda), incluidos varios secuestradores (de los aviones con que se cometieron los atentados de 2001), pudieron hacerlo a través de Irán sin marcas en su pasaporte, afirmó.
Pero la principal revelación del informe fue el modo en que la comunidad de inteligencia estadounidense no logró rastrear las primeras pistas de la amenaza de Al Qaeda, que ya en 1998 conducían a los ataques suicidas con aviones contra las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York y el Pentágono en Washington.
Noventa por ciento de los hechos que conocemos sobre Osama bin Laden los sabíamos en 1998, dijo otro integrante de la comisión, el ex senador demócrata Bob Kerrey.
Pero la historia completa no se compiló hasta después del 11 de septiembre porque estaba en secciones compartimentadas y clasificadas del gobierno, sostuvo Kerrey.
De hecho, la comisión identificó 10 oportunidades sin aprovechar antes de los atentados (cuatro durante el gobierno de Clinton y seis en los primeros ocho meses del de Bush). Si alguna agencias de inteligencia hubieran compartido su información con otras, el gobierno habría podido desarticular o retrasar la conspiración.
Estados Unidos tiene acceso a vastas cantidades de información, pero tiene un sistema de procesamiento débil, advirtió Hamilton.
Por su parte, Kerry sostuvo que no era optimista sobre la posibilidad de que se aprueben estos cambios antes de otro ataque terrorista.
Y el secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld, se ha opuesto con fuerza a cualquier mecanismo de centralización de inteligencia, como propone desde hace mucho tiempo el consejero de Seguridad Nacional del ex presidente George Bush (1989-1993), Brent Scowcroft.
Expertos consideran que Estados Unidos no pudo ver las amenazas del 11 de septiembre porque la inteligencia se concentraba en amenazas militares convencionales y no atendía la posibilidad de un ataque terrorista.
Sesenta por ciento de los encuestados por el Centro Pew para el Público y la Prensa aprobaron la labor de la Comisión, frente a 24 por ciento que la rechazaba.