En vez de especular sobre cuáles naciones no alcanzarán en 2015 las metas de desarrollo establecidas por la ONU en 2000, el experto Michael Clemens prefiere hablar sobre países pobres que se están desarrollando más rápido que ningún otro en la historia.
En esa nómina figuran Burkina Faso, Malí, Madagascar y Nicaragua, señaló Clemens, investigador del Centro para el Desarrollo Global (CGD), una organización académica independiente comprometida con la reducción de la pobreza y radicada en Washington.
Medidas tomadas hacia los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio fijados en la sesión especial de la Asamblea General del foro mundial en septiembre de 2000 podrían causar grandes daños al régimen mundial de asistencia, según un estudio que corredactó el experto.
Entre las metas acordadas en presencia de numerosos jefes de Estado y de gobierno figuran garantizar para 2015 la educación universal de niños y niñas, y reducir a la mitad, respecto de 1990, la población de pobres, de hambrientos y sin acceso a agua potable ni medios para costearla.
Otros objetivos establecidos en 2000 por los 189 países entonces integrantes de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) son promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades y garantizar la sustentabilidad ambiental.
Ahora se estima que algunas de las metas se cumplirán globalmente —en particular por el gran crecimiento económico de los países más poblados del mundo, China e India—, pero expertos advierten que muchas naciones, entre ellos las de Africa subsahariana, ni siquiera se acercarán.
Clemens y los otros coautores del informe, Todd Moss —también del CGD— y Charles Kenny, del Banco Mundial, argumentan que la creciente atención en metas resultan irrealizables para muchos países deja al margen los impresionantes logros de muchas naciones en el camino hacia el desarrollo.
También temen que la obsesión con las metas para 2015 ocasione, entre otras consecuencias nefastas en caso de incumplimiento, fatiga de donantes en las naciones ricas y críticas a los líderes del mundo pobre, quienes, a su vez, podrían acusar al Norte de no financiar adecuadamente sus esfuerzos.
Los autores del informe acusaron a numerosos estudios especulativos basados sobre las metas del milenio de alimentar malentendidos sobre el proceso de desarrollo.
El modo en que el público ha interpretado la gran cantidad de estudios sobre las metas de desarrollo del milenio consiste en que si podemos conseguir 50.000 millones de dólares (un estimado reiterado) y gastarlos del modo correcto, esas cosas (salud, educación, etcétera) podrán ser adquiridas, dijo Clemens.
Lo que estamos tratando de establecer es que, si se atienden las experiencias históricas de países en desarrollo sobre los indicadores relevantes para las metas de desarrollo del milenio —mortalidad infantil y materna, escolaridad—, los avances tienden a suceder en cierta sucesión, agregó.
Para la vasta mayoría de los países, el ritmo típico de avance es mucho más lento que en lo que se espera de acuerdo con las metas del milenio, sostuvo el experto.
La asistencia de niños a la escuela en Burkina Faso, Malí, Madagascar y Nicaragua se ha elevado con mucha más rapidez en los últimos años que en Estados Unidos y otros países industrializados en el curso de su avance, y aun así no cumplirán con las metas en 2015.
Los objetivos del milenio juegan un papel fundamental, que es señalar a dónde queremos llegar y cuán lejos estamos, reconoció Clemens.
Sin embargo, envían un claro mensaje, no sólo a Washington sino al mundo en general, diciendo: 'Mira a todos esos países africanos que seguramente no tengan éxito', cuando de hecho, para mí, muchos de ellos están lográndolo, y necesitan apoyo a largo plazo, añadió.
Por su parte, el presidente del independiente Instituto Norte-Sur, con sede en Ottawa, Roy Culpepper, sostuvo que las metas ayudaron a que la comunidad internacional de donantes supiera hacia dónde dirigir su ayuda.
Es la primera vez que vemos objetivos claros con plazos determinados. Ahora toda la comunidad internacional está colaborando más, convencida de que si movilizamos más recursos lo lograremos, afirmó.
Los países del Norte industrializado se comprometieron en los años 70 destinar por lo menos 0,7 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a la asistencia oficial para el desarrollo (ODA), pero sólo Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia cumplieron con la promesa.
El asesor especial de la ONU para los objetivos del milenio, Jeffrey Sachs, destacó la semana pasada que Gran Bretaña y Francia prometieron duplicar su ODA para 2005, y exhortó al resto del Norte industrializado a cumplir con la meta de 0,7 por ciento.
Clemens elogió el llamado de Sachs, pero lamentó que en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) no diera información actualizada de cada país
En el sitio en Internet del PNUD no se da un contexto que pueda ser usado por la comunidad de donantes o por los propios habitantes de esos países para juzgar si están teniendo éxito o no, señaló.
Culpepper, por su parte, destacó que los objetivos del milenio lograron un gran cambio.
Nos alejamos del método fijo de evaluar el crecimiento por el PIB. Ahora estamos en un punto en que admitimos que el crecimiento económico puro y simple es importante, pero no suficiente para alcanzar objetivos sociales claros. Creo que las metas nos ayudaron a tomar ese camino, afirmó.
Clemens y sus colegas presentaron el informe ante la Unidad de Estrategias y Políticas de la Oficina Ejecutiva del secretario general de la ONU, Kofi Annan, a comienzos de este mes.
Los investigadores del CGD reconocen que las metas ayudaron a inspirar a los donantes, pero afirman estar preocupados por lo que va a pasar en 2012 o 2013.
¿Qué mensaje darán las metas entonces? ¿Será un mensaje de éxito o de fracaso, de que el cielo se cae a pedazos? Nos parece que estimular un compromiso sostenido es mejor que esto, dijo Clemens.