SUDAN: ONG pide intervención de EEUU contra «genocidio»

– La organización no gubernamental Africa Action, con sede en Washington, urgió a Estados Unidos a declarar ”genocidio” las masacres perpetradas en el oeste de Sudán y a encabezar una intervención militar en esa zona hasta que se puedan organizar tropas de la ONU.

Africa Action anunció que haría circular una petición al secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell para declarar genocidio a las matanzas contra la población negra de la occidental región sudanesa de Darfur por parte de milicias afines al gobierno árabe.

El grupo espera recolectar más de 10.000 firmas en dos semanas. Su anuncio fue realizado el martes tras estridentes reclamos de funcionarios de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) de una intervención internacional para detener lo que llamaron ”limpieza étnica” en Darfur.

”La inacción de Estados Unidos y la comunidad internacional en Ruanda hace una década costó 800.000 vidas”, recordó Salih Booker, director de Africa Action.

”Ahora, hasta un millón de personas podrían tener el mismo destino en Darfur. A menos que una intervención militar detenga la matanza y facilite una operación humanitaria masiva, la pérdida de vidas en Darfur podría superar por lejos a la de Ruanda”, advirtió.

Booker dijo que Washington podría movilizar fácilmente una fuerza multinacional para imponer la seguridad en la región y facilitar el flujo de ayuda humanitaria a los necesitados hasta que la ONU pueda reunir una fuerza de pacificación o los paramilitares sudaneses, llamados Janjaweed (jinetes), sean desarmados.

Estados Unidos tiene unos 2.000 soldados estacionados en el vecino Djibouti, señaló.

Powell declaró el viernes al diario The New York Times que su gobierno considera declarar ”genocidio” la situación de Darfur.

En tal caso, Estados Unidos estaría obligado por la Convención sobre Genocidios de 1948 a intervenir en Sudán con la fuerza militar, una opción reclamada por varios grupos de derechos humanos desde hace semanas.

Funcionarios de Washington deploraron la negativa del gobierno sudanés a cooperar con los esfuerzos internacionales para aliviar la situación de cientos de miles de personas integrantes de tres tribus africanas que han sido desplazadas de sus hogares por los Janjaweed y dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Unos 120.000 desplazados huyeron al vecino Chad, pero la mayoría permanecen dentro de Sudán.

”Hemos trabajado contra reloj por muchas semanas, pero el gobierno no nos ayuda”, se quejó el lunes Jan Egeland, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios.

Aunque en general funcionarios humanitarios del foro mundial han podido viajar a Darfur sin problemas, otras organizaciones humanitarias internacionales que quieren llevar miles de toneladas de suministros a la zona han sido detenidas, señaló Egeland.

”En ninguna otra parte del mundo hay tantas vidas en riesgo como en Darfur en este momento”, subrayó el funcionario.

”No considero que se trate de genocidio todavía, y creo que todavía podemos impedir que se convierta en genocidio”, agregó Egeland, que llamó ”limpieza étnica” a los ataques contra las tribus fur, masaalit y zaghawa.

La directora de Unicef, Carol Bellamy, quien viajó a Darfur esta semana, tampoco quiso usar el término genocidio para describir la situación, y en cambio habló de ”una carrera contra el tiempo para otorgar a los niños y sus familias servicios esenciales”. El número de desplazados, estimado en un millón, ”sigue creciendo”, advirtió.

El conflicto en Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzó en los años 70 como una disputa étnica de baja intensidad entre nómades árabes y agricultores indígenas negros —ambos musulmanes— sobre las tierras de pastoreo en esta región proclive a las sequías.

Pero la tensión evolucionó hacia una guerra civil que estalló en febrero de 2003, cuando dos organizaciones rebeldes, el Movimiento y Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia y Equidad, reaccionaron con violencia al continuo hostigamiento de las milicias progubernamentales Janjaweed y a la falta de inversiones en el desarrollo de la zona.

Ambos grupos lanzaron ataques, a veces conjuntos, contra instalaciones militares en rechazo de las redadas de Janjaweed contra sus comunidades y la postergación a la que las somete Jartum. Los rebeldes son apoyados por la población no árabe que constituye la mayoría de la región.

La respuesta del gobierno fue un aumento del apoyo a los 20.000 janjaweed y una escalada de las ofensivas contra la población civil.

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