La economía de Argentina registró un despegue espectacular en los últimos 18 meses, tras un prolongado periodo de estancamiento y el colapso de 2001, pero ahora los expertos advierten que ese crecimiento se enlentecerá y, por tanto, se tendrán que tomar medidas para evitar un aterrizaje forzoso.
El producto interno bruto argentino retrocedió 19,6 por ciento de 1999 a fines de 2002, cuando la actividad comenzó a recuperarse. Así, el año siguiente finalizó con 8,7 por ciento de crecimiento, mientras que las proyecciones para 2004 dan un desempeño poco más moderado con un alza de cinco a siete por ciento, según el autor del pronóstico.
Diversos expertos consultados por IPS coincidieron con funcionarios del Ministerio de Economía en asegurar que el andar más pausado está dentro de lo esperado. Pero, aun así, en el corto y mediano plazo el gobierno de Néstor Kirchner deberá transitar algunas turbulencias en el camino económico.
"La desaceleración de la economía no es algo trágico", explicó a IPS el economista Eduardo Curia, asesor de la cartera a cargo de Roberto Lavagna. "Después de una depresión crónica, el ímpetu de la recuperación suele arrojar tasas de crecimiento que no son normales y que difícilmente puedan considerarse sostenibles" en el tiempo, apuntó.
Sin embargo, el experto advirtió que ahora se pone a prueba la capacidad de la economía para enfrentar diversos desafíos externos e internos.
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"Hay que ver cómo es el aterrizaje", dijo Curia, para luego remarcar que mucho dependerá de la respuesta del gobierno a la nueva caída de los precios internacionales de productos clave, como la soja, de cómo se coloque ante una posible alza de las tasas de interés en Estados Unidos y frente al impacto de ese aumento en la economía de Brasil, principal socio de Argentina.
En este sentido, el asesor de Lavagna señaló que su país "está mejor pertrechado” desde la derogación a comienzos de 2002 de la llamada Ley de Convertibilidad, que mantuvo la paridad cambiaria de un peso argentino igual a un dólar durante 10 años. Con el fin de ese régimen, la moneda local se devaluó y se desató una fase expansiva de la economía.
Respecto del frente interno, Curia observó que habrá que ver cómo evoluciona la actual crisis energética, la política fiscal y la negociación con los acreedores privados para la reestructuración de la deuda cercana a los 100.000 millones de dólares, que fuera declarada en cesación de pagos en diciembre de 2001.
"Si el crecimiento se mantiene entre cinco y seis por ciento del producto no habría mayores inconvenientes, pero si la tasa se ubica por debajo de ese porcentaje, las cosas se pueden complicar, sobre todo por el impacto que un crecimiento lento puede tener en la creación de empleo", añadió.
La desocupación abierta en este país todavía alcanza a 14,5 por ciento de la población económicamente activa, pese a la mejora registrada tras el récord de 21,5 por ciento de mayo de 2002, de 17,7 por ciento observado al cerrar ese año y de 16,3 por ciento registrado al finalizar 2003.
A los desocupados se les deben sumar los dos millones de beneficiarios de subsidios por desempleo, que el gobierno no cuenta entre las personas sin trabajo.
Otro economista consultado por IPS, que prefirió no identificarse, entiende que "es completamente normal que la economía se frene tras una gran expansión, pero hay que prepararse para evitar un impacto fuerte de ese freno".
Empero, este experto que fue director ejecutivo alterno del Fondo Monetario Internacional y dueño de un banco en Argentina, advirtió que la actual coyuntura externa no llega a ser negativa sino que es "menos favorable" que lo que fue hasta ahora.
En este sentido, señaló que los precios internacionales de casi todos los productos de exportación son hoy más altos que hace un año, pero más bajos que hace un mes.
"Nuestro país le debe 4,5 puntos porcentuales, del 8,7 por ciento que creció en 2003, al aumento de los precios internacionales, pero es difícil que esta situación se vuelva a producir", alertó el experto, y dijo que en el mejor de los casos, el cambio en las condiciones externas, que incluye la posible suba de tasas en Estados Unidos, "será neutro". Ante este panorama, el economista recomendó al gobierno "acumular reservas, mantener la prudencia en el gasto y terminar de renegociar la deuda externa". Así y todo, su estudio concluye que este año el crecimiento estará entre 5,2 y 6,2 por ciento y no el previsto originalmente de 6,2 a ocho por ciento.
El aumento de la actividad previsto por el economista se ubica así más cerca de las moderadas proyecciones del gobierno, que estima para este año un incremento de 6,9 por ciento y para 2005 sólo de 3,9 por ciento. No es una mala noticia, pero representará una caída respecto del desempeño del último año.