«El programa de nuestros fundadores sigue incumplido» y se mantienen muchos de sus desafíos, dijo este viernes el actual presidente del Grupo de los 77 países en desarrollo (G-77) que celebra 40 años defendiendo el vapuleado principio del multilateralismo.
Aquellos desafíos se vieron profundizados por nuevas crisis y el estrechamiento de las condiciones para el desarrollo de políticas económicas nacionales, destacó el presidente del G-77, Mohamed bin Ahmad Bin Jassim Al-Thani, ministro de Economía y Comercio de Qatar.
Entre este viernes y el sábado se celebra una sesión ministerial especial del grupo, que mantiene el nombre dado por las 77 naciones que lo fundaron en 1964, si bien abarca hoy a 132 países en desarrollo.
Fortalecer el sistema multilateral, luego de "cierta erosión del papel de la ONU en el área económica", "integrar la dimensión del desarrollo en el proceso" de globalización y contar con capitales que no afecten la soberanía de los países, son parte de esos desafíos, dijo Al-Thani.
También lo son poner las necesidades del Sur "en el corazón" de las negociaciones comerciales y recuperar los precios de los productos básicos, sostuvo.
Las imposiciones del financiamiento para el desarrollo afectan las decisiones de los países pobres a tal punto que estos "sienten que pierden el control de sus propios destinos", acotó.
La forma de actuar del G-77 "no es perfecta", pero "sigue siendo el único mecanismo viable" para operar en una "diplomacia multilateral" y para fortalecer la capacidad colectiva de negociación, afirmó Al-Thani.
Los países del grupo enfrentarán los desafíos del futuro "orgullosos del pasado y confiados en el presente", concluyó.
El G-77 sigue defendiendo "con el mismo vigor de siempre" sus principios básicos de hace 40 años, comentó el canciller brasileño Celso Amorim en un discurso durante el acto inaugural de la reunión.
La defensa del "multilateralismo en los planos político y económico" y del "espacio para políticas nacionales con relación a las agendas internacionales, no siempre definidas por nosotros", además de las "reglas justas en el comercio internacional", fueron destacados por el canciller anfitrión como las persistentes luchas del grupo.
Amorim recordó varias contribuciones del G-77 al sistema multilateral y a la cooperación Sur-Sur, con nuevas ideas que impulsaron a la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad).
La actual política externa brasileña está muy cerca de la agenda del grupo, opinó.
Es deber del G-77 mantener viva la agenda internacional de desarrollo, cuando el mundo enfrenta nuevos problemas, como el terrorismo, que ponen en cuestión el futuro de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y nuevas preocupaciones en la economía, señaló Rubens Ricupero, secretario general de la Unctad.
Este encuentro, que concluirá este sábado con una declaración formal, antecede a la XI sesión de la Unctad, entre el domingo y el viernes 18 de junio.
El G-77 nació en la primera sesión de la Unctad de 1964. "Los dos crecieron juntos y están vinculados, para bien o para mal", porque la debilidad de uno afecta al otro, dijo Ricupero.
Ambos ámbitos tienen ahora una "oportunidad única" para hacer un balance del tipo de desarrollo que se persigue e impulsar las negociaciones multilaterales, considerando la tendencia actual de crecimiento de la economía y del comercio mundiales, que se expandirán fuertemente este y el próximo año, acotó.
La propuesta de una nueva negociación del Sistema Global de Preferencias Comerciales, que involucra exclusivamente a países en desarrollo, debe ser aprobada durante la sesión de la Unctad. Las condiciones actuales son "alentadoras" para ese mecanismo, porque el comercio Sur-Sur ganó fuerte empuje últimamente, evaluó Ricupero.
Paralelamente a las reuniones del G-77 y de la Unctad, más de 300 organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales discuten asuntos similares en el Foro de la Sociedad Civil, que presentará sus posiciones en la ceremonia oficial de inauguración de la conferencia especializada de la ONU, el lunes.
Las posturas de las organizaciones sociales son muy críticas, a juzgar por las opiniones del boliviano Pablo Solon, quien dirige la Fundación Solon, volcada a temas del libre comercio y el agua.
Estas reuniones intergubernamentales están actuando "como simples voceros de la Organización Mundial de Comercio", sentenció.
La propuesta de intensificar el comercio Sur-Sur, aun reactivando el Sistema General de Preferencias Comerciales, cambia la geografía pero no el contenido y el carácter del intercambio, sin una distribución equitativa de sus beneficios, sostuvo.
La agricultura, por ejemplo, representa solo siete por ciento del total del comercio mundial, pero entre 70 y 80 por ciento del negocio agrícola "es controlado por cinco compañías transnacionales", observó Solon, defensor de las tesis de soberanía alimentaria de la red internacional Vía Campesina, según la cual los alimentos no deben ser considerados simples mercancías.
El incremento del comercio no asegura por sí solo el desarrollo, pues está enriqueciendo solamente a las empresas transnacionales, mientras persiste el deterioro social, con aumento del desempleo, incluso en países ricos de Europa y de América del Norte, argumentó.