En la fecha en que originalmente se preveía la anticipada transferencia de la soberanía a un gobierno de Iraq, el ejército de Estados Unidos entregó al ex presidente Saddam Hussein a las nuevas autoridades.
Sé lo que quiero que le hagan a Saddam. Quiero que lo encierren de por vida en una cárcel como símbolo del mal, como Rudolph Hess en Spandau, dijo el presidente de la Liga de Presos Políticos Iraquíes, Faraj Hafez, en referencia al dirigente de la Alemania nazi.
Los ex prisioneros del régimen de Saddam Hussein, como el propio Hafez, están entusiasmados ante el anuncio de un juicio contra el depuesto mandatario, aunque pasarán meses antes de que el proceso comience.
Saddam Hussein fue conducido ante un juez iraquí este miércoles, dos días después de que las autoridades de la ocupación entregaran la soberanía a un gobierno nacional. Entonces, se le informaron sus derechos. El jueves, él y otros 11 altos funcionarios de su régimen serán llevados a un tribunal, donde se le formularán acusaciones.
El flamante primer ministro Iyad Allawi insistió en que la entrega del ex dictador es una señal concreta de que la soberanía de Iraq ha sido entregada al pueblo, tras la ocupación militar que siguió a la invasión lanzada en marzo de 2003 por Estados Unidos y otros países.
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Estados Unidos mostró reticencia a entregar a Saddam Hussein, pero debió hacerlo luego de que Allawi dijera públicamente que debía ser juzgado por las nuevas autoridades iraquíes.
Los ex presos políticos muestran molestia ante el hecho de que el presidente del tribunal especial a cargo del proceso contra Saddam Hussein, Salem Chalabi, no los haya consultado.
Tenemos montañas de documentos y testimonios, dijo Tareq al-Shameri, portavoz de la Liga. Varias habitaciones del gran edificio antes sede del servicio de inteligencia de la fuerza aérea, hoy ocupado por la organización de ex presos, están repletos de papeles del antiguo régimen
Hemos ofrecido ayuda, pero no nos contestaron, dijo Al-Shameri.
De todos modos, los posibles abogados del ex presidente dijeron a comienzos de esta semana en Amman que las evidencias no importan. Su excelencia Saddam Hussein todavía es el presidente legítimo de Iraq, dijo uno de sus representantes legales, Mohammed Rashdan.
Su socio Osama Ghazzawi anunció que la defensa cuestionará la legalidad del procedimiento. La invasión fue claramente ilegal, pues el Consejo de Seguridad de la ONU no la avaló. Un arresto y un juicio que son consecuencia de un acto ilegal no pueden ser legales, advirtió.
Ghazzawi, que integra un equipo de 20 juristas, manifestó dudas sobre la posibilidad de que Saddam Hussein pueda recibir un juicio justo en Iraq. Será un espectáculo. Tememos por nuestras vidas, dijo.
Por otra parte, los abogados en Amman consideraron que la transferencia de la custodia de su cliente es vacía e insignificantes, tanto como la denominada entrega de la soberanía del país de la ocupación al gobierno nacional interino.
Los abogados, que aún no pudieron tener ningún contacto con Saddam Hussein, sostienen que el ex presidente iraquí debería ser juzgado por un tribunal internacional.
El ex preso Al-Shameri afirmó, incluso, que el asunto debería ser atendido por un foro conjunto que incluya magistrados iraquíes e internacionales. Es importante que todo el mundo vea que recibe un juicio justo y que es acusado por delitos, no sólo porque seamos enemigos, explicó.
Por su parte, Hafez salió de la habitación y volvió con sus dientes postizos en una copa. Saddam me hizo esto él mismo, aseguró.
Hafez recordó que en 1981, dos años después de iniciado el régimen, tropezó con una tumba colectiva cuando trabajaba en un proyecto edilicio en Bagdad.
Los 12 cadáveres estaban frescos. Eran dos familias de clérigos chiitas de Ciudad Saddam, dijo, en referencia al barrio hoy llamado Ciudad Sadr, donde vivían familiares suyos.
No fue la primera vez que supo de la crueldad del régimen, dijo. Su hermano mayor, Ibrahim, fue dirigente del Partido Comunista, y por eso toda su familia fue objeto de acoso durante años.
Después de encontrar la tumba, el régimen me persiguió todo el tiempo, indicó. Al final, fue acusado de ayudar a huir del país a un científico de cuya existencia nunca supo hasta que fue procesado. El tribunal que lo juzgó fue presidido por el propio Saddam Hussein.
El hoy ex presidente no habló hasta el final, cuando se acercó al acusado. Me dijo: 'Tu lengua es demasiado floja y deberíamos cortarla.' Luego, se le ordenó poner los brazos sobre el banquillo, y Saddam Hussein los quebró de un fuerte golpe, afirmó.
Después de eso, me desvanecí. Me desperté en el automóvil de la policía, dijo. La sangre manaba de su boca y no sentía los dientes. El oficial que me llevaba me dijo que Saddam lo había hecho él mismo, dijo.
Hafez pasó los siguientes 20 años en la cárcel y bajo arresto domiciliario. Después de la revuelta chiita que siguió a la guerra del Golfo de 1991, vio en la cárcel al propio Saddam Hussein torturando y matando prisioneros con sus propias manos.
En 2001, Hafez logró escapar al Kurdistán iraquí, en el norte del país.
A pesar de las penurias que afirma haber pasado, Hafez quiere que Saddam Hussein reciba un juicio justo. Será condenado de cualquier modo. Su maldad es evidente, concluyó.