La convergencia de posiciones lograda el fin de semana en el informal Grupo de los Cinco (G-5), que reúne a los principales actores del mercado agrícola internacionales, marca un avance histórico según el canciller brasileño Celso Amorim.
El G-5, formado por Australia, Brasil, Estados Unidos, India y la Unión Europea (UE), se reunió en forma paralela a la undécima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), que concluyó en la noche del domingo.
Los integrantes del grupo coinciden en que los subsidios a la exportación (agrícola) tienen que desaparecer, el apoyo doméstico que distorsiona el comercio (del sector) debe bajar sustancialmente y el acceso a mercados mejorar mucho, informó el comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy.
Ese acuerdo permite encargar a los técnicos la consideración de cifras, plazos, aranceles, cuotas y otras cuestiones concretas. Las posibilidades de avanzar son prometedoras, pero hay mucho trabajo por delante, resumió Amorim.
Somos apenas cinco, entre países y bloques, y un entendimiento internacional sobre comercio agrícola debe involucrar a los 147 (Estados) miembros de la OMC (Organización Mundial del Comercio), apuntó el representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, en la rueda de prensa convocada por el grupo después de cuatro horas de reunión.
El encuentro fue una iniciativa brasileña para destrabar la Ronda Doha de negociaciones de la OMC.
Ahora hay convergencia de opiniones, en lugar de las divergencias anteriores, evaluó el ministro de Comercio e Industria de India, Kamal Nath, corroborando las esperanzas de avances efectivos en negociaciones técnicas previstas para las próximas semanas, que culminarán en julio con la reunión del Comité Agrícola de la OMC.
Hay que ver con cautela este anuncio del G-5, dijo a IPS Martin Khor, de la Red del Tercer Mundo, un experto en comercio internacional en el mundo de las organizaciones no gubernamentales, que también se reunieron en Sao Paulo junto a la Unctad.
El grupo no representa el consenso de los miembros de la OMC y no estoy convencido de que tome en serio el tratamiento especial y diferenciado a los países en desarrollo, y especialmente a sus pequeños agricultores, señaló.
El entendimiento del G-5 es un pequeño avance, aunque no suficiente, ya que faltan detalles técnicos y la implementación, pero importa porque implica sepultar la llamada fórmula mixta con que Estados Unidos y la UE buscaron mantener todo igual en el comercio agrícola internacional.
La Ronda Doha, inaugurada en la capital de Qatar en 2001, se paralizó desde la V Conferencia Ministerial de la OMC, realizada en septiembre en el sudoriental balneario mexicano de Cancún.
Ese bloqueo se debió a que el Grupo de los 90, formado por los países menos desarrollados de Africa, el Caribe y el Pacífico, rechazó incluir en la negociación los llamados temas de Singapur, una agenda pendiente desde la II Conferencia Ministerial de la OMC (1996), que abarca inversiones, competencia, transparencia en compras gubernamentales y facilitación del comercio vinculada con trámites y regulaciones aduaneras.
En Cancún surgió también el Grupo de los 20 países en desarrollo, que aboga por la corrección de desequilibrios en el comercio agrícola provocados por los subsidios, y por la reducción de barreras a ese comercio. Brasil e India son los participantes en el G-5 que también integran el G-20, junto con China y otros países de América Latina, Africa y Asia.
Australia es importante como gran exportador agrícola y líder del Grupo de Cairns, creado en los años 80 por países productores agropecuarios para combatir los subsidios y el proteccionismo agrícolas.
Estados Unidos y la UE, además de aplicar trabas al comercio para proteger a sus agricultores, son responsables de la mayor parte de esos subsidios, que suman unos 1.000 millones de dólares diarios y empujan a la baja los precios internacionales de muchos productos básicos.
Un consenso entre estos cinco grandes actores puede llevar a un acuerdo en la cuestión agrícola, considerada la más sensible en la Ronda de Doha, y cuya resolución es demandada desde el mundo en desarrollo como condición indispensable para proseguir las negociaciones.
Pero no es seguro que se alcance ese objetivo. Entre los 25 Estados miembros de la UE representados por Lamy, varios se resisten a suprimir subsidios y abrir sus mercados, admitió el alto funcionario europeo.
Además, la Ronda Doha es un emprendimiento único cuya agenda abarca 20 capítulos, y ninguno está resuelto mientras no haya acuerdo en todos, incluyendo, por ejemplo, los temas de reducción arancelaria en el sector industrial y cuestiones como servicios e inversiones, subrayó.
Los países industrializados demandan avances en la agenda de su interés como contrapartida por eventuales concesiones en el área agrícola.
Paralelismo y equivalencia son los nombres del juego, afirmó Lamy. Estos conceptos se aplicaron inicialmente a la exigencia europea de que el fin de los subsidios a la exportación sea acompañado por la eliminación de otros recursos de competencia desleal en el campo agrícola, como créditos en condiciones privilegiadas para el sector, sistemas de seguros y compra estatal de excedentes con destino a envíos de ayuda alimentaria.
Todos los participantes en el G-5 recalcaron la necesidad de considerar en forma conjunta que los tres pilares de la negociación sobre el comercio agrícola: subsidios a la exportación, subsidios y otros apoyos domésticos que distorsionan el mercado, y acceso a mercados.