UNION EUROPEA: Ecologistas reclaman reforma de banco de desarrollo

Grupos ecologistas exhortaron a los 10 nuevos países miembros de la Unión Europea (UE) a aprovechar la ampliación del bloque para reformar el banco regional de desarrollo en beneficio del ambiente y el bienestar social.

Las organizaciones, encabezadas por Amigos de la Tierra, instaron a Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y República Checa, que se incorporaron el sábado a la UE, a ”pintar de verde” el Banco Europeo de Inversiones (BEI), ”uno de los bancos más negligentes del mundo en materia ambiental”.

La ampliación de la UE de 15 a 25 miembros representa una nueva oportunidad para reformar de manera fundamental a la mayor institución financiera del bloque, según los grupos ecologistas reunidos en la Coalición de la Campaña del Banco Europeo de Inversiones.

El BEI fue establecido en 1958 para financiar proyectos de infraestructura física que vinculen a las economías nacionales de los países miembros. Sus proyectos deben beneficiar principalmente a las regiones más desfavorecidas y ayudar a atraer otras fuentes de financiación.

Actualmente, el banco presta unos 47.000 millones de dólares al año. Mediante acuerdos con programas europeos de cooperación para el desarrollo en 120 países, más de 16 por ciento de los créditos de la institución se destinan a países de fuera del bloque.

Pese a la gran influencia del banco, ”existe escaso conocimiento público sobre su existencia y sus operaciones”, y aunque la institución debe promover ”la cohesión social y económica”, el BEI ha financiado ”algunos de los proyectos ambiental y socialmente más controvertidos de los últimos años”.

La organización CEE Bankwatch, que vigila la cooperación internacional para el desarrollo de Europa central y oriental, sostuvo que las operaciones del BEI ”revelan falta de responsabilidad profesional y de supervisión en la gestión de los proyectos”.

Amigos de la Tierra está especialmente preocupada por el plan de extensión del aeropuerto de Sofía, la capital de Bulgaria, y el de la carretera A4 en Polonia, porque según el grupo, ”no se ajustan al mandato declarado del Banco”.

El BEI también fue criticado por su participación en proyectos controvertidos fuera de la UE.

El año pasado, el banco otorgó un crédito de 191 millones de dólares para construir un gasoducto y oleoducto entre Chad y Camerún. Grupos de la sociedad civil nacionales y extranjeros advirtieron que el proyecto empeorará las condiciones sociales y económicas de esos países africanos y fortalecerá a sus corruptas oligarquías gobernantes.

Otro proyecto cuestionado en el extranjero es el desarrollo de una mina de cobre en Laos, para el cual el BEI aprobó un crédito de 76,2 millones de dólares. Grupos ecologistas advirtieron que la mina amenazará el ecosistema de los ríos vecinos, que son tributarios del Mekong, con derrames de cianuro, tala ilegal y más presión sobre la biodiversidad de la región..

El Parlamento Europeo criticó ambos proyectos, pero ”como el BEI no rinde cuentas al Parlamento”, otorgó los créditos de todos modos.

Los activistas afirmaron que los recientes créditos del banco para la ampliación del aeropuerto de Heathrow, en Londres, y tiendas de la empresa Ikea en Alemania demuestran ”el persistente comportamiento del BEI como banco privado con dinero público”.

Tras la ampliación del bloque, ”los nuevos miembros deben usar su influencia para obligar a este banco destructivo a financiar proyectos ambiental y socialmente sustentables”, urgió Hannah Ellis, de Amigos de la Tierra.

”Esperamos sinceramente que la nueva Unión genere un debate real sobre las reformas necesarias para asegurar que el dinero de los contribuyentes sea invertido por el BEI de manera sensata y sostenible”, agregó Ellis en una declaración.

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