SALUD: Ministros a dieta

Cada vez que la adopción de nuevas políticas sanitarias internacionales roza los intereses de grupos económicos poderosos vinculados al sector, se agitan los debates de la Asamblea Mundial de la Salud.

Así ocurrió en los últimos años, mientras se discutía la convención marco contra el tabaco, aprobada finalmente el 21 de mayo de 2003 por los ministros participantes de esa asamblea anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Y se repite ahora, mientras la actual asamblea examina un proyecto de estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud, que pretende comprometer a los Estados para que impulsen cambios en los hábitos de consumo y en la dieta de la población.

Algunas de las recomendaciones de la estrategia pueden tener efectos sensibles en las industrias de la alimentación y de bebidas. Por ejemplo, el proyecto propone limitar la ingesta energética procedente de las grasas y sustituir las grasas saturadas de origen animal por grasas insaturadas vegetales.

Otro consejo alude al aumento del consumo de frutas y hortalizas, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos. La iniciativa comprende también la reducción de la ingesta de azúcares libres y de sal de todo origen, prefiriendo la sal yodada.

Los ministros de los 192 Estados miembros de la OMS evalúan un proyecto que reconoce a los gobiernos la facultad de adoptar medidas para promover la reducción del contenido de sal en los alimentos elaborados, el uso de aceites hidrogenados y el contenido de azúcar de las bebidas y los refrigerios.

La estrategia asume una posición sugestiva respecto de las políticas empresariales de mercadeo, al reconocer que la publicidad influye en la elección de los alimentos y en los hábitos alimentarios, observó Kathryn Mulvey, de Infact Estados Unidos, una organización que protege a ciudadanos de potenciales acciones peligrosas e irresponsables de las compañías.

Mulvey resaltó este jueves, en un mensaje leído ante los ministros, otros dos rasgos del proyecto que consideró positivos. Uno de ellos propugna que los gobiernos faciliten información correcta y equilibrada a los consumidores para favorecer la adopción de decisiones saludables.

El proyecto puntualiza que la información dirigida a los consumidores debe adecuarse a los niveles de alfabetización, a las dificultades de comunicación y a la cultura local, de una manera comprensible para todos los sectores de la población.

El otro ángulo destacado de la iniciativa es la afirmación de que los precios influyen en las decisiones de los consumidores, mencionó Mulvey.

El texto presentado por la OMS a consideración de los ministros sostiene que las políticas públicas pueden influir en los precios mediante la aplicación de impuestos, la concesión de subvenciones o la fijación directa de precios como medios para promover la alimentación sana y las actividades físicas durante toda la vida.

Pero detrás de todas ideas impulsadas por la OMS se encuentra el respaldo de las principales organizaciones internacionales de científicos y de activistas.

Philip James, vicepresidente de la Unión Internacional de Ciencias Nutricionales, conocida por su sigla en inglés IUNS, recordó a la asamblea que las principales causas de muerte y discapacidad en lactantes, niños y niñas, jóvenes, adultos y ancianos tienen un origen nutricional.

Neville Rigby, de la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad (IASO, por sus siglas en inglés), reclamó una estrategia firme para encarar las epidemias crecientes de obesidad, diabetes y de enfermedades cardíacas.

Al mismo tiempo, se necesita un abordaje sólido para asegurar una cultura mundial más eficaz de atención y responsabilidad por la salud nutricional de los niños, dijo Rigby.

Para sobrevivir y crecer, niñas y niños requieren una dieta adecuada, advirtió Bejon Misra, que representa a la organización Consumidores Internacional.

Unos 2.000 millones de personas se encuentran afectadas en todo el mundo por el ”hambre silenciosa”, una desnutrición causada por la falta de minerales y vitaminas.

Ese ángulo fue tomado por la representación de Mauricio, con respaldo de Cuba, para solicitar que la estrategia mencione los problemas de desnutrición y de déficit de vitaminas que afrontan poblaciones de países en desarrollo.

Brooke Girard, de la Unión Internacional contra el Cáncer, pronosticó que la estrategia discutida por la OMS tendrá un efecto favorable en la lucha contra esa enfermedad.

Un 30 por ciento de los casos de cáncer que se registran en países industrializados se atribuyen a dietas malsanas y a un estilo de vida sedentario, porcentaje casi similar al de casos provocados por el tabaco.

Los tipos de cáncer asociados con el sobrepeso y la obesidad son los de colon, mama, cuello uterino y riñón, citó Girard. El consumo excesivo de alcohol también aumenta los riesgos de cáncer en la boca, faringe, laringe, esófago, hígado y mama, recordó.

El texto definitivo de la estrategia, que deberá recoger las preocupaciones de la sociedad civil, cuenta con apoyo amplio de la mayoría de los países, pero todavía subsisten diferencias que pueden obligar a aplazar una decisión hasta el sábado, fecha de clausura de la asamblea.

Mulvey reclamó que la versión final del documento subraye las regulaciones del mercadeo, reconozca los potenciales conflictos de intereses de las empresas de alimentos y otros actores del sector privado con los objetivos de la estrategia, y aísle de tales conflictos a todo el proceso de aplicación del plan.

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