Más de un millón de bebés y unas 70.000 madres adolescentes mueren cada año en países en desarrollo debido al matrimonio y la maternidad precoces. La clave para resolver este problema es la educación de las niñas.
Esta es la conclusión del quinto informe sobre El estado de las madres del mundo, de la organización por los derechos de la infancia Save the Children/Estados Unidos, publicado este martes bajo el título Children having children (Niñas que tienen niños).
La clave es el acceso a la educación, afirmó Charles MacCormack, presidente de Save the Children.
Los estudios demuestran que las niñas con educación tienen menos probabilidades de ser madres a temprana edad. Incluso las madres con educación básica tienen embarazos más saludables, partos más seguros y bebés más sanos, porque son más propensas a procurar servicios de salud para ellas y sus hijos, declaró.
Además, agregó MacCormack, las madres con más educación también tienen más probabilidades de enviar a sus propios hijos e hijas a la escuela y de utilizar métodos anticonceptivos para espaciar sus embarazos en intervalos más saludables.
El informe de 38 páginas incluye un ranking de riesgo de maternidad precoz que identifica a 50 países donde la maternidad es especialmente peligrosa para las madres adolescentes y sus hijos.
La región más afectada es Africa subsahariana, la más pobre del mundo. Nueve de los 10 países de mayor riesgo son africanos, y a la cabeza de la lista están Níger, Liberia y Mali.
En esos 10 países, más de una de cada seis adolescentes de 15 a 19 años da a luz anualmente, y casi uno de cada siete hijos de esas adolescentes muere antes de cumplir un año.
Fuera de Africa, las madres adolescentes y sus hijos también enfrentan grandes riesgos en Afganistán, Bangladesh, Guatemala, Haití, Nepal, Nicaragua y Yemen.
De hecho, las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte de las adolescentes en el mundo en desarrollo.
El informe incluye historias de madres adolescentes que demuestran lo breve que es la infancia para las niñas en algunas partes del mundo. Uno de los testimonios pertenece a una madre que fue casada a los siete años, comenzó a tener relaciones sexuales a los nueve y enviudó a los 12.
Según Save the Children, cerca de 115 millones de niños en edad escolar, 60 por ciento de ellos niñas, no asisten a la escuela.
El informe destaca, entre otros datos importantes, que uno de cada 10 nacimientos en todo el mundo es de una madre-niña, que las adolescentes de países pobres tienen el doble de probabilidades de morir en el embarazo o el parto que las mujeres mayores, y que las menores de 14 años enfrentan un riesgo aún mayor.
Además, los bebés de madres niñas o adolescentes tienen mayores probabilidades de nacer prematuros y de morir en su primer mes de vida.
Un dato sorprendente es que la tasa de nacimientos de madres adolescentes en Estados Unidos es la más alta del mundo industrializado, y en algunas zonas rurales es mayor que en muchos países pobres.
Para hacer frente a estos desafíos, el informe recomendó al Congreso estadounidense aumentar los fondos para educación básica, salud materno-infantil y programas de planificación familiar en los países pobres, y dentro de Estados Unidos, incrementar el apoyo financiero a programas de alfabetización.
A nivel mundial, Save the Children exhortó a la aprobación y aplicación efectiva de leyes que establezcan edades mínimas para el matrimonio.
Además de los riesgos de la maternidad precoz, el informe también clasifica más generalmente el bienestar de las mujeres en distintos países con base en sus condiciones de salud, educación y participación política.
Como en los últimos cinco años, los primeros lugares de la lista los ocupan Suecia, Dinamarca y Finlandia, y los últimos, una franja de países que van desde Guinea-Bissau y Mauritania, en Africa occidental, hasta Yemen, en Medio Oriente. Níger, Burkina Faso, Etiopía y Mali están al final de la lista.
Estados Unidos está en el lugar 10, detrás de los países nórdicos y europeos occidentales, Australia y Canadá.
Los seis indicadores considerados para evaluar el bienestar femenino son el riesgo de mortalidad materna, el uso de anticonceptivos por habitante, el porcentaje de partos atendidos por personal especializado, la incidencia de anemia entre las embarazadas, la tasa de alfabetismo entre las mujeres adultas y la participación femenina en el gobierno nacional.
También se consideraron cuatro indicadores de bienestar infantil en la elaboración de la lista: mortalidad infantil, tasa de inscripción en la escuela primaria, acceso al agua potable e incidencia de la desnutrición.
Como en los últimos años, el informe subraya la enorme brecha entre los países más ricos y más pobres del mundo.
Así, una madre de uno de los 10 países del final de la lista tiene 26 veces más probabilidades de que su hijo muera en el primer año de vida que una madre de los 10 primeros países, y 750 veces más probabilidades de morir ella misma durante el embarazo o el parto.
De manera similar, en los últimos 10 países, uno de cada tres niños no está inscripto en la escuela y sólo una de cada cuatro mujeres son alfabetas, mientras que en los países más ricos, la enseñanza primaria y el alfabetismo son casi universales.
Mientras la situación en Africa ha permanecido decepcionantemente estática desde que se comenzó a publicar el informe hace cinco años, varios países de América Latina (principalmente Chile, Cuba y Costa Rica) experimentaron progresos en el bienestar femenino e infantil que los acerca a los niveles de los países industrializados.
Save the Children también elogió los avances registrados en partes de Europa central y oriental y en la antigua Unión Soviética, en particular los países bálticos.