El año pasado murieron 42 periodistas y 766 fueron detenidos sólo a causa del ejercicio de su profesión, las cifras más altas de la última década, según la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La situación de los profesionales del periodismo no mejora tampoco este año, pues ya han sido asesinados 11, detenidos 101 y amenazados o agredidos otros 250, mientras que 142 medios de comunicación resultaron censurados, detalló a IPS el presidente de RSF, Fernando Castelló.
Pero, además, los enemigos de la prensa están sustituyendo la represión frontal y sanguinaria por el acoso insidioso de apariencia legal, la presión económica y la excusa de proteger la vida privada con el fin de engañar a la opinión pública, añadió.
El informe anual presentado por RSF, la organización internacional con sede en París, señala que la prensa independiente está en peligro en Africa y que las guerras y conflictos que perduran en algunos de los países de ese continente tienen mucha culpa de la degradación que sufren.
Cubrir un conflicto en Africa se vuelve cada vez más peligroso, apunta el documento.
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El año pasado fueron asesinados dos periodistas en Costa de Marfil y uno en la República Democrática del Congo, se indica en el documento, para agregar que en Guinea Ecuatorial, Ruanda, Eritrea y Togo la prensa es víctima del inmovilismo político y el autoritarismo, lo que lleva a gran cantidad de periodistas a emigrar.
RSF sostiene que América sigue siendo una tierra de contrastes, ya que la libertad de prensa es globalmente respetada, pero se la persigue cotidianamente en Cuba, Haití o Colombia.
A ese respecto destaca que el presidente de Cuba, Fidel Castro, intentó acabar con la disidencia deteniendo a 75 personas, entre ellas a 27 periodistas independientes, por publicar artículos en el extranjero y entrevistarse con diplomáticos norteamericanos.
En el continente americano el país más peligroso sigue siendo Colombia, donde cinco periodistas fueron asesinados en 2003 por denunciar casos de corrupción y complicidad con grupos armados, paramilitares de extrema derecha o guerrillas izquierdistas, que controlan o se disputan regiones enteras de ese país.
También señala problemas en Brasil, Bolivia, Perú, Guatemala, México y Argentina.
En el caso brasileño, sólo el mes pasado se conoció el asesinato de dos periodistas de radios, conocidos por sus denuncias contra la corrupción y el narcotráfico.
El Comité para la Protección de los Periodistas, que divulgó un comunicado de condena, informó de la muerte de José Araújo, de 37 años, a manos de sicarios en el interior del nororiental estado de Pernambuco, y de Samuel Roma, de 36 años, también del mismo modo pero en Capitán Bado, localidad fronteriza con Paraguay y perteneciente al sudoccidental estado de Mato Grosso del Sur.
En relación a Estados Unidos, RSF subraya que la actitud del gobierno respecto a la libertad de prensa difiere, según su acción se inscriba en territorio norteamericano (estadounidense) o fuera de sus fronteras.
En el primero (su territorio) la situación sigue siendo globalmente satisfactoria, pero el ejército norteamericano (estadounidense) fue responsable de la muerte de cinco periodistas en Iraq y sigue controlándose estrechamente el trabajo de los periodistas que acuden a la prisión de Guantánamo (enclave estadounidense en Cuba), donde están detenidos los sospechosos de terrorismo, indica el informe.
Entre los periodistas asesinados en Iraq tras la invasión de la alianza militar liderada por Estados Unidos, RSF subraya la muerte de Taras Protsyuk, de la agencia británica Reuters, y de José Couso, de la emisora de televisión española Telecinco.
Esos dos reporteros murieron por los disparos efectuados el 8 de abril de 2003 desde un tanque estadounidense contra el hotel Palestina, en Bagdad, donde se alojaban y trabajaban los corresponsales de casi todos los medios extranjeros. En ese lugar no había en ese entonces ni tropas, policías ni milicianos iraquíes.
Las dictaduras de Asia y el Pacífico no bajan la guardia, añade RSF en su investigación. Con 200 periodistas detenidos en 2003, Asia fue la mayor cárcel del mundo para los profesionales de la información. Los regímenes comunistas y la dictadura militar birmana castigan así a los periodistas que reclaman libertad de expresión o denuncian la tiranía, apunta.
Además, la censura es una auténtica plaga y el lado optimista es el desarrollo de las radios comunitarias y las emisoras de FM (frecuencia modula), que son una nota de esperanza para la libertad informativa en ese continente.
En Filipinas, asesinos a sueldo mataron a siete periodistas y al menos cinco escaparon a intentos de asesinarlos. En la situación global negativa de Asia, solamente en tres países, India, Indonesia y Tailandia, se permite estar informados, y expresarse libremente, a millones de oyentes.
En el Magreb y Medio Oriente, la organización no gubernamental puntualiza que, además de la carencia de medios de comunicación independientes y de una fuerte autocensura de los profesionales, la invasión de Iraq y el conflicto palestino-israelí sometieron la libertad y la seguridad de los periodistas a una dura prueba.
Quince periodistas y dos colaboradores murieron en 2003 en esa región por ejercer su profesión. Irán continúa siendo la mayor cárcel de Oriente Medio para los profesionales de la Información, señaló Séverine Cazes, responsable de RSF en esa región. También dijo que la libertad de prensa retrocedió considerablemente en Marruecos y Argelia.
En tanto, el capítulo del informe referido a Europa sostiene que se mantuvo una situación satisfactoria de libertad de prensa, ya que fueron menos que en años precedentes los casos de violación del secreto de las fuentes o las agresiones a periodistas.
Sin embargo, en los países que integraron la hoy disuelta Unión Soviética las condiciones son cada vez peores: agresiones, encarcelamientos, censura, monopolio estatal en los medios impresos y falta de pluralismo en lo audiovisual.
RSF observa que en España la amenaza del grupo terrorista ETA continúa pesando sobre los periodistas que no comparten sus puntos de vista. Sobre este país, al preguntarle IPS a Castelló si en el informe 2004 se ocuparán de lo ocurrido con la información después de los atentados del 11 de marzo en Madrid, respondió que no.
No, porque no tiene relevancia internacional para ello, afirmó. Claro que hubo manipulación, pero tanto de los medios progubernamentales como de los antigubernamentales, pero no al extremo de que RSF deba intervenir, ya que en España hay sindicatos, asociaciones, la justicia funciona y hay pluralismo informativo, donde todas esas cosas se pueden discutir y se discuten, dijo el veterano periodista español, quien durante dos décadas ejerció su oficio en la agencia estatal EFE.
Otros dos países de la Unión Europea llamaron la atención de RSF. Uno es Francia y señala que el periodismo de investigación y la protección de las fuentes se vieron amenazados por el proyecto de ley Perben, del que finalmente se abandonaron las disposiciones más liberticidas.
El otro es Italia, y al respecto expresa el informe que el primer ministro Silvio Berlusconi acumula (un) imperio mediático y poder político, aunque esa imbricación no data de su llegada al poder, pues desde siempre los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado nombran a los miembros del consejo de administración de la poderosa televisión estatal.
No obstante, el trabajo destaca que, al ser jefe de gobierno y a la vez propietario de tres canales privados competidores, hay graves consecuencias para la autonomía de la televisión pública.
Finalmente, el informe contiene una lista de los que RSF califica de predadores de la libertad de prensa.
En esa categoría RSF ubica a los militantes islámicos armados de Afganistán, Argelia, Bangladesh, Cachemira, Pakistán y Filipinas, a los colombianos Carlos Castaño, uno de los jefes de los paramilitares derechistas, y Manuel Marulanda, líder de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, al grupo vasco ETA y al príncipe heredero de Arabia Saudita, Abdullah.
También a los presidentes Hu Jintao, de China, Kim Jong Il, de Corea del Norte, Fidel Castro, de Cuba, Muammar El Gadafi, de Libia, Pervez Musharraf, de Pakistán, Vladimir Putín, de Rusia, Zine el-Abidine Ben Alí, de Túnez, y Islam Karimov, de Uzbekistán.