Es necesario ”devolver el episodio a su real dimensión: un caso de mal periodismo”, resumió el Sindicato de Periodistas de Rio de Janeiro respecto de la polémica por la expulsión del corresponsal del diario estadounidense The New York Times en Brasil, Larry Rohter.
Rohter parece convencido de que descubrió la razón de las dificultades que enfrenta el gobierno brasileño: economía estancada, problemas sociales en camino de agravarse y violencia criminal que siembra pánico en las grandes metrópolis, especialmente en Río de Janeiro.
El gusto del presidente Luiz Inácio Lula da Silva por las ”bebidas fuertes” estaría afectando su capacidad de gobernar el país, escribió Rohter en un artículo publicado el domingo en The New York Times.
Las protestas se generalizaron en Brasil, incluso entre parlamentarios opositores que condenaron las insinuaciones de que Lula está bebiendo demasiado. Según el título de la nota, esa afición presidencial se ha convertido en una ”preocupación nacional”.
El martes de noche, el gobierno sorprendió el país anunciado la cancelación del permiso de residencia del periodista Rohter, una expulsión de hecho, justificada por el carácter ”liviano, mentiroso y ofensivo para la honradez del presidente” del reportaje, según el Ministerio de Justicia.
La decisión de expulsar a Rohter fue un error que amplía la repercusión del hecho y convierte al difamador en víctima, criticaron políticos como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) y algunos oficialistas, como el senador Cristovam Buarque, ex ministro de Educación de Lula.
Mientras periodistas, abogados y jueces condenan la decisión autoritaria que ”hiere la libertad de prensa” y niega la democracia brasileña, asociaciones de corresponsales protestan contra el acto de censura, aunque poniendo distancia del texto de Rohter.
Miembros del gobierno, sin embargo, parecen creer en una conspiración contra el ”liderazgo emergente” de Lula, y de Brasil en la escena internacional, olvidando que The New York Times se ha manifestado editorialmente favorable a posiciones brasileñas contra los subsidios de Estados Unidos a sus exportaciones agrícolas en desmedro de países en desarrollo.
Varios funcionarios justificaron la expulsión como necesaria y justa, pues el periodista ofende al presidente y por extensión a todo el país, haciéndose así ”persona non grata”.
Sin embargo, el ministro de Justicia, Marcio Thomaz Bastos, de visita en Suiza, dijo no haber participado de la decisión y reconoció que Rohter podría obtener una anulación de la decisión recurriendo a la justicia. Del mismo modo opinaron varios magistrados.
Según la legislación a la que echó mano el gobierno para cancelar la visa, Rohter tiene ocho días para dejar el país a partir del momento en que reciba la comunicación oficial. Como ahora se encuentra en el exterior, ya que cubre también otros países sudamericanos, dispondrá de algunos días más.
Pero el senador Sergio Cabral Filho elevó al Superior Tribunal de Justicia, este mismo miércoles, un recurso de habeas corpus en favor del periodista, para evitar su expulsión. ”Soy hijo de un periodista que sufrió prisiones durante la dictadura militar”, recordó para justificar su iniciativa.
Mientras, el comunicado del Sindicato de Periodistas de Río de Janeiro llama al gobierno a ”rever la decisión” que ”mancha la imagen de liderazgo que el presidente Lula viene construyendo entre los países que luchan para vencer la miseria y la ignorancia”.
Su referencia al ”mal periodismo” y al ”artículo poco sobrio” de Rohter alude a la escasa consistencia de la nota, basada en citas e indicios recogidos de otros medios de comunicación, sin ningún esfuerzo visible de entrevistar fuentes propias sobre el tema en cuestión.
Una de las fuentes de Rohter es un artículo publicado en marzo en la revista semanal de mayor circulación en Brasil, Veja. El autor es Diogo Mainardi, un columnista conocido por sus críticas amargas y generalizadas.
Otra fuente mencionada es Claudio Humberto, cuya columna diaria publicada en varios diarios populares, difunde noticias ”de bastidores” y rumores políticos.
Este periodista enfrenta numerosas acciones judiciales por sus informaciones difamatorias y por publicar un chiste: la menor cárcel del mundo es el uniforme de la Policía Militar de Río de Janeiro, pues encierra a ”un único bandido”.
Lo que Rohter escribió no es un reportaje, sino de un ”recortaje”, una selección de citas y notas publicadas en otros medios, definió el columnista Merval Pereira, columnista del diario O Globo, de Rio de Janeiro.
Lo sorprendente es que The New York Times, considerado un diario serio, haya publicado una nota tan irresponsable, sentenció.
El de Rohter parecía un artículo que se desmoronaría solo y caería en el olvido, hasta que el gobierno brasileño renovó y amplió su impacto, decidiendo expulsar a su autor, una medida que puede ser anulada por la justicia.