PALESTINA-ISRAEL: Ayudando al enemigo

El asesinato por Israel de dos líderes máximos del grupo radical islámico Hamas no habría sido posible sin la colaboración de palestinos. El papel de estos informantes es objeto de debate diario en la sociedad palestina.

Hamas (siglas de Movimiento de Resistencia Islámica) culpa a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de no hacer lo suficiente para ”erradicar a los informantes de la sociedad”, y advirtió que su ala militar ”perseguirá a todos aquellos que colaboren con la entidad sionista”, en referencia a Israel.

En una declaración, el grupo consideró a los colaboradores ”un factor esencial detrás de los asesinatos de los líderes del movimiento, jeque Ahmed Yassin y Abdel Aziz Rantisi”. Yassin y otras siete personas que lo rodeaban fueron asesinados por fuerzas israelíes el 22 de marzo último, y Rantisi, su sucesor, el 17 de abril siguiente, junto a dos de sus guardaespaldas.

Israel responsabilizaba directamente a ambos líderes por numerosos atentados contra objetivos civiles israelíes. Fuentes políticas de ese país afirmaron que los dos operativos fueron organizados directamente por el primer ministro israelí, Ariel Sharon.

La ANP, presidida por Yasser Arafat, exhortó a Hamas a no actuar unilateralmente. ”Ninguna facción palestina tiene derecho a anunciar que perseguirá a los colaboradores por sí misma” advirtió el coronel Rashid Abu-Shbak, jefe de los servicios palestinos de seguridad preventiva, en declaraciones a la prensa.
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”Mientras haya una Autoridad Palestina responsable de la seguridad interna, es ella la que debe asumir su responsabilidad, detener a los informantes y llevarlos ante la justicia”, agregó Abu-Shbak.

Naim Abu Hasanen, jefe de la unidad de investigación de inteligencia palestina, dijo que su oficina está ”investigando 19 de 250 casos investigados desde 1994”.

Los servicios de inteligencia palestinos tratan estos casos de acuerdo con la ley, declaró. ”No detenemos a ningún sospechoso sin orden judicial, y por tanto ninguna facción o partido debería hacerlo, porque el castigo debe ser justo y respetar el debido proceso”, añadió Hasanen.

A Israel parece resultarle fácil reclutar colaboradores, pero a la ANP le resulta difícil encontrarlos.

Entre los archivos de Hasanen está el caso de un estudiante universitario de 22 años que confesó que los israelíes le daban ”320 dólares al mes y dos mujeres para mantener relaciones con ellas”.

”Luego me mostraron un vídeo (de los encuentros con las mujeres) y me amenazaron con entregarlo a mi familia y amigos si no les daba la información que querían”, relató.

Presionado por esta amenaza, el joven ubicó a Salah Shehadeh, un alto líder de Hamas, e informó a su contacto de la inteligencia israelí. ”Poco después escuché que Shehadeh había muerto en un ataque de un F-16”, dice la confesión grabada.

En otro caso, un hombre y su hijo confesaron su participación en el primer intento de asesinato de Rantisi, el 10 de junio del año pasado. Ambos informaron a la inteligencia israelí del paradero del líder minutos antes de que helicópteros Apache dispararan misiles contra su automóvil. En esa ocasión, Rantisi resultó herido.

En Gaza, alas militares de diferentes facciones formaron ”un escuadrón especial para resistir a los colaboradores” que solicitó a los informantes que se arrepientan ”antes de que empiece el castigo”.

”Es nuestro deber limpiar a la sociedad de aquellos que cometen crímenes contra su propio pueblo; deben ser considerados traidores”, declaró un líder del escuadrón.

Muchos palestinos en Gaza exigen castigos severos para los informantes. ”Deben ser arrestados y deportados a Israel”, opinó un taximetrista. ”Son enfermos sin cura; hay que matarlos”, sentenció una mujer en Gaza.

Según el sociólogo Magdi Malki, hay tres tipos de colaboradores. ”Los primeros pertenecen a una generación joven e Israel los puede reclutar fácil y rápidamente en redadas al azar o mediante chantaje sexual o financiero”, dijo a IPS.

La segunda categoría ”es más peligrosa porque involucra a antiguos miembros de facciones políticas que están en conflicto con éstas y por lo tanto se ofrecen a cooperar con Israel”.

Por último, está el peligro oculto de ”aquellos colaboradores que no ayudan a localizar objetivos específicos, pero son una fuerza dañina porque no sólo colaboran con Israel sino con otros países también”, señaló Malki.

El sociólogo recalcó que ”se debe tratar cada caso en particular”, siempre ”dentro de la justicia y la ley”.

Pero muchos colaboradores no llegan a la justicia.

Mahmoud Al-Athem, de 29 años, de la aldea de Beit Reema, al noroeste de Ramalá, fue asesinado hace dos semanas por su hermano tras confesar en la mezquita de la aldea que era informante de Israel desde 1997. La Brigada de los Mártires de Al-Aqsa, ala militar del gobernante partido Fatah, elogió al fratricida y agradeció a la familia.

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