El cementerio de un pequeño pueblo cerca de la ciudad palestina de Ramalá cuidado con primor. La mayoría de las tumbas están adornadas con flores y lápidas de mármol con el nombre de los muertos y las fechas de su paso por la Tierra.
Pero en una esquina del cementerio hay una tumba sin flores y sin lápida, ni un solo dato que la identifique. Allí yace una muchacha de 17 años de la que nadie en esta localidad quiere hablar, aunque todos conocen su historia.
Años antes de ser asesinada, había sido violada por sus dos hermanos. Quedó embarazada y poner a su madre al tanto de la situación. Ella no le creyó. Por el contrario, la acusó de tener relaciones sexuales con otros hombres del poblado.
La muchacha huyó de su hogar y se refugió en Ramalá, donde interrumpió su embarazo luego de informar sobre su caso a la policía, con ayuda de una organización femenina.
Pocos meses después, los dos hermanos fueron arrestados. La familia juró solemnemente que no le haría daño a la víctima. Pero en marzo de 2002, la joven logró regresar a su casa y pocas horas después su madre la ahorcó con una sábana.
La asesina fue arrestada también. Hoy, ella y sus dos hijos están libres. Ningún miembro de la familia fue condenado por sus crímenes.
En 2002 y 2003 murieron 38 mujeres en los denominados asesinatos por honor, y los pocos victimarios condenados por esa razón recibieron una pena mínima, según el Centro Femenino de Asistencia Legal y Consejería (WCLAC), una organización no gubernamental palestina.
No hay registros policiales porque el público prefiere no denunciar esos casos y, por lo general, los anuncia como suicidios, dijo la coordinadora de la Unidad de Defensoría de WCLAC, Suheir Oder.
Afrontamos muchas dificultades para documentar los casos debido a las restricciones sociales y políticas. En 2003, después de esta muchacha, murieron otras cinco, agregó.
Como asesinato por honor se conoce la muerte de una mujer que —de manera intencional o no— se encuentra en una condición que resulta vergonzosa para su familia, de acuerdo con la cultura de numerosas sociedades del mundo.
En estos casos, la familia se considera víctima de una mujer en falta y que, en última instancia, resulta asesinada.
En todos los casos registrados en Palestina, los escasos condenados por asesinato de honor recibieron una sentencia mínima. No hay ley que lo prohíba. Por el contrario, hasta quienes violan a una mujer y la matan reciben una 'sentencia reducida', figura legal heredada de la legislación jordana, dijo Oder.
La ley de Jordania, según la legisladora palestina Azmi Shuaibi, permite al juez reducir la sentencia de aquellos que cometen crímenes relacionados con el asesinato por honor.
Estamos revisando las normas para que se establezca una condena adecuada para esos asesinos, una sentencia similar a cualquier otro homicidio, agregó.
La ley jordana permite una reducción de la condena al asesino sólo si comete el crimen al ser testigo de un acto de adulterio, dijo el profesor de Estudios Islámicos Bassam Jarar. De otro modo, la ley dispone que el asesino por honor sea tratado como cualquier asesino, aseguró.
Jarar consideró que las organizaciones femeninas exageran el problema. El asesinato por honor no es un problema urgente y no puede ser considerado como fenómeno. La situación general es lo que ha elevado el nivel de violencia en Palestina, dijo.
En cambio, Odeh consideró que la ley penal debe tipificar especialmente el asesinato por honor. Las condiciones de vida en Palestina bajo la ocupación israelí dificultan el trabajo de las organizaciones femeninas.
Las dificultades políticas, económicas y sociales no permiten a las organizaciones sociales ubicar este problema entre las prioridades. El trabajo debe entablarse a varios niveles, incluida la educación social y la implantación del estado de derecho en general, opinó.
Desde septiembre de 2000, cuando estalló la intifada (insurgencia popular contra la ocupación israelí de territorio palestino), la población de Cisjordania y Gaza sufre de una persistente anomia. En ese marco, el WCLAC registró un aumento de 12 por ciento en los asesinatos por honor.
En muchos casos, las fuerzas de seguridad y la justicia no toman acción alguna. Sabemos de muchos asesinatos por honor. Pero no podemos actuar, debido a la situación política y de seguridad, dijo un oficial de policía que solicitó reserva sobre su identidad.
Israel ha maniatado a la policía palestina, afirmó el funcionario.
Todas las instalaciones de seguridad han sido destruidas. Los agentes no pueden trabajar en uniforme y la mayoría de nosotros no podemos arrestar a nadie por ningún motivo, porque los israelíes pueden atacar las comisarías en cualquier momento. Por eso, preferimos que las familias resuelvan sus problemas, dijo el agente.
La situación de seguridad no permite la implementación plena de la ley, admitió Shuaibi, pero problemas como los asesinatos por honor estaban aquí antes de la intifada y antes de que las fuerzas policiales fueran destruidas, aseguró.
La policía y los jueces son sometidos a intensa presión social en relación con los asesinatos por honor o con la violencia contra las mujeres, sin contar la presión de las instituciones religiosas, sostuvo la legisladora.
Como legisladoras, también afrontamos la presión de personalidades e instituciones religiosas que confunden al público sobre nuestras intenciones con la acusación de que estamos legitimando un tabú, añadió.
Por su parte, Jarar acusó a las organizaciones femeninas de pretender la imposición de sentencias extremas para los involucrados en asesinatos por honor con el fin de legitimar la traición marital y el adulterio.
Pero Shuaibi sostuvo que el asesinato por honor deberá ser considerado como un crimen doble, porque las mujeres son víctimas por partida doble, cuando son violadas o sometidas a abuso en primera instancia y luego muertas.
Mientras, el Consejo Musulmán Británico sostuvo que los asesinatos por honor no son aprobados, ni de forma ni de fondo, por el Islam, sino que, por el contrario, rechaza categóricamente la justicia por mano propia y alienta la piedad, la justicia y el estado de derecho.
Sería ingenuo de nuestra parte enterrar nuestras cabezas en la arena y negar que esta costumbre preislámica continúa siendo practicada entre algunos musulmanes y otras comunidades religiosas, agregó la organización.
La práctica del asesinato por honor es contraria al Islam, que proclama la santidad de la vida humana, pues el Sagrado Corán declara que matar a un ser humano inocente equivale a matar a toda la humanidad, concluyó.