Un esfuerzo desesperado para evitar que una ciudad costera de Senegal fuese devastada por una inundación terminó con un verdadero dolor de cabeza para las autoridades ambientales.
En octubre, el gobierno ordenó la construcción de un pequeño canal que dividiera en dos Langue de Barbarie (Lengua de Barbarie), una estrecha península de arena de apenas 100 metros de ancho que se extiende a lo largo de 30 kilómetros en el norte.
Se trataba de formar una especie de muralla natural que separara la desembocadura del río Senegal del océano Atlántico.
Las autoridades esperaban que esto desviaría el agua del río para evitar nuevas inundaciones en la localidad de Saint Louis, cerca de la frontera con Mauritania.
Cuando decidimos construir el canal, Saint Louis ya estaba casi bajo el agua, y luego hubo cuatro olas más de inundaciones sobre la ciudad, dijo a IPS el funcionario Ibrahima Diop, de la oficina gubernamental a cargo de asuntos acuíferos.
Saint Louis ya había sufrido inundaciones antes, pero nunca de esta intensidad.
El canal, construido justo al sur de la ciudad, tenía al comienzo cuatro metros de ancho, pero se fue ampliando por el paso del agua al punto que está usurpando espacio a pequeñas aldeas de la zona, que dependen de la pesca y de la agricultura a pequeña escala para su subsistencia.
Estamos parados sobre brasas y no sabemos por dónde salir. Sabemos que tarde o temprano deberemos dejar nuestras aldeas, que serán tragadas por el agua, dijo Mamadou Sarr, de 60 años, habitante de la aldea de Gandiol.
Los efectos de la construcción del canal también son sentidos por la reserva natural de Langue de Barbarie, donde se alimentan diversas clases de aves y tortugas y que funciona como importante centro turístico.
Desde el momento mismo en que fue construido el canal, todo el lugar fue distorsionado. Los bancos de arena donde ciertas aves y tortugas ponían sus huevos están desapareciendo, alertó el director asistente de los parques nacionales de Senegal, Samuel Dieme.
Por su parte, el activista Abdoulaye Ndiaye, de la organización no gubernamental ambientalista Wetlands International, advirtió que el canal está destruyendo el ecosistema de la zona.
El agua dulce (del río Senegal) está absorbiendo cada vez más agua salada (del océano Atlántico), lo que pone en serio riesgo el suministro de agua potable para la población de la zona, señaló.
Un segundo canal, creado a unos 30 kilómetros del primero, también se fue abriendo de forma acelerada. Las presiones combinadas del río y del océano hicieron que la brecha se ampliara unos 600 metros en menos de un mes.
Ahora, el segundo canal tiene un ancho de 800 metros, aunque parece haberse detenido, según científicos, debido a los depósitos de arena acumulados por la marea.
El ingeniero hidráulico Amadou Ndiaye criticó la opción del gobierno para controlar las inundaciones en Saint Louis.
Estas personas no piensan en las consecuencias finales de sus acciones. La apertura de este canal fue un error que pudo ser evitado. Ahora no podemos prever cuáles serán las consecuencias, pero sospechamos que serán muy graves, dijo a IPS.
El geógrafo Landing Mane, de la Universidad de Saint Louis, dijo que las aguas del río Senegal debieron haber sido desviadas entre esa ciudad y la represa de Diama, ubicada río arriba.
Pero la urgencia de la situación no permitió a las autoridades darse el lujo de estudiar diferentes opciones, explicó Diop.
Teníamos que actuar rápido para que la ciudad no se inundara. No teníamos tiempo de pensar las consecuencias. Teníamos que actuar antes que nada, dijo.
Diop aseguró que hay registros de canales abiertos en Langue de Barbarie en 1850, 1884, 1906, 1932 y 1936.
Pero Ndiaye señaló que estos canales se abrieron de forma natural y luego se cerraron por sí solos.
Varios ambientalistas se reunieron en Saint Louis en abril para estudiar la situación de primera mano, mientras las autoridades también buscan formas de solucionar el daño.
Ahora mismo estamos realizando estudios para ver cómo tratar la situación. Estudiamos todos los posibles escenarios para reducir la brecha del canal. El resultado será presentado al gobierno, dijo Diop.
Sin embargo, no aclaró cuándo estarían terminados los estudios.
Una de las ideas es instalar un sistema de regulación de agua en uno de los canales, aunque todavía no se pensó la financiación del proyecto.
En todo caso, no será fácil controlar la apertura del canal debido a que el suelo de Langue de Barbarie es de arena fina, y no resiste la presión de la marea, advirtió Marie Tew Niane, investigadora de la Universidad Gaston Berger de Saint Louis.