Por tercer año consecutivo el gobierno de México votó contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, reabriendo el frente de roces diplomáticos con el socialista país caribeño y una etapa de reclamos dentro de casa.
Las relaciones entre México y Cuba, que por más de 40 años se mantuvieron cercanas, se tensaron en los tres últimos años, con lo cual se empantanaron intereses empresariales, comerciales y hasta intentos de cooperación judicial.
En un guión que pareció calcado al de hace uno y dos años atrás, el gobierno mexicano de Vicente Fox adujo que apoyó este jueves la resolución contra La Habana porque la consideró constructiva, mientras algunos políticos locales protestaron por el que creen fue un voto ”pro estadounidense” y las autoridades cubanas se declararon indignadas.
Desde 2001, la relación entre ambos países ha transitado por numerosos episodios de tensión generado por los votos de México en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que sesiona cada año en su sede de Ginebra.
En la historia de esas votaciones, México se abstuvo de pronunciarse contra Cuba en 10 ocasiones y en una sufragó a favor de la isla. Pero en los tres últimos años, la perspectiva cambió y votó seguidamente contra La Habana.
Este jueves, la delegación mexicana en Ginebra votó junto a la de otros 21 países a favor de una resolución presentada por Honduras que condena las penas que Cuba ha impuesto a disidentes y periodistas y demanda al gobierno de Fidel Castro permitir el escrutinio de la ONU en materia de derechos humanos.
Gracias al voto mexicano y al de otros seis países latinoamericanos, la resolución pudo ser aprobada por estrecho margen, pues 21 países votaron en contra y 10 se abstuvieron, entre los que se cuentan Argentina, Brasil y Paraguay.
Como siempre sucede en estos casos, la delegación cubana acusó a Estados Unidos de estar detrás de la resolución hondureña.
Jorge Castañeda, el canciller de Fox en el primer tramo de su gobierno y a quien el gobierno de Cuba ha insultado públicamente y señalado como ”lacayo” de Washington, se congratuló este jueves por el nuevo voto mexicano de condena en Ginebra. ”Se ha mantenido la congruencia”, dijo.
Desde que Fox asumió la presidencia a fines de 2000, tras siete décadas ininterrumpidas de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), México modificó su tradicional cercanía con el gobierno de Castro.
Con Cuba se terminó la relación ”epopéyica” y se inició una diplomática, era una de las frases que Castañeda usaba repetidamente.
El canciller Ernesto Derbez, quien reemplazó a Castañeda a fines de 2002, no ha repetido esa frase, pero mantiene la línea de recomendar a Cuba que se someta al escrutinio de la ONU en materia de derechos humanos, tal como lo hace su propio país.
En Uruguay, donde realiza una visita oficial, Derbez declaró que México confía en que sea ”pasajera” cualquier ”irritación” de La Habana por la votación de su país de este jueves en Ginebra.
A los voto contra la isla se sumaron en los últimos años otros hechos que abonaron el distanciamiento. Entre ellos, la ocupación de la embajada mexicana en Cuba por disidentes en 2002 y las reuniones del gobierno de Fox con opositores a Castro.
También fue motivo de entredicho entre ambos países una enredada historia, en la que el presidente cubano sacó a la luz una conversación telefónica realizada con su homólogo mexicano, que había grabada sin conocimiento de su interlocutor.
Las relaciones entre ambos países fueron en el pasado tan complacientes, que México defendió a Cuba con decisión y casi en solitario cuando en los años 60 el resto de los países de América Latina le dieron la espalda a la isla y la marginaron de la Organización de Estados Americanos.
Además, fue en México y con anuencia oficial, donde Castro ideó y preparó la guerra de guerrillas que derrotó al dictador Fulgencio Batista en 1959, para luego colocarse como la máxima y emblemática figura de un régimen que se declara socialista.
”Las consecuencias del último distanciamiento con la Habana restaron interés al intercambio comercial de México con la isla, un terreno que seguirá desgastándose”, dijo a IPS Cristóbal Márquez, investigador de temas internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México.
A mediados de marzo, el estatal Banco Nacional de Comercio Exterior de México decidió cerrar su representación en Cuba, dejando irresuelto el diferendo por una deuda de 380 millones de dólares que la isla tiene pendiente con México y que se está dilucidando en un proceso judicial internacional.
La medida dejó además sin apoyo ni asesoría a los empresarios mexicanos que tienen negocios en Cuba y cerró cualquier posibilidad de entregar nuevos préstamos de México a ese país.
El comercio bilateral, que se mantuvo en la primera mitad de la década del 90 en torno a los 400 millones de dólares, se ubicó en los últimos dos años por debajo de los 250 millones de dólares anuales.
Más de 200 empresas mexicanas, en su mayoría pequeñas y medianas, tienen negocios en Cuba, y no obstante la caída en el comercio bilateral, México se mantiene como el primer socio latinoamericano de la isla.
Márquez entiende que otra consecuencia del distanciamiento creciente de México con Cuba será el retraso de la extradición del empresario Carlos Ahumada, detenido en la isla a inicios de este mes a pedido del gobierno de Fox, y ”quizá otros problemas en materia de cooperación judicial”.
Ahumada, de origen argentino y acusado de lavado de dinero y fraude, se le imputa la entrega de cuantiosas sumas de dinero a políticos de izquierda en México para obtener favores empresariales, según vídeos difundidos en medios de comunicación locales e investigaciones policiales en curso.