CINE-EEUU: Bienvenido a California

La escena transcurre en una choza sin ventanas. ”Welcome to California” (”Bienvenido a California”), dice un mexicano, inmigrante indocumentado en Estados Unidos, luego de mezclar sustancias tóxicas sobre un quemador para convertirlas en metanfetamina.

Se trata de un pasaje de ”The Gatekeeper” (”El portero”), filme que muestra las experiencias de un grupo de mexicanos que cruzan ilegalmente la frontera desde Tijuana. Al llegar a la ciudad estadounidense de San Diego, son obligados a pagar el pasaje fabricando la muy adictiva metanfetamina.

La película, estrenada este mes en Nueva York y en Miami aunque concluida en enero de 2002, fue dirigida y protagonizada por John Carlos Frey, nativo de Tijuana criado en el sur de San Diego.

Frey, de 40 años, lleva 17 trabajando como actor en Hollywood, donde se concentra el grueso de la industria cinematográfica estadounidense.

El cineasta confía en que con su gira promocional por Estados Unidos logre arrojar algo de luz sobre los problemas de derechos humanos en la frontera. ”El público al que apunto no sabe nada sobre eso”, dijo.

Según la organización Migration Information Source, 9,2 millones de inmigrantes indocumentados vivían en marzo de 2002 en Estados Unidos, de los cuales 5,3 millones eran mexicanos. Unas 1.400 personas murieron intentando cruzar la frontera entre 1995 y 2000.

Pero Frey deseaba ponerle cara a esos números. ”Quería que la película hablara de las personas. No sobre política, ni sobre leyes migratorias, sino sobre las propias personas”, dijo.

Se trata de una ficción, si bien Frey entrevistó a 630 inmigrantes indocumentados para plasmar sus experiencias en la pantalla. ”La mayoría de ellos estaban dispuestos a divulgar toda su información personal. No parecían estar desahogándose”, recordó.

El cineasta afirmó que muchas mexicanas aseguraron haber sido violadas en el trayecto a Estados Unidos.

Apenas comenzó a prestar atención a esos testimonios, hace siete años, Frey advirtió que, con frecuencia, inmigrantes clandestinos hombres —un centenar de aquellos con los que habló— dijeron haber sido obligados a pagar su pasaje fabricando metanfetamina en el sur de California.

Esa región es pródiga en laboratorios: las autoridades requisaron 1.262 en 1992, ante 566 de 1995, según el oficial Centro de Inteligencia de El Paso.

Luego, los campamentos de trabajos forzados donde se fabrican drogas alcanzaron los grandes medios de comunicación, y Frey decidió trabajar con esa cuestión en la pantalla.

El título de la película responde a la Operación Gatekeeper, iniciada por autoridades estadounidenses en 1994 con la construcción de una cerca de más de 20 kilómetros desde el pacífico a las montañas al este de San Diego.

La trama se concentra en torno del personaje de Adam Fields, racista guardia fronterizo estadounidense aunque de origen mexicano interpretado por Frey.

Fields participa en la organización parapolicial National Patrol (Patrulla Nacional). Se trata de una invención de Frey, pero alude a grupos que existen en la vida real, como la American Border Patrol (Patrulla Fronteriza Estadounidense).

La primera escena muestra la imagen granulada de un paisaje desolado, iluminada con rayos infrarrojos. Entonces, la voz del líder de la National Patrol advierte a través de una radio sobre una supuesta invasión mexicana. La apelación concluye con la pregunta: ”¿Quieren comer frijoles y tortilla por el resto de su vida?”

Para descubrir cómo operan los traficantes de personas, Fields viaja a México y vuelve a cruzar la frontera en dirección a California junto a un grupo de inmigrantes.

Field ”cambia su pensamiento al conocerlos a ellos y a su lucha, al saber por qué vienen a este país”, dijo Frey. ”El punto de vista de los estadounidenses sobre los inmigrantes puede cambiar del mismo modo, si intentar ponerse en sus zapatos a través de una película de hora y media”.

El propio cineasta se identifica con la transformación del personaje. Hijo de madre mexicana y padre suizo, tiene ojos verdes y cabello castaño. En San Diego, cuando era un niño, ocultaba su segundo nombre —Carlos— y su origen mexicano.

”Supongo que la mayoría de la gente no me identificaba como latino cuando me conocían”, recordó.

Cuando Frey tenía 16 años, su madre caminaba en San Diego sin los documentos que acreditaban su ciudadanía estadounidense y fue deportada por la guardia fronteriza por error. Logró horas más tarde comunicarse con su familia desde un centro de detención en Tijuana.

”Fue una gran vergüenza para mi madre. Se sintió muy lastimada. Entonces tomé conciencia de que yo negaba mi propia identidad. No podía continuar haciéndolo cuando mi madre había sufrido tal insulto”, recordó el cineasta.

La realización de la película también imprimió un cambio en Frey, quien trabajó en comedias televisivas, telenovelas y en 13 avisos publicitarios de cerveza. ”No soy el mismo. Nunca antes había pensado en convertirme en activista”, dijo.

Frey reunió un elenco y un equipo técnico profesional y rodó el filme en 18 días, con un presupuesto de apenas 200.000 dólares.

”The Gatekeeper”, que ya se ha presentado en 15 ciudades de Estados Unidos, ganó premios en 10 festivales y el reconocimiento de organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch desde su finalización en enero de 2002.

Una versión con subtítulos en español está pronta para su exhibición en América Latina.

Hoy, Frey planea involucrarse en proyectos cinematográficos que mejoren la imagen de la población de origen latinoamericano en los medios de comunicación. Mientras, continúa promoviendo ”The Gatekeeper” y confía en que la película conciencie al público sobre los problemas de la frontera.

”Quiero que los espectadores se despierten a la mañana siguiente con el cerebro aún atormentado”, concluyó. ”No quiero dejarlos con un sentimiento de felicidad, porque lo que trato de revelar en la película continúa ocurriendo. Hoy no hay soluciones.”

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