TRABAJO-BRASIL: Crece desempleo de graduados universitarios

Los últimos años en Brasil desmienten la creencia de que la educación universitaria es suficiente para asegurar un buen empleo y futuro tranquilo a las personas.

El desempleo entre los graduados en universidades creció 131 por ciento de 1995 al comienzo del año pasado, mientras hubo casi estabilidad para los trabajadores que apenas completaron la enseñanza primaria, cuyo índice de desocupación aumentó solo 6,9 por ciento.

Alessandra Faria de Macedo, de 26 años y graduada en fisioterapia hace dos años, es un ejemplo. Busca un empleo fijo mientras trabaja 12 horas semanales en una pequeña clínica establecida por colegas en un barrio periférico de Río de Janeiro.

Ella gana poco más del equivalente a 120 dólares mensuales: sólo 7,50 reales (2,60 dólares) por cada sesión de tratamiento en el marco de convenios con empresas de seguros de salud, dijo a IPS.

De sus 60 colegas de graduación, sólo dos obtuvieron empleo permanente en la profesión para la que se prepararon. Los demás se desviaron a otras actividades, en general informales, volvieron a estudiar otras carreras, como administración o publicidad, o viven en la subocupación como ella.

Su esperanza es abrirse nuevas perspectivas laborales con el posgrado en acupuntura que casi ha terminado, o acceder a un empleo público a través del concurso que promueve la municipalidad de Río de Janeiro para contratar a 130 nuevos fisioterapeutas dentro de algunos meses.

Para eso se prepara en un curso específico, junto con 80 colegas, de los cuales más de 70 están desempleados, explicó.

Desde los años 90, con la economía nacional estancada, los nuevos empleos generados en Brasil son en su inmensa mayoría para trabajadores de baja calificación, según un estudio de la Secretaría de Desarrollo, Trabajo y Solidaridad de la Alcaldía de Sao Paulo, con base en estadísticas oficiales.

Los últimos años han sido dramáticos para los trabajadores empujados al mercado informal y a salarios más bajos por un mercado formal menguante. De 1989 a 2001, el total de desempleados se multiplicó por más de cuatro, de 1,9 millones a 7,8 millones, indican los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.

Además se extinguieron millones de los puestos de trabajo mejor remunerados. En 2002, de cada diez nuevas ocupaciones, sólo tres eran del mercado formal, y el resto eran informales, de actividad por cuenta propia o de trabajo doméstico.

El ”desempleo intelectual” es un fenómeno nuevo en Brasil, ya que hace algunas décadas la educación terciaria era garantía de buen empleo, observó el secretario de Desarrollo, Trabajo y Solidaridad de Sao Paulo, Marcio Pochman.

La situación actual obliga a una gran cantidad de graduados a emplearse en actividades para las que basta una calificación inferior a la suya, y ese desperdicio de capacidad se verificaba en los casos de 425.000 personas con enseñanza superior el año pasado, destacó.

Ese cuadro niega la tesis de que la mayor capacitación reduce el desempleo, dijo a IPS el profesor Anselmo Luis dos Santos, de la Universidad de Campinas, donde es investigador del Centro de Estudios Sindicales y de Economía del Trabajo. = 03151230 ORP004 NNNN ZCZC ORP005 QD CAT LA LB ED BR ROMAIPS TRABAJO-BRASIL: Crece desempleo de graduados universitarios(2-E)

Esa tesis de ”los liberales” es una forma de ”echar la culpa del desempleo a sus propias víctimas”, como antes se atribuía la responsabilidad a los sindicatos y sus reclamos por mejores salarios, opinó.

La elevada desocupación actual, que oscila en torno a 12 por ciento en el índice oficial de desempleo abierto, se debe sobre todo a dos factores confluentes, la falta de crecimiento económico y la proliferación de nuevos cursos universitarios privados desde la década pasada, sostuvo Dos Santos.

De 1992 a 2001 se graduaron en las universidades 2,87 millones de estudiantes, pero sólo se generaron dos millones de empleos adecuados a sus calificaciones, explicó.

En general, los expertos estiman que la economía brasileña tendría que crecer más de cinco por ciento por año para absorber a los 1,5 millones de jóvenes trabajadores que entran al mercado de trabajo anualmente y son las principales víctimas del desempleo.

La baja calidad de la enseñanza superior ofrecida por muchas instituciones privadas también contribuye a que la formación universitaria haya perdido peso como ventaja profesional, arguyó dos Santos.

Además, grandes empresas, especialmente las industriales, redujeron mucho su cantidad de empleados universitarios al incorporar nuevas tecnologías y modelos de gestión, que eliminaron funciones en la cadena jerárquica, apuntó.

Por otra parte, en un cuadro de estancamiento y mucho desempleo, las empresas pueden aumentar sus exigencias de escolaridad al elegir nuevos empleados, ya que hay gran oferta de mano de obra calificada, pero eso puede cambiar si hay crecimiento económico, señaló el experto.

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