La reconciliación de los haitianos parecía esquiva este martes, cuando moría la segunda víctima de balas estadounidenses en la isla caribeña.
Al mismo tiempo, continuaban los tiroteos, los saqueos, la inestabilidad política y las amenazas de las milicias insurgentes cuyo asedio puso fin hace ocho días al gobierno de Jean-Bertrand Aristide, con la presencia de soldados de Estados Unidos, Francia y Chile como telón de fondo.
Infantes de Marina (marines) de Estados Unidos que patrullaban las calles mataron este martes a un taxista que no respetó la voz de alto, informó la emisora Radio Metropole. Un pasajero resultó herido.
A pesar de que no se les asignó esa tarea, las tropas extranjeras se han visto obligadas a vigilar las calles en un país donde la pobreza no impide que miles de personas (insurgentes, ex soldados, ex policías, pandilleros y todo tipo de delincuentes) tengan armas.
El ex jefe de la Corte Suprema de Justicia, Boniface Alexandre, designado presidente en remplazo de Aristide (quien asegura haber sido obligado a renunciar y secuestrado por fuerzas estadounidenses el 29 de febrero), llamó el lunes a las enfrentadas facciones del país a trabajar unidas.
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Boniface, el primer ministro cuyo nombramiento es inminente y el gabinete interino serán los encargados de preparar elecciones generales en un plazo de tres meses, con la asistencia del denominado grupo de los seis (Estados Unidos, Francia, Canadá, la ONU, la OEA y la Caricom).
Pero la fórmula seguida es inconstitucional, según el abogado de derechos humanos Samuel Madistin, ex legislador de Lavalas, el partido de Aristide, devenido en extravertido crítico del ex mandatario.
Estamos en un 'periodo excepcional' sin declarar. Todos estos comités son extraconstitucionales e ilegales, pero ninguna de las autoridades tiene el coraje de decirlo, advirtió Madistin la semana pasada.
Mientras Boniface asumía la presidencia, simpatizantes de Aristide clamaban por el regreso de su líder frente al Palacio Nacional.
Allí mismo, pero el domingo, seis personas murieron y al menos otras 26 resultaron heridas por proyectiles de alto calibre disparados contra una manifestación de decenas de miles de opositores al exiliado ex presidente. La marcha era custodiada por soldados franceses y estadounidenses.
Marines afirmaron haber matado a uno de los pistoleros, mientras seis personas, entre ellos el camarógrafo español José Ricardo Ortega, morían por disparos de francotiradores.
Por otra parte, marines a bordo de vehículos artillados recibieron disparos el lunes en un barrio considerado bastión de Aristide. Mientras tanto, 18 marines procuraban mantener los saqueadores fuera del parque industrial de la capital, donde habían sido robados cientos de miles de dólares en mercancías.
El líder del rebelde Frente Nacional Haitiano, Guy Philippe, y otros ex integrantes del ejército, entre ellos personas condenadas por asesinato y violaciones de derechos humanos, fueron aplaudidas en la manifestación del domingo.
Philippe anunció que, contrariamente a sus anuncios, sus milicias no se desarmarán y permanecerán movilizadas.
Si las tropas extranjeras no pueden defender al pueblo haitiano, me veré obligado, como comandante, a decirle a mis tropas que tomen las armas, dijo el líder rebelde en un mensaje emitido por radio.
Mientras, desde su exilio en República Centroafricana, Aristide afirmó que continuaba siendo el presidente legal haitiano. Soy el presidente elegido y continuaré siéndolo, agregó, al tiempo que llamaba a la resistencia pacífica contra la ocupación y se comprometía a retornar.