La aplastante victoria de la coalición de izquierda en los comicios regionales en Francia confirma un creciente descontento en Europa con las políticas de derecha, aunque aún no puede hablarse de una tendencia electoral consolidada.
Liderada por el Partido Socialista (PSF), la izquierda francesa ganó las elecciones en 21 de las 22 regiones, y obtuvo entre 49 y 50 por ciento de los votos emitidos en todo el país.
Mientras, la gobernante y derechista Unión para un Movimiento Popular (UMP) y su aliada Unión Democrática Francesa se quedaron con 37 por ciento de los sufragios.
En las últimas elecciones locales, de 1998, la derecha había ganado en 14 regiones.
El domingo sólo se eligieron gobiernos locales, pero los analistas coinciden en que esta victoria de la izquierda fue de todas formas una dura bofetada al presidente Jasques Chirac y al primer ministro Jean Pierre Raffarin.
El resultado electoral es un claro rechazo a Jacques Chirac, escribió Serge July, director del diario Liberation.
El analista Robert Schneider fue un poco más allá en un comentario publicado en el semanario Le Nouvel Observateur.
Las políticas que este gobierno derechista ha puesto en práctica por dos años son obra personal de Chirac, y por eso él es el gran responsable de esta derrota, señaló.
Los votantes en verdad castigaron a Chirac: cada uno de sus 19 ex ministros candidatos a cargos regionales fueron derrotados el domingo, y la izquierda ganó en regiones consideradas tradicionalmente baluartes de la derecha.
En la central región de Pays de la Loire, el ministro de Asuntos Sociales, Francois Fillon, principal impulsor de la privatización del sistema de pensiones y de una serie de recortes de beneficios a los desempleados, perdió ante un candidato izquierdista.
La izquierda no había ganado nunca en esa región en los últimos 100 años.
En la sudoccidental región de Poitou Charentes, el candidato socialista Segolone Royal ganó con más de 50 por ciento de los votos. Hasta hace dos años, esta región era gobernada por Raffarin.
Este es un claro llamado popular a que se ponga fin a un sistema injusto que sólo aumenta la pobreza. El pueblo está en contra de que se desmantele el estado de bienestar, y quiere servicios públicos eficientes, dijo Royal tras la votación.
Analistas destacan el impacto positivo que tuvo para la izquierda francesa la victoria del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones españolas del 14 de marzo.
La campaña electoral de Royal fue llamada popularmente la Zapatera, en referencia al presidente electo español José Luis Rodríguez Zapatero.
El presidente de la UMP, Alain Jupppé, admitió que la derrota en las urnas se debió en especial al descontento popular con las políticas del gobierno, pero sostuvo que ahora las reformas no deben detenerse.
Sin duda tenemos que informar mejor a nuestro pueblo sobre nuestras acciones. Tenemos que explicar mejor las reformas que tenemos en marcha, señaló.
Juppé, firme defensor de la economía de libre mercado, repite así los argumentos de la coalición gobernante en Alemania, formada por el Partido Social Demócrata (SPD) y Los Verdes.
No hay marcha atrás para las reformas. Lo que tenemos que hacer es explicar mejor los objetivos de nuestras políticas, dijo semanas atrás Franz Muentefering, quien reemplazó al canciller (jefe de gobierno) Gerhard Schroeder en la presidencia del SPD.
No es coincidencia que Juppé en Francia y Muentefering en Alemania usen el mismo lenguaje para contestar al mensaje de las urnas.
La coalición derechista francesa y la socialdemócrata-verde alemana tienen programas muy similares, con privatizaciones del sistema de pensiones y de la salud, severos recortes de la ayuda del Estado a los desempleados, reducciones de impuestos a las empresas y a las clases altas y leyes de flexibilización laboral.
En el plano económico, Alemania y Francia sufrieron una recesión el año pasado con un aumento del desempleo.
Según parece, el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, podría ser el próximo jefe de gobierno de derecha que pierda una elección en Europa, luego de la derrota este mes del presidente español José María Aznar.
No obstante, el viraje de Europa hacia la izquierda todavía es lento y sufre algún revés.
Poco antes del triunfo del PSOE en España, el partido socialista griego PASOK perdió las elecciones parlamentarias tras 10 años de gobierno y a pesar de varios logros económicos y sociales.
En Francia, el PSF y sus aliados ofrecen una posibilidad real de cambio para los comicios de 2007, pero en Alemania no hay una buena perspectiva para la izquierda. Según las últimas encuestas, la derechista Unión Demócrata Cristiana corre con larga ventaja para ganar las elecciones de 2006.
En otros países con una gran tradición socialista o socialdemócrata como Austria, Dinamarca y Holanda, los partidos de izquierda perdieron muchos cargos de gobierno ante la derecha, e incluso ante coaliciones ultraderechistas. Lo mismo ocurrió en Italia y Portugal.
En Gran Bretaña tampoco hay grandes alternativas a la derecha. El Partido Laborista del primer ministro Tony Blair poco difiere del gobierno conservador de Margaret Thatcher (1979-1990).