España se despertó este viernes aturdida por los devastadores ataques terroristas en Madrid, que dejaron el jueves al menos 198 muertos y 1.430 heridos. Mientras el país se prepara para las elecciones de este domingo, reina la incertidumbre sobre los perpetradores de los atentados.
El jefe de gobierno español, José María Aznar, señaló este viernes que las autoridades no descartan ”ninguna línea de investigación” sobre los responsables, y sostuvo que ”el fanatismo religioso sólo marca diferencias en sus coartadas, pero todos los terroristas obedecen al mismo impulso asesino”.
Ningún grupo se atribuyó de inmediato la autoría de los ataques. Sin embargo, el ministro del Interior, Angel Acebes, en una su primera comparecencia ante la prensa el jueves aseguró que no había ”ninguna duda” de que el grupo terrorista vasco ETA era el responsable.
Pocas horas después surgían nuevas evidencias que apuntaban a la posible responsabilidad de un grupo vinculado a la red terrorista islámica Al Qaeda, del líder saudita Osama bin Laden, acusada por Estados Unidos de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
En una nueva conferencia de prensa, Acebes informó que la policía halló una furgoneta en la localidad de Alcalá de Henares, punto de partida de algunos de los trenes atacados, en la que se encontraron detonadores y una cinta de audio con recitaciones de versos del Corán.
Poco después, el periódico londinense en árabe Al Quds Al Arabi informó haber recibido un comunicado firmado por la Brigada de Abu Hafs al Masri, vinculada a Al Qaeda, en la que se atribuía la autoría los atentados madrileños.
Aznar defendió este viernes la postura inicial de su gobierno de responsabilizar a la separatista ETA, aun cuando había pocas evidencias.
”¿Qué pretendía esa organización terrorista (ETA) cuando quería entrar la semana pasada en Madrid con 500 kilos de explosivos?”, preguntó, y recordó la detención días atrás de miembros de ese grupo que ”se dirigían a Madrid para hacer volar los trenes y la estación de Chamartín”.
”¿Quién con dos dedos de frente en España, después de 30 años de terrorismo, ante un atentado como el de ayer no tiene que pensar lógicamente, razonablemente, que tiene que ser esa banda la autora?”, preguntó.
Por su parte, el secretario general del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero, exigió este viernes a Aznar que ”informe a la sociedad” sobre el curso de la investigación, y señaló que los españoles ”tienen derecho a conocer” quiénes fueron los responsables.
Zapatero, candidato a la presidencia, destacó que las familias de las víctimas ”tienen derecho a conocer todos los datos”.
El jueves, todas las fuerzas políticas culparon al grupo separatista vasco, excepto Batasuna, su ilegalizado brazo político.
Arnaldo Otegui, líder de Batasuna, negó la responsabilidad de ETA y atribuyó la matanza a la ”resistencia árabe” por el papel de Madrid en respaldo a la guerra de Estados Unidos contra Iraq.
El gobernante Partido Popular, el PSOE y la coalición Izquierda Unida, sin ponerse previamente de acuerdo entre ellos, anunciaron simultáneamente el jueves la suspensión de sus campañas para las elecciones generales.
El Instituto de la Mujer, la Federación de Cámaras de Comercio, la organización no gubernamental Interred y otras instituciones públicas y privadas también suspendieron actos previstos para estos días.
Todos los partidos políticos, excepto Batasuna, las centrales sindicales y las organizaciones de defensa de los derechos humanos, convocaron este viernes manifestaciones de repulsa a la masacre. Los actos se realizan con la consigna ”Con las víctimas, con la Constitución, por la derrota del terrorismo”.
Comisiones Obreras, la central sindical próxima al Partido Comunista, emitió una declaración llamando a ”la unidad democrática frente al terrorismo” y reclamando ”una respuesta contundente, masiva y unitaria”.
Los atentados fueron perpetrados con un total de 13 bombas en los trenes de cercanías provenientes de la zona sur de Madrid, habitada por sectores de ingresos bajos.
Uno de ellos se perpetró en la estación del Pozo de Tío Raimundo, ubicada en la zona del mismo nombre y que ganó fama durante los últimos años de la dictadura franquista (1939-1975) por las actividades democráticas semi-clandestinas que se realizaron allí.
Otro fue cometido en la estación de Santa Eugenia y el tercero en la de Atocha, el principal nudo de comunicación entre los trenes suburbanos y las líneas subterráneas metropolitanas (Metro) y ubicada a dos kilómetros de la Puerta del Sol, sede del gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid.
En los alrededores del lugar donde estallaron las bombas en el tren que estaba entrando en la estación de Atocha, IPS pudo comprobar la movilización ciudadana para ayudar a los heridos.
De las viviendas salían vecinos con mantas, almohadas, agua y otros elementos destinados a atender a centenares de heridos, mientras iban llegando las ambulancias y los automóviles de los servicios de seguridad.
Uno de los pasajeros tapaba su herida en la cabeza con un pañuelo y se negaba a ser atendido porque, dijo señalando hacia el tren que tiene varios vagones destrozados, ”allá hay heridos graves, sáquenlos de ahí”.
Ante el alud de ciudadanos que fueron a los hospitales a donar sangre, en dos horas se cubrieron las necesidades y el Ministerio de Salud se vio obligado a pedir por las radios que nadie más acudiera a hacerlo el jueves, para descongestionar las salas.
Jonatan, un voluntario de la Cruz Roja, dijo a IPS que tuvo que superar el ”terrible dolor” que amenazaba paralizar sus movimientos cuando, junto con sus compañeros, entró a buscar heridos y debió moverse entre cadáveres despedazados y restos humanos en las ruinas del tren.
Esta mañana, millones de españoles en todo el país paralizaron sus actividades y guardaron 15 minutos de silencio para condenar los atentados y en solidaridad con las víctimas.
