Al menos 13 latinoamericanos murieron el jueves en el ataque terrorista a varios trenes en Madrid. Son apenas una muestra de los miles que dejaron la región rumbo a España en los últimos cinco años, en una ola migratoria sin precedentes.
”Repudio a estos infelices (los perpetradores). No tienen que tomarse con la gente inocente. Si tienen algo, que se peguen con los gobiernos”, dijo a IPS en Quito Luis Cisneros, cuyo hermano, Oswaldo, falleció en las explosiones.
Cisneros relató entre lágrimas que su hermano viajó a España en 2001. Allí trabajaba en una fábrica, y pensaba regresar a Quito en agosto. Ahora ”sólo quiero que me apoye el gobierno (ecuatoriano) para traer su cuerpo. Son tres años desde que se fue, que no lo veo”, dijo.
Las cuentas del gobierno español suman 199 muertos, entre ellos otros tres ecuatorianos, un chileno, tres peruanos, dos colombianos, dos hondureños y un dominicano. Decenas están heridos y hay varios desaparecidos.
El jueves de mañana, unas 10 explosiones casi simultáneas destrozaron cuatro trenes en estaciones ferroviarias de Madrid. El gobierno español atribuyó inicialmente el atentado a la organización terrorista vasca ETA, pero luego surgieron indicios que podrían conducir a la red extremista islámica Al Qaeda.
[related_articles]
Los trenes procedían de ciudades dormitorio y suburbios de trabajadores, y estaban repletos de obreros, estudiantes y escolares.
”¿Qué tienen que ver los jóvenes, los trabajadores, las mujeres y los niños?”, exclamó el hermano del ecuatoriano fallecido.
Una vez perpetrado el ataque, el presidente del gobierno español, José María Aznar, prometió que regularizará la situación migratoria de los familiares de las víctimas que no cuenten con sus documentos en regla.
Un tercio de los 2,6 millones de residentes extranjeros registrados en España son latinoamericanos y, según grupos que trabajan con inmigrantes, habría miles más sin permiso de residencia ni de trabajo.
”He dado instrucciones al Ministerio del Interior para que, con carácter extraordinario, se proceda a la regularización de la situación de todas las víctimas de los atentados y de sus familias que pudieran encontrarse en situación irregular”, anunció Aznar.
”Podemos y debemos evitar que nadie tenga cualquier sensación de desamparo, cualquiera que sea su situación, su nacionalidad y sus circunstancias familiares o sociales”, agregó.
Como casi todos los gobernantes latinoamericanos, el presidente chileno Ricardo Lagos condenó el atentado. En su caso, debió lamentar la muerte de su compatriota Héctor Figueroa, de 33 años, quien llevaba viviendo en Madrid apenas ocho meses.
”Nuestro compatriota celebraba un futuro, buscaba un trabajo, un porvenir y desgraciadamente encontró la muerte”, declaró.
Los atentados también enlutaron a tres familias peruanas. Informes de la embajada de ese país en España confirmaron este viernes que fallecieron Juan Sánchez Quispe, Carlos Fernández Dávila y Neil Astocóndor Masgo.
Otro muerto fue el dominicano Enrique García González, de 29 años, residente en España desde tres años atrás.
Diplomáticos de Ecuador, Chile, Perú y República Dominicana en Madrid, donde apenas 250.000 de los más de 600.000 extranjeros residentes tienen papeles, trabajan intensamente desde el jueves para apoyar a los deudos y facilitar el acceso a los cadáveres.
”Ha perecido en Madrid un grupo de personas, entre ellas varios latinoamericanos, que no tienen nada que ver con luchas políticas y que lo único que buscaban era una vida decente”, dijo en México el español Arturo Pescado, quien junto a varios compatriotas se reunió este viernes en una plaza céntrica de la capital para expresar solidaridad hacia las víctimas y rechazo al terrorismo.
La inmigración a España se hizo marcadamente latinoamericana a partir de 1999, hasta transformarse en la más importante de ese país, sólo detrás de la de otras naciones europeas, señala un estudio de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), fechado en mayo de 2003.
Entre 1999 y 2002, la presencia de los latinoamericanos en España se duplicó, superando las 350.000 personas, apunta la investigación.
Las comunidades latinoamericanas más numerosas en España son la ecuatoriana y la colombiana. Les siguen en número argentinos, peruanos, venezolanos y dominicanos.
Hoy, al menos 13 familias de esos inmigrantes lloran la muerte de hijas, hijos, hermanos o esposas, en un ”crimen que no tiene nombre”.
*Con aportes de Juan Carlos Frías (Ecuador) y Gustavo González (Chile)
