El derretimiento de los glaciares en la Patagonia austral amenaza la biodiversidad y exige urgentes acciones internacionales, sin esperar que Estados Unidos firme el Protocolo de Kyoto sobre disminución de los gases del efecto invernadero, dijeron a IPS dirigentes ecologistas y expertos gubernamentales en Chile.
El retroceso de los glaciares en el territorio que comparten Argentina y Chile en el extremo sur de América Latina fue ratificado una vez más por 25 científicos y activistas que integraron la expedición del barco Arctic Sunrise, de la organización ambientalista internacional Greenpeace.
La travesía, que culminó a mediados de este mes, partió de Amsterdam y realizó observaciones en los glaciares argentinos Perito Moreno y Upsala, para atravesar luego el estrecho de Magallanes y recorrer otros seis glaciares en el lado chileno.
Expertos chilenos se integraron al Arctic Sunrise en esta parte de la expedición, que tuvo como objetivo documentar el estado de los glaciares o ventisqueros y los daños que está ocasionando en ellos el cambio climático global, atribuido al llamado efecto invernadero que causan las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de combustibles fósiles.
Los glaciares observados fueron el Grey, Hielos Patagónicos Sur 31, Hielos Patagónicos Sur 12, Pío XI, San Quintín y San Rafael. Greenpeace señaló que "todos ellos, a excepción del glaciar Pío XI, están en retroceso.
La ecologista Sara Larraín, presidenta de la organización no gubernamental Chile Sustentable, dijo a IPS que el recalentamiento global tiene como primeros afectados a los pequeños estados insulares y a los países con extensas costas, debido al aumento del nivel del mar provocado por el derretimiento de los hielos en los polos y en los glaciares.
"El tercer nivel de afectados tiene que ver también con lo que implica el derretimiento de los hielos en la migración de las especies, debido a los grados de calentamiento de la tierra", agregó Larraín.
"Se ha calculado que por cada grado (de aumento de la temperatura promedio), los ecosistemas, es decir las especies vegetales, van a emigrar 100 kilómetros en dirección a los polos, tanto hacia el polo norte como el polo sur, porque el calentamiento sigue dándose desde (la línea de) el Ecuador hacia los dos hemisferios, explicó.
"Allí hay un tema que afecta directamente a la biodiversidad y al patrimonio de los países, porque en estas migraciones se van a extinguir especies que no se podrán adaptar rápidamente a los cambios y habrá también enormes impactos sobre los modelos agrícolas, sentenció la presidenta de Chile Sustentable.
Estudios científicos estiman que durante el siglo XX el efecto invernadero aumentó en 0,6 grados centígrados la temperatura media del planeta y las previsiones para los próximos 100 años, con las actuales tendencias de emisiones de CO2 y otros gases que provocan el calentamiento, son de aumentos entre 1,4 y 5,8 grados centígrados.
Larraín recordó que por cada grado de aumento del calentamiento de la Tierra, el nivel del mar sube unos 50 centímetros.
Con base en datos de la expedición Shuttle Topographic Radar de la NASA (Dirección de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos), los científicos chilenos Gino Casassa y Andrés Rivera calcularon que el retroceso de los glaciares patagónicos aporta nueve por ciento del aumento del nivel del mar, es decir, 0,11 milímetros por año.
Gonzalo Villarino, director ejecutivo de Greenpeace-Chile, dijo a IPS que este país produce 0,02 por ciento de los gases del efecto invernadero, mientras que las emisiones de los Estados Unidos son del orden de 25 a 30 por ciento del total mundial.
Villarino y Larraín coincidieron en que es fundamental que Estados Unidos y Rusia ratifiquen el Protocolo de Kyoto. El jefe del Departamento de Climatología de la Dirección Meteorológica de Chile, Jorge Carrasco, señaló también a IPS que es importante el "lobby" de los países en desarrollo para conseguir la ratificación de ese instrumento internacional.
"Todos los países tienen que avanzar, hacer un reconocimiento del problema y empezar a trabajar el fomento de energías renovables, aspecto en el que Chile está bastante atrasado, comentó Villarino.
Larraín destacó que en la Cumbre de Medio Ambiente y Desarrollo de Johannesburgo en 2002, los países latinoamericanos se comprometieron a avanzar hacia un 10 por ciento de su matriz energética basada en fuentes renovables, como el sol, el viento y la geotermia.
"Muchos países hicieron compromisos semejantes y por tanto hay también otros caminos. Los gobiernos deben encontrar las salidas y los instrumentos políticos y no seguir esperando a Estados Unidos, que no solamente no ratificó el Protocolo de Kyoto", señaló la activista.
"Estados Unidos tampoco ha ratificado la Convención de Biodiversidad, ni los convenios de reducción de armamentos. En general tiene un discurso de multilateralismo pero finalmente no firma las convenciones internacionales, explicó Larraín.
La presidenta de Chile Sustentable señaló que es necesaria la unidad de los países en desarrollo para incidir en las negociaciones internacionales. América Latina, agregó, debe estrechar vínculos de cooperación, tanto financiera como tecnológica, con la Unión Europea, decidida a avanzar en la ejecución del Protocolo de Kyoto sin Estados Unidos.
"Chile tiene una enorme capacidad de utilizar recursos solares, eólicos y de geotermia, pero no los desarrolla, salvo pequeños proyectos aislados en sectores rurales, porque no hay suficiente inversión y en general las energías renovables requieren de una inversión inicial mayor, indicó Larraín.
Para Carrasco, Argentina y Chile deben promover un desarrollo efectivamente sustentable, basado en "energía limpia y recurrir a mecanismos previstos en el propio Protocolo de Kyoto para incorporar tecnologías no contaminantes.