El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, propuso aumentar el presupuesto para la construcción de un vertedero de residuos nucleares en la montaña Yucca, en el occidental estado de Nevada, rechazado por autoridades locales e indígenas.
Además de las críticas a Washington por los riesgos ambientales del basurero, el indígena Consejo Nacional Shoshone Occidental exige que se reconozcan los derechos de esa etnia sobre la zona, y ha recibido el respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Washington espera enterrar en ese lugar cerca de 77.000 toneladas de basura altamente radiactiva en contenedores debajo de la montaña Yucca.
La operación se realizará con garantías de seguridad, pues se combinarán las barreras naturales con estructuras de almacenamiento de acero fortificado que impedirán la contaminación de las napas de agua subterránea y el ambiente, aseguran voceros de la industria y de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
La mayor parte de la basura nuclear de este país está almacenada debajo de cientos de centrales nucleares y fábricas militares de todo el país. Para llegar a Yucca, esa basura tendrá que ser transportada en tren, atravesando centenares de ciudades y distritos.
El proyecto presupuestal de Bush para 2005, divulgado a comienzos de este mes, prevé un incremento de 50 por ciento en las partidas para las obras en Yucca, que ascenderán así a 880 millones de dólares.
El gobierno estadual de Nevada sostiene que Bush debería esperar más información científica antes de avanzar en este plan y considerar la previsible caída del flujo turístico a Las Vegas, a 130 kilómetros de Yucca, y del valor de las propiedades inmobiliarias de la zona.
El gobierno está lejos de tener la información mínima requerida por la Ley sobre Políticas de Residuos Nucleares de 1982 para recomendar la montaña de Yucca como principal depósito de basura nuclear, dijo el director de la Agencia para Proyectos Nucleares de la Oficina del Gobernador de Nevada, Bob Loux.
Pero el secretario de Energía, Spencer Abraham, piensa lo contrario, y recomendó el 14 de este mes a Bush que utilizara el lugar. El funcionario asegura que los estudios realizados en los últimos 20 años, por un valor de 4.000 millones de dólares, demuestran la sustentabilidad del proyecto.
El gobernador de Nevada, Kenny Guinn, del gobernante Partido Republicano, presentó el año pasado al Congreso una solicitud de veto para impedir la iniciativa, apelando a una facultad otorgada por la ley de 1982 al gobierno estadual, que lo habilita a desafiar una decisión presidencial.
Pero la solicitud fue rechazada por los congresistas, y el plan siguió adelante.
Es obvio que el Departamento de Energía intenta meter tanto dinero en ese agujero en el suelo como pueda para hacer que el proyecto se concrete, afirmó la directora de campañas sobre energía y ambiente de la organización no gubernamental Public Citizen, Wenonah Hauter.
El Instituto de Inspección Geológica de Estados Unidos admitió que hay 33 fallas conocidas en los alrededores de la montaña y que existen posibilidades de terremotos.
Por otra parte, tanto Loux como el líder de los shoshone, Raymond Yowell, temen que los residuos radiactivos contaminen el agua y ésta a su vez afecte las granjas y el ganado en todo el estado.
No es de sorprender que la mayoría de los habitantes de Nevada se opongan al basurero.
Por más de dos décadas, el estado de Nevada ha protestado contra la decisión de hacerlo sede del vertedero nuclear. Este gobernador, así como los cinco anteriores, está en contra, y más de 75 por ciento de los habitantes del estado piden que se haga todo lo posible para impedir que se construya, señaló Loux.
Los shoshone afirman que el gobierno federal no tiene los derechos de la zona donde se construirá el basurero nuclear. La tierra, según Yowell, es parte del territorio que pertenecía a esa etnia y que nunca fue cedido legalmente a Washington.
El gobierno no puede demostrar cómo obtuvo esa tierra legalmente de nosotros, así que no es de su propiedad, afirmó Yowell.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA concluyó en enero del año pasado que Washington estaba violando la ley internacional y los derechos de la etnia shoshone a usufructuar su tierra.
Estados Unidos, al ser miembro de la OEA, está dentro de la jurisdicción de la comisión y por tanto obligado a respetar sus decisiones, sostuvo la abogada Deborah Schaff, del Centro de Recursos Legales para los Indígenas.
Yowell señala que los shoshone ocuparon el territorio del actual estado de Nevada cientos de años antes de la existencia de Estados Unidos, y que siempre rechazaron una compensación monetaria por la tierra, que consideran sagrada.
La Madre Tierra es lo más sagrado en nuestras creencias religiosas. Enterrar basura nuclear no es aceptable, señaló.
Bush señaló que el proyecto es importante para la seguridad nacional y el futuro energético del país.
Pero Yowell sostiene que Washington debería destinar su dinero y sus fuerzas a desarrollar formas de energía renovable, si es que en realidad está interesado en el futuro.